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El V Clásico y la combinación Germán-periodista

“Lo que en realidad molesta a quienes hicieron en Miami el show contra nuestro equipo al V Clásico Mundial de Beisbol son los nuevos aires que, para la reconciliación entre todos los cubanos, soplan desde Cuba y su Revolución”, afirmó este jueves Ricardo Ronquillo, presidente nacional de la UPEC, en un encuentro con directivos del deporte, entrenadores y la prensa del sector para dialogar sobre el tema.

En la sede central de la UPEC, Ronquillo comentó que la postura del país va en contra de la maquinaria de odio que pretende enfrentar a los cubanos entre sí y explicó la importancia de que siempre se imponga -como sucedió en el Clásico- lo más hermoso del alma nacional.

“Esto no ha acabado aquí; tiene que ver con los desafíos que tiene Cuba por delante, de ahí la necesidad de que meditemos sobre la disputa histórica de la nación”, señaló el presidente de la UPEC.

Antes, Raúl Fornés, vicepresidente primero del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), había introducido elementos del asedio que pretendió impedir u opacar el hecho de que por primera vez jugaran, en un mismo equipo, peloteros de otras ligas no contratados por nuestra Federación con los que animan en Cuba la Serie Nacional.

“Los que odian hicieron todo para impedir que los que juegan en la Major League Baseball (MLB) jugaran con Cuba, y varios peloteros de calidad declinaron participar, ante las presiones recibidas desde Estados Unidos, sobre todo, desde Miami”, relató Fornés, quien refirió además los tres objetivos centrales del INDER para el evento.

“Dejamos claro que iríamos a jugar pelota y que lo más importante era defender la patria en sus cuatro letras, independientemente de los criterios políticos de cualquier jugador; así se creó un clima de familia, que aún funciona bien. Además, lucharíamos por un resultado deportivo satisfactorio y por defender el uniforme al precio que fuera necesario”, agregó el vicepresidente primero del INDER.

Este último objetivo fue demostrado en grado sumo: “Los 30 atletas defendieron la patria; a veces -como en Miami-, en un escenario hostil que incluyó presiones antes del juego, agresiones verbales y físicas y amenazas públicas a ellos y a sus familiares”.

Fornés contó las contradicciones lógicas apreciadas en Miami, puesto que muchas personas y jugadores de otros países no entendían cómo se puede agredir al equipo que representa a su nación de origen.

No obstante, el directivo del deporte reconoció cómo la MLB atendió las alertas cubanas, aunque a la postre la complicidad del alcalde de Miami anuló las medidas de prevención concebidas por las Mayores y abrió la puerta al desatino y la violencia.

A tal cerco de la incivilidad no escapó la prensa cubana acreditada. El colega Oscar Sánchez, del periódico Granma, destacó el carácter retador que el V Clásico tuvo para el ejercicio reporteril.

“Estábamos en el jardín derecho y vimos desde allí las agresiones a nuestros pitchers Frank Abel Álvarez y Liván Moinelo, que calentaban en el bullpen. En realidad, debimos haber formado un gran equipo de prensa para enfrentar en mejores condiciones lo que vivimos en Miami; teníamos uno bueno, pero hablo de llevar uno más robusto, porque enfrentábamos un ejército mediático contra nuestro equipo”, sostuvo Oscar.

“Teníamos -añadió- que habernos adelantado y prever que ese era el torneo más difícil para Cuba, y que era un torneo del deporte nacional, el que es patrimonio cultural y en el que se verifica más visiblemente en un terreno el diferendo Cuba-Estados Unidos”.

También Joel García, del periódico Trabajadores, lamentó que el equipo de la prensa cubana al V Clásico estuviera reducido “a la mínima expresión” cuando, además de hacer sus reportes del evento, los comunicadores pueden ayudar sobremanera a la dirección del equipo en el manejo de su proyección mediática. “La prensa no puede verse como uno más en el grupo”, consideró Joel antes de exponer el tránsito mediático anticubano que convirtió al llamado Team Asere en el “Team de los comunistas”, con ánimo de atacarlo.

En lo peor de La Florida, los entresijos deportivos se contaminaron con los políticos. El reportero de Radio Rebelde Pedro Rafael Cruz considera que la victoria de Cuba ante Australia desató el pánico de que se le pudiera ganar a Estados Unidos, con lo que eso representaría allí, ante lo cual llegó a esgrimirse el dislate de intentar prohibir el juego bajo el argumento de que el estadio es de Miami -el mismo que usó el alcalde para abrir la talanquera al odio- y, por ello, podría conseguirse.

Para el veterano reportero, lo esencial es que, tras el Clásico, en Cuba vuelven a verse niños jugando pelota en los parques, ¡con guantes y todo! “¡Tenemos que trabajar por la pelota!”, convocó Pedro Rafael.

En el juego de semifinal en Miami, los periodistas cubanos de radio y televisión tuvieron que trasmitir en un espacio abierto, en las propias gradas, a poca distancia y sin ninguna protección frente a elementos hostiles para con ellos y para con la nación que representaban. Su comportamiento fue avalado por Juan Reinaldo Pérez Pardo, presidente de la Federación Cubana de Beisbol y Softbol, quien reconoció que en todo el proceso del Clásico los periodistas ofrecieron ideas útiles.

El joven reportero de Radio Rebelde Guillermo Rodríguez Hidalgo-Gato, uno de los que participó en la cobertura, comentó el orgullo que siente por toda la delegación, destacó la ecuanimidad del director Armando Johnson y también la de los periodistas, que aun bajo asedio sabían que no podían perder la compostura.

Los asistentes al coloquio en la UPEC apreciaron, en calidad de primer público, el documental Un Clásico para la historia, de los reporteros de Tele Rebelde Aurelio Prieto Alemán y René Duarte, una bitácora de a bordo de esta nave de heroísmo, pero a Cubaperiodistas le parece el mejor cierre de esta nota lo que dijo Germán Mesa.

Un rato después de que una frase de un reportero despertara cierto murmullo en la sala, otro colega le preguntó directamente al estelar campo corto de Industriales y del equipo Cuba si él de veras creía que podíamos ganarle a ese equip(az)o de Estados Unidos.

“¡Sí podíamos ganarle! ¿Por qué no?”, atrapó el mago la pregunta, cual si fuera una pelota, y se la echó en su sombrero de prodigio, pero a poco, inconforme, dijo más: “Si me avisas que jugamos mañana, yo te digo: podemos ganarle”. Así fue como Germán inició el gran out de la tarde, el del espíritu cubanísimo del Clásico. Para recibir su impecable lance, el maestro contaba al otro lado con algún periodista que, por Cuba, si hace falta, se viste de Juan Padilla.

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Enrique Milanés León
Forma partede la redacción de Cubaperiodistas. Recibió el Premio Patria en reconocimiento a sus virtudes y prestigio profesional otorgado por la Sociedad Cultural José Martí. También ha obtenido el Premio Juan Gualberto Gómez, de la UPEC, por la obra del año.

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