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Diego Armando Maradona: A su memoria

Soy de los que se estremece al saber de la partida física de alguien conocido, a pesar de que crece a diario la larga relación de los que se han marchado antes de la mía. Este es el caso que hoy me lleva a recrear una relación, breve y distante en el tiempo, pero siempre recordada, que tuve con El Diego, gracias a Prensa Latina.

Inesperada, luego de una rápida recuperación de un reciente episodio cerebro vascular, la muerte del “10”, ese supertalento de mil anécdotas no siempre futbolísticas, es de las que me lleva a 1987, cuando por primera vez pisó tierra cubana y estuve entre los que le atendió desde su llegada, junto a familiares y amigos cercanos, al Aeropuerto José Martí de La Habana.

En 1986 había ganado la encuesta del mejor deportista del año que anualmente realizaba la agencia Prensa Latina, desde 1964, mérito que había obtenido a juicio de los medios periodísticos latinoamericanos debido a su labor, que llevó a la selección argentina a la conquista del título mundial en la Copa del Mundo celebrada en México, por la que, además, fue seleccionado como el mejor jugador del campeonato.

Un premio adicional recibió al ser recibido por el Comandante en Jefe Fidel Castro, con quien estableció una relación que trascendió hasta el final de los días del líder cubano, fallecido cuatro años exactamente antes del deceso del Pibe de Oro.

Reproduzco a continuación una síntesis de lo que me publicó Bohemia, en julio de 2016, a modo de homenaje al genial Diego y, de paso, al líder histórico de la Revolución Cubana:

“Fidel y el Pibe de Oro

“Historia íntima de un balón

“Es sabio y modesto. Los cubanos tienen un hombre al frente que es un fenómeno y cuando le vi me pareció tocar el cielo con las manos. En este país no hay chicos descalzos”.

Diego Armando Maradona, 1987

“En “Vivir en los medios: Maradona off the record”, de Leandro Zanoni, se lee la expresión citada con la que el estelar futbolista argentino ha sido consecuente. Por los privilegios de mi profesión y fortuna de las coyunturas fui de los que participó en la atención del astro albiceleste en su primera visita a Cuba, en 1987, cuando viajó a La Habana para recibir el premio al Mejor Deportista Latinoamericano del año anterior, ganado en la ya tradicional y prestigiosa encuesta de la agencia Prensa Latina.

“El Pelusa, apodo que “es el que mejor va conmigo porque me devuelve a la infancia en Fiorito”, llegó acompañado de su familia y amigos cercanos, entre ellos el periodista Carlos Bonelli, con quien –años después- yo compartiría más que recuerdos.

“En aquellas fechas, Maradona estaba camino a la cima del deporte rey, desde la cual afirmaría: “Soy un jugador que le ha dado alegría a la gente y con eso me basta y me sobra“. En 1987, como colofón de su programa en Cuba, sus 1,66 metros parecían perderse ante la estatura no sólo física del Comandante, como le ha llamado desde entonces en un trato filial que trascendió aquella visita, en especial cuando –después- le brindó apoyo para enfrentar adicciones que no llegaron a ser fatídicas por el respaldo que muchos le dieron, incluyendo Cuba y su máximo líder.

“Ganador del titulo de la Federación Internacional de Futbol (FIFA) como el mejor jugador del siglo XX, el también conocido como “El Diez”, “D10S” y Barrilete Cósmico, siguió en contacto con la leyenda viva de la Revolución Cubana y enraizó sus proyecciones, sumándole también su admiración por su compatriota Ernesto “Che” Guevara.

“Entre muchos episodios recientes se recuerda su definición sobre Fidel como el «más grande de la historia», durante su programa televisivo «De Zurda», del canal latinoamericano Telesur, con Víctor Hugo Morales, emitido desde La Habana en 2015. En esa ocasión también hicieron mención a la faceta deportiva de Fidel en su juventud, quien practicó, entre otros, béisbol, baloncesto y atletismo.

“En junio del año anterior, 2014, ambos intercambiaron cartas que fueron profusamente divulgadas. Un fragmento de una de Fidel consignaba: “Conocer de tu visita a Cuba en estos días me alegró mucho; gracias a mis conversaciones contigo en los años más brillantes de nuestro inolvidable amigo Hugo Chávez, deduje que el encuentro de Mar del Plata no podía ser olvidado. Hugo le recordó a Estados Unidos que había otra América”.

“Diego expresaba en la suya: “El pasado 11 de enero salí de La Habana con la felicidad de saber que estabas bien y con el orgullo de ser portador, una vez más, de tu mensaje, de tu eterna amistad y de tu preocupación por los problemas del mundo”.

“El Pibe de Oro le escribió a su amigo: “Fidel, si algo he aprendido contigo a lo largo de años de sincera y hermosa amistad, es que la lealtad no tiene precio, que un amigo vale más que todo el oro del mundo, y que las ideas no se negocian. Por eso De Zurda es un homenaje a nuestra amistad”.

“Los orígenes

“Otro de los participantes en aquel episodio inicial, el argentino Víctor Ego Ducrot, hoy profesor universitario en Buenos Aires y entonces miembro de la redacción central de Prensa Latina, narró detalles de la gestación de aquella visita en un minucioso artículo en el que rindió homenaje, ante todo –y yo lo suscribo-, al ya fallecido Elmer Rodríguez, Jefe de Deportes de la agencia por entonces y encargado de gestionar la visita de Diego a la isla.

“Escribe Víctor Ego: “La cobertura que Prensa Latina hizo del Mundial México ´86 estuvo bajo la batuta de Elmer y en ella participamos varios periodistas no cubanos que por aquella época trabajábamos en la agencia…Una vez terminado el mundial, el mulato Elmer, la pluma endiablada del Caribe como lo llamábamos sus amigos, dijo: si gana el Premio Prensa Latina al mejor deportista latinoamericano de 1986, tenemos que hacer lo imposible para que “el pibe” viaje a Cuba. Y Maradona ganó el premio”.

“Sigue narrando Ducrot que entonces “Elmer, Pedro Margolles (director de la agencia) y Fausto Triana (otro directivo actual) nos sentamos una tarde en mi casa habanera… para intercambiar ideas sobre lo que había que hacer para lograr nuestro objetivo. Elmer, quien durante los trabajos en México ´86 había conocido a los colegas argentinos Carlos Bonelli… y Enrique Escande…, me dijo que empezase por ahí, por ver si mis amigos podían hacer algo por nosotros”.

“Continúa con ese minucioso relato, que quizás ni el propio Maradona recuerda en sus detalles: “el primero en entrar en acción fue Escande, quien nos ayudó muchísimo en un primer momento, y después las gestiones quedaron a cargo de Bonelli, quien finalmente logró que Maradona aceptase nuestra invitación. Elmer, Bonelli y yo pasamos una semana en Varadero con Maradona y su gente; y la noche que regresamos a La Habana nos tocó presentarle a Fidel Castro. La última noche de su primera estancia en Cuba, el entonces campeón del mundo y su comitiva cenaron con Castro en el Palacio de la Revolución y, cuando se despidieron, efectivamente intercambiaron camiseta de fútbol por gorra de comandante, pero un rato antes el líder cubano le había explicado a doña Tota (mamá de Diego) como él preparaba los camarones y ella había contado cómo se amasan unos verdaderos ravioles caseros”…

“Pablo Llanto, quien estuvo en la organización del viaje, dijo que… Bonelli me contó un poco el acercamiento casi mágico que Diego tuvo con Fidel y cómo Diego había descubierto un mundo nuevo. A partir de ese viaje se afianza mucho en Maradona el tema de hablar en los medios de Cuba, el Che y la revolución. Esa fascinación por Cuba fue determinante para que en enero de 2000 Maradona decidiera instalarse a vivir unos años en Cuba”.

De aquella primera visita histórica, en la que participé como dirigente de Prensa Latina, me ha quedado el balón que da título a esta nota y recuerdos imborrables del nacimiento de una amistad sin barreras ni fronteras.

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José Dos Santos
José Dos Santos (1947) Periodista cubano. Bachiller en Ciencia. Licenciado en Ciencias Políticas. Comenzó su vida periodística en 1969 en la Agencia Prensa Latina, donde fue desde auxiliar de redacción y Jefe de Servicios Gráficos, corresponsal jefe en la RDA y la RFA y vicepresidente para la Información (1984-1993). Quince años vicepresidente primero de la UPEC (1993-2008) y dos años subdirector de la revista Bohemia (2014-2016). Entre sus condecoraciones cuenta con seis Distinciones, tres Medallas y dos Sellos. Es autor de varios libros testimoniales y sobre el jazz, materia sobre la que es fundador de un sitio web del Ministerio de Cultura y escritor y productor de programa radial La Esquina del Jazz, desde 1993.

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