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Notas sobre un debate por el humor gráfico en Cuba

Lesbia Vent Dumois y Arístides Hernández Guerrero a un lado de la mesa, y Michel Moro Gómez y Adán Iglesias Toledo, al otro. Ya son las 7: 00 p.m., por eso Arleen Rodríguez Derivet comienza a presentarlos y a presentar también el debate. En la tarde de este lunes 12 de abril, en la Mesa Redonda se hablará sobre “el humorismo gráfico en Cuba, su salud, perspectivas y retos en el siglo XXI” y sobre la XXII Bienal Internacional de Humorismo Gráfico, que acerca a los artistas desde el domingo 11 hasta el miércoles 14 de abril a través de las plataformas virtuales que en este año pandémico han ayudado a levantar la tristeza enconada.

Ares es el presidente del jurado internacional de la Bienal que en estos momentos sesiona en busca del gran premio “Eduardo Abela” entre las 223 obras finalistas que optan también por el reconocimiento en las categorías de Humor general, Sátira política, Historieta Humorística, Caricatura personal, Fotografía humorística y el Premio Tomy de humor político.

Entre las más de 1700 obras presentadas, “un récord para esta edición”-dirá Ares-se hizo una selección menor con la cual se conformó un catálogo que actualmente se expone en el Museo del Humor de San Antonio de los Baños y que tiene el acento y el color de “medio mundo”, en ese total: China, Colombia, Bélgica, Alemania.

“La Bienal del Humor es consecuencia de una tradición histórica en la Isla”. Ares habla del siglo XIX y cómo desde sus mediaciones comenzaban a aparecer publicaciones satíricas y jocosas. Habla de la primera caricatura registrada en la historia, “una hoja volante de contenido político” publicada en Cienfuegos. Habla de las publicaciones de Víctor Patricio de Landaluce y de Juan Martínez Villergas, españoles que se oponían a los ideales independentistas cubanos y a los cuales comenzó a oponerse otro tipo de humor proveniente de los emigrados en Estados Unidos y habla de las marquillas cigarreras, envolturas litografiadas que decoraban los paquetes de veinte cigarrillos, y que esbozaban la sátira social, política y el germen del humor costumbrista cubano.

Junto al siglo XX y al vanguardismo que comenzaba a despuntar no podían faltar los nombres de Conrado Massaguer, Jaime Valls y Rafael Blanco.

Lesbia Vent Dumois, Premio Nacional de Artes Plásticas y presidenta de la sección de Artes Plásticas en la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), contó detalles de la época en que se creó la sección de Humor Gráfico, Historieta e Ilustración en la Uneac. Recordó a Eduardo Abela y a Juan David y aseguró que “hay muchos artistas que creen deben estar unidos y no separados por secciones”, si bien esta disposición “es solo una manera de organizar el trabajo de la organización”.

El actual director de esa sección de humor en la Uneac y director del suplemento humorístico dedeté, Adán Iglesias, asegura que “la Bienal es un espacio para buscar nuevas firmas” que renueven el humor gráfico nacional, cuyo estado-cree-está mejorando, pero con el que todavía quedan muchas deudas. Una de ellas es la estructuración de una ley de derecho de autor que impida que las obras sean replicadas por cualquier medio de comunicación sin antes consultar al creador.

Michel Moro es el participante más joven en la Bienal. Con 22 años, graduado por la Academia de Artes Plásticas y en Restauración por el Instituto Superior de Arte decidió que finalmente se dedicaría al humor gráfico, “me entusiasmaba ver masificado en los medios de prensa un concepto artístico que nacía en la soledad”. Diez años después y con una obra valida por premios nacionales e internacionales habla de una generación de creadores en el país que aún no son tan conocidos.

La Mesa fue un espacio para recordar a Melaíto, el suplemento humorístico villaclareño con más de medio siglo de fundado y también a Blanquito, cuando desde el inicio se emitió la cápsula televisiva de la serie “Glorias del periodismo en Cuba”, que lo devuelve vívido hablando de sus “ay, vecinos” y de su manera de entender entender el oficio.

En el humorismo gráfico no importan las distancias si se tratan temas universales. El 2020 fue un ejemplo clarísimo, cuando la pandemia llegó hasta las creaciones desde diferentes lugares, y perspectivas, a color y a línea y con los trazos de distintos artistas.

La Bienal se clausurará este miércoles y después de entregar los premios y agradecer a los participantes, a nuestro humor gráfico le seguirá correspondiendo aprehender. “Ojalá siempre haya más espacios para el humor gráfico”-dijo Ares- y ojalá “la gente se acostumbre a hacer más política con humor”.

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