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Cuando Fidel secuestró a Damián

La dedicación apasionada por la alimentación humana y animal, dada la relación de esta con la salud y la vida de las personas, acompañó siempre a Fidel Castro, incluso hasta los últimos años de su existencia.

A mediados de 1958, ante la inminente ofensiva militar de la tiranía de Batista en la Sierra Maestra, el Comandante en Jefe no descartaba un bloqueo total del enemigo a la zona del principal bastión rebelde y una prolongada resistencia armada. Ordenó entonces una serie de medidas para garantizar la alimentación de los campesinos, las tropas y los rebaños.

Tras la victoria de 1959, en no pocos territorios del país, el joven líder junto a las grandes responsabilidades políticas, estatales y militares, emprendía planes de experimentación y producción agrícolas, que controlaba al detalle.

Un día a mediados de 1963, varios vehículos, en uno de los cuales viajaba Fidel, se detuvieron ante la sede del Comité Regional del Partido en San José de las Lajas. El Comandante en Jefe indicó llamar al entonces primer secretario de la organización política, Damián Alfonso González, y lo llevó consigo.

Contentos y a la vez con muchas interrogantes quedamos los demás miembros de la dirección partidista, esperanzados de que en la tarde tendríamos respuestas; pero no ocurrió ese día, ni tampoco al siguiente. Entre bromas ya lo dábamos por “secuestrado”; pero al tercero, cuando de regreso los autos se detuvieron ante nuestro local, del principal descendió Damián.

Ya liberado nuestro compañero ─una de las mejores personas que he conocido─, llegó despeinado, sin afeitarse, muy enlodadas sus botas de miliciano permanente, con una sonrisa de oreja a oreja y una carpeta abultada de papeles. Nos convocó de inmediato para comunicarnos una nueva tarea.

Se trataba de emprender en la zona tres proyectos de experimentación y explotación agrícolas que la Academia de Ciencias de un país amigo había hecho llegar a Cuba: un cultivo intensivo de frutales; otro para la cría de conejos y el tercero consistía en la plantación de unos árboles con fines medicinales cuyos primeros frutos se obtendrían ¡a los 100 años de sembrados!

A los presentes no nos sorprendía mucho el tema, pues ya casi todos, bisoños dirigentes políticos, habíamos pasado cursos sobre manejo del ganado lechero y estábamos al tanto de otros cultivos.

Fidel nos hacía llegar libros relacionados con el tema, como los del científico francés André Voisin, y nos convocaba con frecuencia a visitar lugares donde se podía constatar la marcha de los planes, como la finca “Recompensa”, en Artemisa, en cuyas áreas se asentó un pastoreo intensivo de vacas para la producción de leche.

La presencia de Fidel era familiar en el territorio desde los tiempos en que recorría La Habana cuando esta era una sola provincia con 26 municipios incluidos los de la capital. Como joven líder del Partido Ortodoxo consideraba que por la vía electoral se podían lograr los cambios que reclamaba el país, pero el golpe militar del 10 de marzo de 1952 cerró toda esperanza en ese sentido.

La ejecución de los tres proyectos mencionados implicó la ejecución inmediata de un conjunto de tareas urgentes que incluía a otros sectores, principalmente al de la agricultura, como la localización y preparación de las tierras, la adquisición de decenas de miles de posturas de cítricos, y la construcción de conejeras con determinadas exigencias en su diseño.

Las grandes transformaciones de aquellos tiempos, nada tranquilos, llevaron a muchos de nosotros a cumplir otras misiones; pero siempre quedaron entre mis recuerdos, el entusiasmo, la seriedad y la previsión que el compañero Fidel ponía siempre en todo lo que hacía, al tiempo que convertía el trabajo en una gran escuela de cuadros por la cual pasaron cientos de compañeras y compañeros también “secuestrados”, entre ellos no pocos periodistas.

En otro aniversario de la partida física del Comandante en Jefe he querido referir estos recuerdos juveniles, precisamente cuando la Revolución, en tiempos no menos difíciles, es conducida por mujeres y hombres surgidos de los valores que el Comandante en Jefe sembró en nuestra sociedad.

Nota:

Damián Alfonso González, fallecido en 2016, fue un destacado dirigente del Partido Comunista de Cuba. Ingresó al PSP en 1954, fue secretario de Organización de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, primer secretario del Partido en la provincia de Granma y miembro del Comité Central, entre otras responsabilidades. Su hermano Demetrio murió en el sabotaje al avión de Cubana en Barbados.

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Tubal Páez Hernández
Periodista cubano. Presidente de Honor de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

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