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Rolando de Oráa, in memorian

El pasado miércoles 19 de mayo, nos llegó la noticia del fallecimiento del diseñador gráfico Rolando de Oraá. Hermano menor de otro ilustre de nuestra cultura visual ya fallecido, Pedro de Oraá, Rolando tenía el don de la comunicación; es decir, entablar conversación con conocidos y no tan conocidos en cualquiera de los ámbitos profesionales o no tan profesionales donde se personaba…, y ser oído. Siempre tenía una anécdota o historia que contar. Esta particularidad de su personalidad, que parece ser condición de una buena parte de los que se dedican a la gráfica de comunicación, nos hace más entrañable su recuerdo. Y, por supuesto, su obra gráfica.

Siempre recordaré la primera vez que conocí personalmente a Rolando de Oraá. Por supuesto, su obra cartelística me era más que conocida, no así su persona, hasta que un día vino a mi encuentro para felicitarme por la publicación de La imagen constante: el cartel cubano del siglo XX (Editorial Letras Cubanas, 2000), y darme las gracias por insertar a toda página ―algo que solo hice con los carteles más emblemáticos de los seleccionados para ilustrar el citado libro― su cartel ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, publicado por el Consejo Nacional de Cultura (CNC), que promocionara la obra de Edward Albee, estrenada en el teatro El Sótano del Vedado capitalino, en diciembre de 1967.

La fecha y la excelencia estético-comunicativa de este cartel, en particular, el uso del símbolo y tratamiento metafórico de la tipografía, que lo hacían parte integral del código visual característico del cartel de vanguardia del período, fueron razones más que suficientes para darle la ubicación que le di en galería. Algo que no hice con otros carteles igualmente emblemáticos del CNC, que si bien aparecen en La imagen constante, no ocupan toda una página. Por ejemplo, dos del propio Rolando: La moral de la señora Dulska  y Alejo Carpentier / 70 Aniversario, ambos del CNC, de 1970 y 1971, respectivamente.

Rolando de Oraá también incursionó con relativo éxito en el diseño editorial. Fue diseñador gráfico de la revista Revolución y Cultura, y ya en las postrimerías de su trayectoria profesional ―como casi siempre sucede en estos casos―, recibió el Premio Nacional de Diseño “Eduardo Muñoz Bachs”, que concede la Sección de Artes Plásticas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Siempre he dicho y diré: el cartel que se concibió entre las décadas del sesenta y setenta en Cuba, no solo fue de las primeras manifestaciones de la cultura visual de vanguardia representativa del naciente proceso revolucionario en marcha, sino también gestor de un código visual hasta entonces inédito en este medio, el cual  contribuyó a caracterizar el ámbito de la gráfica de comunicación de vanguardia a nivel  internacional. Rolando de Oraá está entre sus contribuyentes. Y si bien su nombre no se maneja entre los seis o siete cartelistas mayores de nuestro país, su obra gráfica permanecerá siempre al lado de ellos, no a la sombra, sino a la luz de los que se han ganado un lugar para siempre entre nosotros. Y que conste, “…del Sol no se sale”, como dijera José Martí.

¡Hasta la gráfica siempre!

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Jorge R. Bermudez
Ensayista, poeta y crítico de arte.

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