PRENSA Y DEPORTE

La cubana María Teresa Mora, protagonista desconocida de “Gambito de dama”

Publicamos, por cortesía de Jesús G. Bayolo, la entrevista que realizara en 1976 a María Teresa Mora, la campeona cubana de ajedrez que parece haber inspirado la historia de la famosa serie de Netflix “Gambito de dama”, estrenada recientemente. 

Beth Harmon, la protagonista de la serie de Netflix “Gambito de Dama”, interpretada por Anya Taylor-Joy. Foto: Netflix.

María Teresa Mora Iturralde nació el 15 de octubre de 1902 y falleció el 3 de octubre de 1980, ambos acontecimientos en La Habana. Fue la única persona en recibir clases directas de Capablanca y la primera ajedrecista de Iberoamérica en obtener recibir el título de Maestra Internacional.

Su triunfo inicial lo consiguió en 1914 con 12 años de edad cuando ganó el I Tornero Infantil de Ajedrez de Cuba, que organizó el doctor Oscar Ugarte, fundador de la Asociación de Escolares Públicos. Se trataba de un torneo mixto.

Por primera vez apareció su nombre en una revista extranjera en 1917, cuando en su edición de enero de ese año el American Chess Bulletin publicó “Havana has another prodigy”, es decir, que en La Habana hay otro prodigio, y argumentó: “No contento con haber dado a José Raúl Capablanca al mundo, La Habana llama su atención a otro prodigio del ajedrez en la persona de la niña María Teresa Mora”.

Ese trabajo fue firmado por el campeón de Washington, Edgard Everet, a quien la cubanita de 14 años acababa de ganarle un match en La Habana, tres por una con tres tablas.

María Teresa Mora. Al centro, José Raúl Capablanca. Foto: Archivo personal de Jesús G. Bayolo.

Luego de destacadas actuaciones en diversos torneos, sin necesidad de aclarar que masculinos, María Teresa ganó en 1919 en el Club de Ajedrez de La Habana la Copa Bohemia, con la participación de ajedrecistas de reconocida fuerza.

En 1921 jugó un match con José Van der Gutch, ganador de la Copa Bohemia de ese año, y lo venció 3 x 2 con dos tablas. En el mismo año le ganó otro match a Guillermo López Rovirosa 3 x 1 con dos tablas.

Desde entonces, bajo la tutela de Rafael de Pazos, tejió un manojo de triunfos. Se consideró “Campeón” de Cuba (sin distinción de sexo) en 1922 al ganar la Copa Dewardel Club de Ajedrez de La Habana, donde participaron los más fuertes ajedrecistas de la capital.

Se retiró del ajedrez activo en 1960. No perdió nunca con ninguna mujer en Cuba.

¿Cómo realicé esta valiosa entrevista? El  9 de agosto de 1976 el ya Gran Maestro Silvino García me localizó con urgencia para ir a entrevistar, en el lejano barrio capitalino de Monterrey, a la legendaria María Teresa Mora, porque le habían hablado de su deteriorada salud.

Consiguió un automóvil que nos llevara y una grabadora (nada fácil entonces). Llegamos a su casa a punto de hacerse de noche, sin avisar. Nos presentamos y le hablé de mi propósito de entrevistarla.

María Teresa Mora en una partida contra el campeón de Washington. Foto: Archivo personal de Jesús G. Bayolo.

Le dijo a Silvino: –A ti te conozco. A mí me dijo: –-Tú me entrevistas todo lo que quieras, pero sin ese aparato (señaló la grabadora que llevaba) porque no quiero dejar el recuerdo de mis afecciones en las cuerdas vocales. (Ciertamente le dificultaban mucho el habla).

Me dio la primera respuesta sin preguntarle nada: —Es que yo siempre he sido muy presumida, ¿sabes?

Por razones diversas no pude publicar de inmediato aquel tesoro y fue con motivo de su fallecimiento que hice una abreviada versión, que vio la luz en Juventud Rebelde. Ahora la amplío, con los apuntes originales.

–¿Se acuerda de la primera partida que jugó?

Sí. Fue con mi padre.

–Al igual que Capablanca. ¿Y…?

Gané.

–¿Entonces no es la única ajedrecista de la familia?

No, más bien es la mía una familia ajedrecística. Mi padre me enseñó, cuando yo tenía 10 años. Éramos seis hermanos y todos conocíamos el movimiento de las piezas.

María Teresa Mora entre Kid Gavilán y Rafael Fortún. Foto: Archivo personal de Jesús G. Bayolo.

–En los muchísimos artículos que escribió Carlos A. Palacio, el principal historiador que ha tenido el ajedrez cubano, aparece que usted nació en 1907, pero no pudo haber ganado el campeonato escolar a los siete años y sin saber todavía el movimiento de las piezas. ¿Cómo lo explica?

Nací en 1902. Lalito me quiere tanto que siempre me pone cinco años de menos. Por él voy a demorar mucho en llegar a los 100 años

–Participó en dos campeonatos mundiales femeninos. ¿Cómo fue el primero de ellos?

Compartí el séptimo con la holandesa Roodzant, con 11 puntos de 19. Se disputó junto a la Olimpíada en Buenos Aires 1939. Triunfó como siempre Vera Menchik. Yo gané 10 partidas hice dos tablas y perdí siete.

–¿Qué opinión tiene sobre Vera Menchik?

Era muy superior.

–¿Y qué me cuenta del segundo?

Un torneo muy largo en Moscú, que comenzó en 1949 y terminó en 1950. En la fase final yo era la única latinoamericana. Jugaban varias soviéticas y ganó Liudmila Rudenko, con 11,5 puntos de 15 posibles.  Quedé décima con seis puntos.

–¿Lo mejor de sus encuentros personales en Moscú?

Hice tablas con la campeona soviética Elizabetha Bikova. Cuando jugué con ella no sabía cómo preparar las tablas y fue por repetición. Le gané a las dos campeonas norteamericanas, May Karff y Gisela  Gresser.

–Palacio me comentó que tenía éxitos internacionales como solucionista de problemas. ¿Cuáles son?

Fui premiada dos veces por la Good Company de Philadelphia en torneos de solucionistas de problemas del Washington Memorial. Fui segunda en un concurso de finales de Chess Washington Anniversary.

–¿Qué acontecimiento ajedrecístico ocurrió el 28 de agosto de 1942?

Ruben Fine ofreció una exhibición de simultáneas en 42 tableros, en el hotel Sevilla. Ganó en 29, hizo tablas en 11 y perdió en dos. Yo estaba en uno de ellos.

–¿Usted declaró a la revista Cuba durante la Olimpíada de 1966 que José Raúl tenía ojos preciosos?

Es verdad. Capablanca era galante, caballeroso y tenía unos ojos azules preciosos.

–¿Cuándo fue que le ofreció clases?

Ya desde antes se había interesado en mi juego y me había dado algunas recomendaciones, pero las clases directas fueron con el propósito de que le acompañara a Londres en 1922, porque se iba a celebrar un festival de ajedrez, con varios grupos, pero no hubo apoyo financiero para el viaje.

-¿Sabe que Capablanca declaró en cierta ocasión que su alumna era aventajada y que él creía que aprendió más que ella en tales clases?

-No lo sabía. Eso me da orgullo y vergüenza a la vez.

–¿En partidas públicas usted le ganó dos veces a Capablanca e hicieron una tablas?

Sí, pero eso fue en simultáneas en consulta.

–¿Me da una de las victorias para publicar?

De ninguna manera. Eso me da vergüenza. Le puedo facilitar la que fue tablas y que jugué junto con mi mentor, Rafael de Pazos, el siete de mayo de 1938 en el Centro Asturiano de La Habana.

–¿Qué semejanzas ajedrecísticas hay entre María Teresa Mora y Capablanca?

Capablanca nunca tuvo problemas con el tiempo y yo tampoco. Nunca perdí ninguna partida por tiempo. También mi pasión por los finales.

–¿Cuándo ganó el título de campeona nacional por primera vez?

En 1938. Nunca perdí con otra mujer en Cuba.

–¿Y el de “campeón” nacional?

En 1922. Es que entonces era considerado así quien venciera en la Copa Dewar. Imagínese, yo andaba por los 20 años.

–¿Cuál fue su último torneo?

El de Organismos Inter-Estatales que inauguró el Che, en 1960. Encabecé el equipo del Ministerio de Educación, donde trabajaba. El equipo quedó en décimo lugar, entre 30. Yo sumé 17,5 puntos, porque gané 16, entablé tres y perdí 10.

–¿Y su última partida pública?

En 1964 se organizó por primera vez un match internacional de ajedrez entre dos mujeres, utilizando la radiotelefonía. Fueron dos partidas Habana-Bogotá. La  campeona colombiana Anita de Sánchez me ganó las dos.

— Se graduó como Bachiller en Ciencias y Letras. ¿Qué otros estudios cursó?

De idioma Inglés, y siendo pequeña durante cinco años recibí clases de violín y mandolina.

–¿Le gusta la música?

Amo la música. En 1921 ofrecí un concierto como violinista.

–De lo que hizo, ¿qué más destaca?

Escribí en los periódicos. Eso me gustaba.

-¿Prefiere jugar con…?

Blancas.

-¿Es una jugadora de ataque?

Considero que táctica-posicional.

-¿Apertura y Defensa?

Ruy López y Siciliana. Mi hermano gusta de la Karo Kann.

-¿No le importó estar jugando casi siempre contra hombres?

No le concedía importancia al jugar contra hombre o mujer. Lo importante es jugar. Es en el tablero donde se efectúa la batalla.

-¿Tiene hijos?

-Tengo sobrinos. Nunca me casé.

-¿Algo que hubiera deseado?

Haber podido jugar en esta época, en la que el Gobierno presta tanta ayuda al deporte. Yo tenía que costearme los viajes al extranjero y fue por falta de dinero por lo que no pude ir al torneo de Londres, para el que Capablanca me preparó.

-¿Qué es lo más interesante del ajedrez?

Lo más interesante es cuánto se le descubre cuando uno va profundizando.

Al despedirnos, me dijo: “Yo lo admiro a él (señaló a Silvino) y a Cuba”.

Bayolo, a la derecha, junto al Gran Maestro Silvino García y María Teresa Mora, en 1976. Foto: Archivo personal de Jesús G. Bayolo.

EPÍLOGO

Cuando la Fide creó los títulos en ajedrez en 1950, Capablanca recibió el de GM post mortem y María Teresa el de Maestra Internacional, por la obra de la vida. El siguiente fue el de MI para Eleazar Jiménez en 1963.

La  larga enfermedad que padeció María Teresa Mora fue agravándose y ya en los últimos años de su vida apenas si podía articular palabras, hasta llegar a privarse definitivamente del habla. Estaba próxima a cumplir 78 años cuando ocurrió su fallecimiento a las 6:00 a.m. del 3 de octubre de 1980. Su cadáver se veló en la funeraria de Arroyo Naranjo, antes Mailing, sita en María Auxiliadora entre Segunda y Tercera. Allí estábamos Carlos A. Palacio, Silvino García y este redactor.

Como tributo a su memoria se efectuaron torneos con su nombre. El primero, en 1981, lo ganó Asela de Armas. A partir de la tercera edición, en 1983, el certamen alcanzó categoría internacional y su primera triunfadora fue Zirka Frómeta. Se celebraron once consecutivos, hasta 1991 (ganó Vivian Ramón y con igual puntuación finalizó Zirka).

Silvino me dijo: “Se destacaba como combinadora en su juego y como extremadamente modesta en su personalidad. Recuerdo el torneo Inter Organismos Estatales, cuando yo daba mis primeros pasos por el ajedrez. María Teresa tenía frente a sí a Eldis Cobo, uno de los más fuertes ajedrecistas del momento en el país. Desarrolló una partida brillante, hasta consumar su victoria. Su oponente se enrojeció, un poco por la tensión, un poco por haber caído ante una dama. Según la costumbre, la felicitó y entonces María Teresa le dijo en tono bajo: “Ay, qué pena, cómo le he ganado”.

PARTIDA VS. CAPABLANCA

Una partida inédita es la que sigue, la cual me la proporcionó la propia María Teresa. Ella y el Doctor Rafael de Pazos juegan en consulta contra Capablanca en unas simultáneas el siete de mayo de 1938 en el Centro Asturiano de La Habana.

Blancas: José Raúl Capablanca

Negras: María Teresa Mora y Dr. Rafael de Pazos

1.e4, e5; 2.Cc3, Cc6; 3.Cc4, Cf6; 4.d3, Ac5; 5.Ca4, Ab6; 6.Ce2, d6; 7.0-0, Ag4; 8.Cxb6, Axb6; 9.f3, Ae6; 10.Axe6; 10.Axe6, fxe6; 11.f4, 0-0; 12.Fxe5, Cxe5; 13.Ag5, Cxed7; 14.Dd2, Tf7; 15.Tf3, De2; 16.Cf4, h6; 17.Cg6, De8; 18.Ae3, Cg4; 19.Tg3, Cxe3; 20.Dxe3, Tf6; 21.cf4, df7; 22.ce2, txa2!; 23.tc1, txb2; 24.cd4, ta2; 25.h3, Dh5; 26.Cb3, Txc2!; 27.Txc2, Dd1+; 28.Rh2, Dxc2; 29.Cd4, Dc5; 30.h4, e5; 31.Cf5, Dxe3; 32.Cxe3, Tf7; 33.Cf5, Rh7 y la partida es declarada tablas, pese a la clara ventaja de las negras. A fin de cuentas, entablar con Capablanca era un honor.

VICTORIA SOBRE ELDIS COBO

Veamos otra de sus producciones ajedrecísticas. Se jugó el 18 de febrero de 1951 en una competencia provincial. Su oponente, el Maestro Internacional Eldis Cobo, un joven ajedrecista entonces

Blancas: Cobo –Negras: María Teresa

1.e4, e5; 2.Cf3, Cc6; 3.Ab5, a6; 4.aa4, Cf6; 5.0-0, b5; 6.Ab3, Ae7; 7.Te1, d6; 8.c3, Ag4; 9.h3, Ah5; 10.d3, Ca5; 11.Ac2, c5; 12.Cbd2, 0-0; 13.Cf1, D2d!; 14.Ae3, Cc6; 15.Cg3, Ag6; 16.d4, Tac8; 17.d5, Ca5; 18.De2, Cc4; 19.Ac1, h6; 20.b3, Cb6; 21.Cf1, Ch7; 22.g4, h5!; 23.C3h2, hxg4; 24.hxg4, Ag5; 25.Cg3, Axc1;26.Texc1, f6; 27.Rg2, Cg5; 28.a4, c4; 29.axb5, axb4; 30.b4, Ta8; 31.De3, Txa1; 32.Txa1, Cxd5; 33.exd5, Axc2; 34.Ta7, De1; 35.Db6, Ae4+; 36.Cxe4, Caxe4; 37.De3, Dg6; 38.f3, Cg5; 39.Ta6, Cf7; 40.Ta5, f5; 41.Txb5, fxg4; 42.fxg4, Ch6; 43.Tb7, Cxg4; 44.Cxg4, Cxg4+; 45.Dg3, De2+; 46.Rh3, Tf3; 47.Txg7+, Rf8 y rinden las blancas.

Tanta modestia había en esta mujer, que me dijo: “No publiques la partida que le gané a Cobo. Alguna que sea tablas sí”. Y no nos proporcionó la de la anécdota, pero Silvino encontró esta otra, con el mismo oponente.

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Jesús G. Bayolo
Es periodista e historiador del ajedrez, toda una autoridad del tema en Cuba.

7 thoughts on “La cubana María Teresa Mora, protagonista desconocida de “Gambito de dama”

  1. Gracias por tan brillante testimonio, no conocia de la existencia de esta brillante ajedrecista a pesar por mi pasión por el juego ciencia, considero se debe continuar realizando eventos en su nombre y que se continue buscando en la historia para que se publiquen las glorias que ha tenido cuba, no solo en este sino en cualquier disciplina.
    Se ha opacado un poco la divulgación de nuestro gran capablanca, yo disfrutaba de los juegos que salian en la prensa, los perseguia, por su puesto siempre hacia yo el capablanca aunque el juego lo perdiera o entablara. Gracias Baloyo, sigue desempolvando, se que tienes mas que darnos.

  2. Gracias profesor Bayolo por este trabajo periodístico. Muchas veces tenemos nuestros propios ídolos y no conocemos de su existencia. Pienso que ese torneo femenino de ajedrez debe ser rescatado y conservado por el bien del ajedrez en Cuba y en honor a ambos pudiera crearse uno mixto con el nombre de los dos: Capablanca / Maria Teresa Mora.

  3. Excelente artículo. De veras he quedado impresionado. Soy cubano y admiro siempre que encuentro la virtud de la voluntad expresada en el genio de un coterráneo, de tiempos pasados o presentes, sin importar el ámbito de la vida en que destaque.

  4. Gracias por mantener viva la gloria del ajedrez cubano, que han sido muchas. Mi tía, María Teresa Mora era una de ellas, realmente no tuve la dicha de conocerla a pesar de ser la hermana de mi madre porque nunca tuve contacto con ninguno de ellos y tuve además muy poca información en general. Algo que he querido hacer por mucho tiempo pero sin suerte porque no hay mucha información registrada, aparentemente de sus padres y sus hermanos y sobrinos. Yo agradecería a cualquiera que quisiera ayudarme al respecto con cualquiera de estas informaciones. Mi padre era Alberto Mora Iturralde. Es todo lo que me dejaron saber, incluso él, con el cual siempre tuve una estrecha relación hasta su muerte.

  5. Rectifico algo del comentario anterior que salió mal. María Teresa era hermana de mi padre, Alberto. No de mi madre. Salió con error en el comentario.

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