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Prohibido olvidar a Henry Reeve

Ciento setenta años se cumplen este sábado del nacimiento en Brooklyn, Nueva York, de un joven estadounidense, Henry Reeve, quien a los 19 años de edad vino a Cuba en una expedición, participó en cuatrocientos combates y alcanzó por su valentía y arrojo el grado de General de Brigada del Ejército Libertador.

Conocido en Cuba como El Inglesito, Henry Reeve participó cuando era un adolescente en la Guerra de Secesión en su país, vistiendo el uniforme del Ejército del Norte contra los esclavistas del Sur.

Y atraído por la gesta independentista iniciada en Cuba por Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868 y por las ideas libertarias de los emigrados cubanos de la época radicados en Nueva York, decidió viajar a Cuba e integrarse al Ejército Libertador. Fue capturado al llegar y fusilado por los colonialistas españoles, que lo dieron por muerto, pero sobrevivió a las heridas y ya el 13 de junio de 1869 ostentaba el grado de Sargento de Segunda Clase en las filas independentistas cubanas.

El 2 de octubre de ese mismo año fue ascendido a Teniente; el 16 de junio del año siguiente a Capitán; dos años más tarde a Comandante; el 3 de marzo de 1873 fue ascendido a Teniente Coronel, cuatro meses después a Coronel, y en diciembre de ese año a General de Brigada.

Henry Reeve combatió bajo las órdenes de dos grandes jefes militares independentistas: el camagüeyano Ignacio Agramonte y el dominicano Máximo Gómez, quien dijo que El Inglesito “une a un valor probado, una rectitud y seriedad poco comunes en su modo de mando. De ahí que sus soldados a la vez de un respeto profundo le quieren como un padre”.

La historia de los combates en los que participó Henry Reeve es impresionante. Fue muchas veces herido a lo largo de sus siete años como integrante del Ejército Libertador de Cuba. Y en septiembre de 1873, cuando actuaba como Jefe de la Caballería, recibió una gravísima herida en su pierna derecha que le afectaría hasta su muerte heroica el 4 de agosto de 1876.

Muchas personas en el mundo conocen las hazañas de los integrantes de los contingentes médicos que llevan el nombre de Henry Reeve, pero algunos no saben que fue el Comandante Fidel Castro, quien el 19 de septiembre de 2005 bautizó con ese nombre a la brigada que Cuba ofreció a los Estados Unidos para enfrentar los graves daños humanos y materiales provocados por el huracán Katrina, y que el presidente de entonces, George W. Bush, no aceptó.

“Nosotros demostraremos que hay respuestas a muchas de las tragedias del planeta”, dijo Fidel Castro en el acto de creación del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve”.

Y agregó el líder histórico de la Revolución Cubana: “nosotros demostraremos que el ser humano puede y debe ser mejor, y demostraremos el valor de la conciencia y de la ética”. Nosotros ofrecemos vidas, enfatizó Fidel.

Desde su creación contingentes de la Henry Reeve han prestado su ayuda solidaria a numerosas naciones, en el primer quinquenio de su existencia, a Guatemala, Pakistán, Bolivia, Indonesia, Perú, México y China.

En los últimos diez años contingentes de la Henry Reeve actuaron solidariamente en Chile, luego de un terremoto, en Haití por el impacto de otro terremoto que provocó una epidemia de cólera.

Célebre fue la actuación en 2014 de la Henry Reeve en Sierra Leona, Guinea y Liberia, para combatir el ébola, y al año siguiente por el terremoto en Nepal y la tormenta tropical “Erika” en Dominica.

El año 2016 estuvo marcado por la presencia de brigadistas de la Henry Reeve en Ecuador, sacudido por un terremoto, y en Haití, azotada por el huracán Matthew.

Al año siguiente contingentes de la Henry Reeve se hicieron presentes en Perú, por fuertes lluvias, y en varios Estados de México, afectados por un terremoto.

Hace dos años el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud otorgó a la brigada médica cubana el Premio de Salud Pública en memoria del Dr. Lee Jong Wook, se trata de un reconocimiento a la labor solidaria de Cuba, que ahora mismo se expresa en los contingentes que contribuyen a enfrentar la COVID-19 en varias naciones de América Latina y Europa.

A ciento setenta años del nacimiento del valiente joven estadounidense Henry Reeve, quien luchó contra la esclavitud en su país y entregó su vida por la independencia de Cuba, poco se sabe de él en los Estados Unidos, cuyos gobernantes no solamente rechazaron hace quince años el ofrecimiento cubano de colaboración médica para los damnificados de Nueva Orleans, sino que más recientemente han intensificado el criminal e ilegal bloqueo contra Cuba, que perjudica también al propio pueblo de los Estados Unidos.

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