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La guerra, en crónica o foto

Tal vez creyó que se minimizaba, pero resultó lo contrario. “Yo lo que soy es un cronista”, dijo este jueves José Antonio Fulgueiras en la UPEC ante varios de sus compañeros corresponsales de guerra, y como mejor respuesta todos le prodigaron el reconocimiento que solo merecen los grandes.

Desde Santa Clara, Fulgueiras se gastó un salario de periodista para llegar a tiempo a La Habana, pero afirmó que eso no era lo importante. Al cabo, tras escucharle hablar sobre sus libros El hombre por dentro y Cartas a María, tras verle leer una crónica del primero y décimas del segundo y emocionar al más pinto de la paloma, tras asistir al cruce de anécdotas que tejió con periodistas que en su día fueron también colegas de otro tipo en trincheras angolanas, no había más remedio que creerle que, en efecto, cinco mil pesos no son nada en esta historia.

Milton Díaz Cánter condujo el diálogo con el amigo corresponsal de guerra. Foto: Del autor.

Avanza en emociones la primera jornada por el 19 de octubre, “Día del Corresponsal de Guerra Cubano” en homenaje a la caída, en 1985, de Juan Candelario Bacallao, y el diálogo con este Maestro, Premio José Martí por la Obra de la Vida, ratificó con su tono particular el acierto del círculo de corresponsales de guerra, guiado por Milton Díaz Cánter, para sacar flores de las duras experiencias.

“Tenemos que movernos por todo el país, conversar con los jóvenes. Esta es nuestra fiesta, pero debemos compartirla”, dijo al respecto César Gómez, otro colega de almas tomar.

César Gómez y Ledys Camacho, dos corresponsales de guerra, dialogan sobre las fotos. Foto: Del autor.

Sigamos el hilo de Fulgueiras, el cronista —“no más que eso”— que dice que a los hombres no se les puede juzgar por el estuche de su organismo: “Hay que revisarlos vértebra a vértebra, vena a vena y después ponerse a hurgar dentro del corazón del individuo para saber lo que es capaz ese cuerpo cuando el valor aflora, cuando la dignidad se reparte por cada poro de la piel”, escribió alguna vez y helo aquí en la UPEC, terco explorador, insistiendo en que hay que encontrar a la gente dentro de sí misma.

“En Angola vi muchachos ‘infantilones’ que ganaron la Medalla del Valor”, dice como argumento rotundo. Entonces repasa en voz alta su crónica “La historia de un niño en otro” y demuestra sereno, entre el monólogo del personaje y la emoción del público, que esa afición declarada por Juan Rulfo y Onelio Jorge Cardoso ha sido muy fértil en él.

Fulgueiras mostró sus dotes de gran conversador. Foto: Del autor.

A los diez minutos con él, quién se iba a acordar de cinco mil pesos perdidos. Fulgueiras se sentía entre amigos, entre gente que admira, y lo primero que hizo fue dedicar el encuentro a Alberto Gutiérrez Walón, otro reportero de balas, buen contador como él, que falleció hace casi dos años en Mayabeque con el cargador lleno de grandes historias.

Resulta que, tras pasar, como otros reporteros, la escuela de corresponsables de guerra montada en su tiempo en la Academia de las FAR “Máximo Gómez”, Fulgueiras fue a dar a la provincia angolana de Luena, donde hizo amigos como el propio Milton y dedicó sus seis meses —hasta que una enfermedad obligó su evacuación— a hacer lo que mejor sabe: “Buscar las cosas que nadie veía; hallar héroes camuflados en la gente más sencilla del mundo”. Al cabo, él era otro de ellos.

“Fulgueiras fue uno de los grandes cronistas de aquella etapa”, afirma Milton a su vera, mientras los amigos intercalan, entre actos heroicos, alguna anécdota graciosa, porque toda guerra las tiene.

La jornada por el Día del Corresponsal de Guerra Cubano ha sido emocionante. Foto: Del autor.

La presentación, diáfana y alegre, podría por sí misma vencer emboscadas del mal y los odios de los nuevos apartheid. El inspirado villareño recitó alguna cuarteta y, luego, décimas de su libro Cartas a María, un compendio de misivas rimadas del combatiente enamorado que describe Angola a su amada y, cual nuevo Quijote, ubica la belleza sin par de esta en el paisaje de pelea que tiene enfrente.

El aliento martiano, aun en África; las peripecias guerreras, gestos valientes, la vida entre piedras y balas, la sed de cartas de Cuba, la grandeza del caído, la heroicidad cotidiana de quien falló alguna vez… están en esas décimas que difuminan al autor y a los actores puntuales para alumbrar la ancha gesta de la nación.

El encuentro fue muy animado. Foto: Del autor.

“Tener a Fulgueiras es siempre una fiesta”, dijo en el encuentro el vicepresidente de la UPEC Francisco Rodríguez Cruz, quien elogió que el círculo de corresponsales rescate historias y experiencias de colegas desconocidos en esos perfiles. “Algunos se graduaron y salieron para Angola y allá escribieron crónicas y poemas del humanismo que se encuentra incluso en la batalla”, señaló el vicepresidente.

Rodríguez Cruz invitó al encuentro al joven comunista portugués Pablo da Siva, quien contó a los participantes que, en tiempos de la dictadura en su país, su padre tuvo que ir a Angola como telegrafista a esa “guerra perdida” que costó 70 000 vidas a Portugal. Da Siva refirió que en su infancia conoció a muchos niños angolanos que le hablaban de los cubanos que ayudaban a su patria. Aunque reconoce que en el Partido Comunista portugués no hay mucha información sobre la obra de Cuba en Angola, el amigo europeo dice que se informa por la prensa cubana.

El amigo portugués Pablo da Siva dio un toque internacional al encuentro. Foto: Del autor.

Luego de una explicación detallada al amigo de la descomposición del tejido colonial portugués, en particular de Angola, a cargo de Milton Díaz Cánter, los corresponsales pasaron al salón de exposiciones de la UPEC, donde Juvenal Balán, Premio José Martí por la Obra de la Vida, introdujo la apertura de la muestra fotográfica sobre la obra de colegas cubanos en conflictos de Angola, Nicaragua, Colombia y Siria.

“La exposición —dijo Juvenal— rinde honor a corresponsales caídos y recuerda a todos los que sirvieron tanto en misiones fuera como en eventos en la patria”.

La sala de la UPEC se prestigia con esta muestra. Foto: Del autor.

Emocionado, Juvenal leyó su texto “Reportaje inconcluso”, un homenaje —sin cámara esta vez— a su amigo de Radio Reloj Juan Candelario Bacallao, quien murió en Angola el 19 de octubre de 1985 empeñado en cubrir la gesta de una de nuestras caravanas.

La muestra es valiosa como testomonio y como arte fotográfico. Foto: Del autor.

Tiempo después, Juvenal traería a La Habana sus ensangrentadas charreteras de primer teniente. Son las que, invisibles solo en apariencia, encuentra con un grado u otro el Maestro Fulgueiras cavando con palas de cronista vértebra a vértebra, vena a vena de la gente, para llegar al corazón y enterarse de qué es capaz el cubano más tranquilo cuando despierta el valor.

Imagen de portada: Una foto de familia tras el encuentro. Foto del autor.

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Enrique Milanés León
Forma parte de la redacción de Cubaperiodistas. Recibió el Premio Patria en reconocimiento a sus virtudes y prestigio profesional otorgado por la Sociedad Cultural José Martí. También ha obtenido el Premio Juan Gualberto Gómez, de la UPEC, por la obra del año.

2 thoughts on “La guerra, en crónica o foto

  1. Excelente reporte de lo que fue mucho más que un encuentro entre corresponsales de guerra., esos que hoy recuerdan, pero siguen con la cámara y el fusil en ristre. Gracias!

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