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De Pushkin a Evtushenko: un espacio de literatura rusa en el centro histórico de La Habana

Junto al afronorteamericano Langston Hughes, el peruano César Vallejo y el griego Yannis Ritzos, entre las esculturas erigidas en el habanero Jardín de los Poetas sobresale el busto del ruso Alexánder Pushkin por ser el más pequeño de todos; o sea, se destaca por su jerarquización a la inversa.

Esa distinción visual se valida cuando relacionamos a la estatuilla del autor de “Ruslán y Liudmila” con los primeros bustos allí colocados por iniciativa de Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana. Fueron los rostros esculpidos del pedagogo alemán Friedrich Fröbel y del escritor danés Hans Christian Andersen.

Esos ilustres personajes consagraron sus vidas a favor de la niñez. Por eso fueron escogidos por Leal para resignificar ese verde espacio colindante con el antiguo Palacio Marqués de Arcos, que fuera sede del Correo Postal y, posteriormente, del Liceo Artístico y Literario en el siglo XIX.

Junto a los bustos de Andersen y Fröbel, fue creada un aula-museo, actualmente dedicada a la enseñanza del violín. De esta manera quedó planteado, desde un inicio, el vínculo entre la vocación pedagógica y la cultura artística y literaria. Luego de la llegada de la pequeña escultura de Pushkin, emplazada a fines de 2024 en la puerta de entrada, el Jardín de los Poetas se ha ido convirtiendo en un singular ecosistema intercultural.

Día de la Lengua Rusa

Ese cometido intercultural se puso de manifiesto cuando, el pasado 6 de junio de 2025, ese jardín volvió a ser la sede cubana para celebrar el Día de la Lengua Rusa. Esta fecha se conmemora desde el año 2011, significando el nacimiento de Pushkin. Consistió en la puesta en escena de varios poemas suyos por niños y jóvenes rusos, así como por estudiantes cubanos de ese idioma. A su vez, alumnos de la Escuela de la Embajada Rusa recitaron poemas en español.

Fue la ocasión para anunciar la concesión de dos becas de pasantía en el Instituto Pushkin de Moscú a las estudiantes cubanas Dariena Solórzano Arévalo y Stephanie Melissa Cribeiro Diez, ambas de la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana.

La celebración culminó con una actividad lúdico educativa en búsqueda de la “Pluma de Pushkin”. Varios equipos tuvieron que cumplir diferentes tareas idiomáticas para encontrar el cofre donde estaba escondida. De esta manera se abría una ventana hacia la literatura y el arte rusos en la hoy Casa de la Poesía, antiguo Liceo Artístico y Literario de La Habana.

Este logro es resultado de la sostenida alianza entre la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) y la Casa de Rusia (Rossotrudnisheztvo), representadas por sus máximas autoridades: Perla Rosales Aguirreurreta, directora adjunta de la OHCH, e Inna Chetti, directora de esa agencia en Cuba. Tal iniciativa contó con el apoyo del Embajador de Rusia en nuestro país: Excelentísimo Señor Víctor Koronelli.

Natalicio de Evtushenko

La segunda actividad de ese recién creado espacio intercultural fue la conmemoración del 93 natalicio de Evgueni Evtushenko (1932-2017). Aunque no fuese un aniversario cerrado, el 18 de julio se convocó a una tertulia literaria por iniciativa de Daria Kovalenko, miembro de la comunidad rusa en Cuba y colaboradora de Rossotrudnichestvo. Ella recibió todo el apoyo del poeta perfomático y narrador oral Sinecio Verdecia, director de la Casa de la Poesía, quien también cumple años ese día.

Asistieron a la cita poética amantes y seguidores de la cultura rusa, entre ellos varias personas que conocieron personalmente a Evtushenko. Fue una mañana calurosa con resonancias líricas de altos kilates, como cuando se mostró un audiovisual del bardo ya anciano, recitando su grandioso poema “Babi Yar” contra el antisemitismo. Lo escribió en 1961 cuando apenas tenía veintinueve años años de edad. Dice su primera estrofa:

No existe monumento en Babi Yar;/ solo la agria ladera. Y tengo miedo./ Hoy me siento un judío en el desierto/ que de Egipto escapó. Me crucifican/ y mis manos conservan los estigmas.

Над Бабьим Яром памятников нет./ Крутой обрыв, как грубое надгробье./ Мне страшно./

Мне сегодня столько лет,/

как самому еврейскому народу./

Мне кажется сейчас –я иудей./

Вот я бреду по древнему Египту./

А вот я, на кресте распятый, гибну,/ и до сих пор на мне — следы гвоздей./

Vivencias inolvidables

Hablando en un español culto y preciso, la veterana traductora Tatiana Maximenkova inició el homenaje con una remembranza de sus años juveniles en época de la Unión Soviética, cuando escuchó por primera vez a Evtushenko en la biblioteca de su ciudad natal.

Esa noche ya remota también recitaron sus poemas: Bela Ajmadúlina, quien era entonces esposa de Evgueni, y el homólogo coetáneo de ambos: Andrei Voznezenski. Ellos tres, junto a Robert Rozhdéstvenski, fueron los máximos representantes de esa generación de poetas irrepetibles que podían abarrotar estadios de fútbol, declamando sus versos enfáticamente como herederos y émulos de Vladímir Mayakovsky.

Quiso la vida que, ya trabajando en Cuba como traductora, Maximenkova tuviera contacto con Evtushenko. Poco tiempo después, lo vio nuevamente en Moscú, adonde viajó acompañando una delegación de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). De entonces data el gesto del poeta que la traductora nunca olvidó: haber cumplido la promesa de conseguirle una entrada para el legendario Teatro Taganka.

Cuando muchos años después, Evtushenko volvió a Cuba y vio a Tatiana, le dijo: “Su cara me es conocida”. A lo que ella respondió, recordándole aquel regalo inolvidable del boleto para el famoso teatro. “Gracias por esa memoria”, respondió el poeta, conmovido.

La bióloga y artista rusa Nina Tariche, también radicada en Cuba, recordó cómo conoció a Evtushenko durante el Festival de Poesía de La Habana en 2016. Entonces aprovechó para comentar a Evgueni que ella también había nacido en un entorno ferroviario parecido a Zimá, la aldea natal del poeta en Siberia. De hecho, su primera novela se llama “Siberia, tierra de bayas”. Fue publicada en 1982 y cuenta la experiencia de una expedición geológica a esos lares.

Por su parte, la rusista cubana Nurys Díaz Hernández enseñó la dedicatoria que él le hiciera en su libro “Manzanas robadas”. Su edición en español se había presentado por primera vez en La Habana durante la Feria Internacional del Libro en 2010. Volvió a hacerlo en 2016 durante su última visita a la capital cubana, cuando Evgueni vino acompañado de su última esposa: María (Masha) Novikova.

Meses después, el 1ro de abril de 2017, Evtushenko falleció a los 84 años de edad en Tulsa, Oklahoma, Estados Unidos. Desde 1995 vivía en esa ciudad, en cuya prestigiosa universidad privada impartía clases de literatura rusa a estudiantes norteamericanos y del resto del mundo.

Lecturas compartidas

A la narración de esos sencillos testimonios sobre las estancias de Evtushenko en Cuba, siguió la lectura compartida de poemas suyos en ruso y español. Con ese objetivo se habían repartido versos impresos entre los presentes para leerlos en silencio y, si alguien quería, a viva voz.

Siberiana también de origen, Daria Kovaleva no conoció personalmente a Evtushenko, pero si hay una admiradora ferviente de su obra literaria, sin lugar a dudas es ella. Todo comenzó desde que leyó su poema “Yo dejé de amarte” (“Я раслюбил тебя”). Solía compartir las tardes con una amiga, recitándolo ambas en voz alta. Dicen los versos iniciales de esa lamentación sobre la ruptura amorosa:

Ya no te quiero… Un desenlace trivial,/ Trillado como vida o como muerte/ Romperé la cuerda del romance cruel,/ La guitarra – en dos! Para que seguir con esta farsa?!/

Solo nuestro cachorro, ese feo peludo, no entiende/

Por qué tú te complicas, porque yo me complico,/

Si lo dejo entrar, araña tu puerta…/

Si lo dejas tú, araña la mia.

Я разлюбил тебя… Банальная развязка./

Банальная, как жизнь, банальная, как смерть./

Я оборву струну жестокого романса,/

гитару пополам – к чему ломать комедь!/

Лишь не понять щенку – лохматому уродцу,/

чего ты так мудришь, чего я так мудрю./

Его впущу к себе – он в дверь твою скребется,/

а впустишь ты его – скребется в дверь мою./

Un momento muy especial fue cuando Daria Kovaleva y Sinecio Verdecia leyeron juntos el poema “Me gustaría…”, escrito por Evtushenko originalmente en idioma español, que aprendió en formaba autodidacta y hablaba con soltura. Luego Sinecio, quien coincidentemente también nació el 18 de julio, interpretó una canción de su autoría, acompañándose de la kalimba, el instrumento percutivo de origen africano. “La poesía puede salvar” lleva por título, repetido a modo de estribillo.

Amigo de Cuba

Evgueni Evtushenko es quizás el escritor soviético que más contribuyó a crear un puente afectivo entre Cuba y Rusia. Sobre eso hablé en calidad de director de la revista Opus Habana, apoyando con mis criterios a los testimonios que anteriormente destacaron su carisma, don de gente y calidez humana.

En mi opinión, amerita estudiar qué papel jugó la intelectualidad artística en la construcción inicial de la imagen positiva de Cuba en Rusia, y viceversa. Fue durante los primeros años (1959-1964) que se manifiesta ese decisivo interés en los mass media de ambos países. De hecho, Evtushenko llegó a Cuba en 1961 como “corresponsal poético” del diario Pravda y vivió aquí los sucesos de la Crisis de Octubre.

En ese contexto histórico se producen los primeros vínculos del recién fundado Instituto Cubano de la Industria Cinematográfica (ICAIC) con los cineastas soviéticos, uno de cuyos resultados es la realización del polémico filme Soy Cuba (1964) bajo la dirección de Mijail Kalatasov y guion conjunto de Evgueni Evtushenko y Enrique Pineda Barnet.

Aunque durante la Guerra Fría predominaba el componente ideológico y político en el discurso mediático, gracias a los intercambios artísticos y culturales se creó una poética particular de la realidad cubana que caló en el imaginario popular de los soviéticos, superando las barreras idiomáticas y geográficas. Y lo mismo sucedió en Cuba con respecto a la realidad soviética.

Con el objetivo de mantener y seguir estrechando esos lazos afectivos de índole cultural, se ha previsto que este espacio literario ruso-cubano en la Casa de la Poesía siga funcionando, incluso abriéndose a otras manifestaciones artísticas. Será el mejor tributo a ese gran poeta universal que es Alexánder Pushkin, reconociéndolo —como afirmara José Martí— “un hombre de todos los tiempos y de todos los países, el universo en un solo pecho…”(Tomado del perfil en Facebook de Opus Habana).

Imagen de portada: Busto del ruso Alexánder Pushkin erigido en el habanero Jardín de los Poetas. Foto de Losama.

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