DE TODO EL PAÍS

La primera universidad de la Revolución está de fiesta

La Universidad de Camagüey  “Ignacio Agramonte  Loynaz” está de fiesta por el 53 aniversario de su fundación, en tanto recapitulan las acciones en un período lectivo complejo por las implicaciones de la pandemia de la COVID -19.

No se abandonó la continuidad en la formación de profesionales para ampliar los horizontes económico y social  de la provincia, Ciego de Ávila y las Tunas, pues se asumieron acciones para la  graduación de más de 1 480 jóvenes, tanto del Curso Diurno como del Curso por Encuentro.

A la par, la Universidad contribuyó notablemente a las tareas de enfrentamiento al coronavirus, cuando dos sedes funcionaron como centros de aislamiento de contagiados (Ciencias Pedagógicas “José Martí” y la de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte “Comandante Manuel Fajardo”).

En el enfrentamiento de la situación epidemiológica, se potenciaron las investigaciones relacionadas con la Modelación Matemática del comportamiento de la COVID-19 para la toma de decisiones, según explicó  en Cubadebate el rector de la UC, el Dr. C. Santiago Lajes Choy.

Con el mismo objetivo se trabajó en aplicaciones móviles sobre la COVID-19, propuestas para disminuir el consumo eléctrico, planes de ejercicios físicos para evitar el estrés, junto al incremento de la producción de alimentos en la vinculación Universidad-Empresa.

Por otra parte,  estudiantes se incorporaron en sus comunidades a la atención a personas adultas, llevándoles alimentos y medicinas hasta sus viviendas.

Con el arribo al cumpleaños de una universidad que ya dispone 53 carreras, hay espacio para remembranzas como testigo y protagonista. Durante años,  ha ocupado lugar privilegiado en mis libreros un voluminoso texto de Zoología General (Storer -Usinger). La singularidad del hecho es que el libro fue un premio en el primer concurso de literatura convocado por el centro de enseñanza superior, en fechas fundacionales.

El seis de noviembre de 1967, un grupo de estudiantes de agronomía ocupaba una espaciosa edificación — el antiguo comedor– del Instituto Tecnológico de la Caña “Álvaro Barba Machado”,  en las afueras de la ciudad de Camagüey.

Por aquel entonces, era alumno del politécnico agrícola y cualidades en el dibujo facilitaron mi colaboración en la copia de dibujos y diagramas de un libro de zoología para unas conferencias mimeografiadas, a sabiendas de la escasez de textos para el gran reto en la enseñanza superior de la provincia.

Mi segundo contacto con la Universidad de Camagüey fue en 1975, por medio de la convocatoria de la Unión de Periodistas de Cuba para la formación profesional de los trabajadores de la prensa escrita y radial de la provincia. Por esa razón, se creó una filial de la carrera de periodismo de Oriente  en la primera edificación que marcaba el desarrollo del primer centro de enseñanza superior creado por la Revolución en una inmensa explanada  en la circunvalación norte de la ciudad.

La tercera relación con la Universidad de Camagüey fue la posibilidad de materializar el ideario martiano del deber de enseñar. De esta forma, en el año 2004 impartí géneros periodísticos en el primer diplomado para periodistas de la radio. Posteriormente, me desempeñé como profesor de comunicación en la sede universitaria municipal, hasta que asumí las asignaturas de periodismo audiovisual y taller de periodismo audiovisual. Fue un reto importante como profesional, para enseñar a los alumnos la mejor teoría actualizada, ligada a los años de experiencia en el oficio.

Al cabo de 53 años, me siento tan comprometido como el primer día en que puse mi granito de arena en el camino de la enseñanza superior en Camagüey.

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