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Cinco horas de historia en tiempo de documental

El documental Cinco horas con Los 5 es un viaje al 28 de febrero de 2015, cuando Gerardo, Antonio, Ramón, René y Fernando se encontraron con el Comandante en Jefe. Volvemos a ese momento porque precisamente hoy hace 99 años que Birán amanecía con la feliz noticia del nacimiento de Fidel, el tercero de los hijos de Ángel y Lina, de 12 libras de peso, que sería —como dijo una vez Miguel Barnet— de esos seres que pasan de vez en vez por la Tierra. Un hombre que tendría una vida larga y que estaría marcado por los triunfos. Y, uno de esos triunfos sería lograr el regreso a la patria de los Cinco héroes, que se consumó el 17 de diciembre de 2014 con la llegada de Antonio, Gerardo y Ramón, antecedidos en el tiempo por René y Fernando.

Yo siempre pienso en que estos cinco hombres venían de vencer todos los martirios de la prisión, los rigores de la cárcel, las tristezas de la distancia, las incertidumbres de los alejamientos, y se encontraban entonces con el líder, con el conductor de pueblo que estremeció a Cuba y al mundo, con ese hombre que lideró la batalla inmensa para lograr su regreso.

Cómo sería entonces de emocionante ese encuentro: de sentimientos que florecieron y de muchísimos abrazos. Siempre recuerdo las palabras de Guillermo Llópiz, escolta, ayudante del Comandante en esa última etapa, que estaba presente en la casa cuando entraron los cinco.

Él me decía: “no fue más que el encuentro de un padre con cinco hijos, que llevaban muchos años sin verse. Y creo que fue así. Cuando los cinco se reúnen allí con Fidel se forma una especie de círculo de viejos amigos y comienzan a conversar. Y estos cinco guerreros se encontraban con el guerrero mayor, que ya era un hombre de 88 años.

Fidel, que había vencido muchísimas batallas en la vida, estaba como de vuelta de todo, pero continuaba con ese optimismo que lo caracterizó siempre, lleno de los ímpetus de su juventud, hasta en la mirada le salían esas chispas a Fidel. Tenía también algo que nunca perdió: su curiosidad de niño. Y, al tenerlos a ellos cinco tan cerca, las preguntas comenzaron. Fidel era un gran preguntador y, por supuesto, quería saberlo todo.

Él estaba en esos tiempos envuelto en muchísimos proyectos agrícolas; era un hombre que a pesar de la edad —ya casi tenía nueve décadas sobre sus hombros— tenía todavía unas rutinas muy parecidas a las de sus años de juventud. Continuaba trabajando en las madrugadas, continuaba haciendo recorridos, conversaba con los jóvenes del EJT que trabajaban en las cercanías de la casa. Iba, a veces hasta Nazareno, en San José de las Lajas, donde hacía sus experimentos de la agricultura. Y sobre todo eso, les comentó a los cinco.  Ellos estaban delante de un hombre que no se dejaba vencer ni siquiera por el tiempo.

A mi juicio, la gran batalla de Fidel no fue ni siquiera contra Estados Unidos, como le escribió a Celia en una carta sobre los horrores que había hecho el ejército de Batista con el bohío de Mario Sariol) donde le dijo: mi gran lucha será contra el gobierno de Estados Unidos, contra Estados Unidos, no.

Yo creo que la gran batalla de Fidel fue contra el tiempo. No descansó un segundo, aprovechaba cada minuto y cuando ya veía que los relojes no se detenían, a él le faltaban aun tantas cosas por hacer y se esmeraba mucho más y aprovechaba cada hora.

Estoy convencida de que todas esas sensaciones se las trasmitió a los Cinco héroes. Como decía Octavio, Fidel fue un hombre de una sensibilidad inmensa, y también la tuvo para definir la fecha en que sería este encuentro. Ellos llegan el 17 de diciembre de 2014 y no es hasta el 28 de febrero que se encuentran con el Comandante.

Ya habían pasado en la historia hechos similares, como el regreso del niño Elián. Y cuando Elián llegó, aquel 28 de junio del 2001, el Comandante tenía muchísimas ganas de ir a conocer al niño por el que había movido a Cuba entera. Sin embargo, esperó a que estuviera con su familia, en la tranquilidad del hogar, a que él se refugiara en esa tranquilidad.

Recuerdo siempre a las taquígrafas que estaban con él en el momento en que Elián y su padre aparecen por la escalerilla del avión. Ellas decían que el Comandante se quedó mirando hacia la televisión, viendo las imágenes, y solamente dijo: ¡Que momento, que momento!

Después él mismo confesaría que a lo largo de su vida vivió momentos de una emoción inmensa como cuando la ofensiva de los 300 que derrotaron a 10 000 en la Sierra Maestra o cuando obtuvimos la victoria de Playa Girón, y muchísimos otros momentos, pero nunca ninguno de una emoción tan honda como cuando vio aparecer a Elián y a los Cinco.

Yo creo que esa emoción se le repitió aquel 17 de diciembre cuando vio bajar de la escalerilla del avión también a Tony, a Gerardo y a Ramón.

Entonces, ver a Fidel allí, en la sala de su casa, en la intimidad del hogar, como un guerrero de viejas batallas — pero todavía con su firmeza y energía—, conversar con él, consumar esa victoria fue también un triunfo no solo para ellos, no solo para él, sino también para todo el pueblo de Cuba.

Estoy muy satisfecha de que en el Centro Fidel Castro hayamos podido realizar este documental que nació en enero de este año, cuando Gerardo Hernández visitó el Centro y comenzamos a hablar.

Todos los que sentimos por Fidel, cada vez que nos reunimos de qué otra cosa vamos a hablar. Recuerdo una vez que vino a Cuba Amando Llorente[i], y le dijo a Fidel: —Comandante, anoche no dormimos nada. —Y ¿por qué no durmieron? —Porque estábamos hablando. —¿De qué estaban hablando? —De que vamos a hablar, Fidel; estábamos hablando de ti.

Y así mismo nos pasa a nosotros. Y hablando con Gerardo nos dimos cuenta de que en este 2025 se cumplían 10 años de aquel encuentro. Cómo no hacer entonces un documental, una obra que recogiera esas cinco horas de historias maravillosas.

Nos dimos a esa tarea y fuimos a entrevistar a los cinco. Agradezco muchísimo a todas aquellas personas que de un modo u otro pusieron su talento, su disposición, su ayuda, para que viera la luz este documental.

Pero sobre todo, agradezco a los Cinco, porque nos abrieron las puertas de su memoria y de su corazón. En las entrevistas, no hubo uno que no se emocionara y esa emoción pasó al documental. Por eso, a veces verán cómo se les desprende una lágrima y cómo en otras aparece una sonrisa. Sin más, los invito a todos ustedes a traspasar el umbral de la casa del Comandante y a ser testigos del encuentro de la victoria. Muchas gracias.

Imagen de portada: Yunet López Ricardo, realizadora del documental Cinco horas con Los 5, durante la presentación del audiovisual en la Unión de Periodistas de Cuba como homenaje al aniversario 99 del nacimiento de Fidel. Foto: Cubaperiodistas.

[i] Amando Llorente es uno de los padres del Colegio de Belén, aquí en La Habana, donde Fidel vino a terminar el bachillerato.

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