PERIODISMO CULTURAL

Alicia: ¡Bienvenida al sitial eterno de la Cubanidad!

“Giselle es una gran obra. Si no se cuida, puede volver a dormirse. Hay que procurar que no muera; las grandes obras no mueren, pues siempre existirán artistas dispuestos a despertarlas”, destacó la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, en 1988, durante la entrevista concedida para la filmación de un documental del prestigioso realizador y director de televisión Roberto Ferguson.

¿Mito? ¿Leyenda? ¿Realidad? Han sido algunos de los calificativos que muchos le conceden. En mi caso, diría que mucho más: Alicia, tú has sido, eres y serás amor eterno.

Amor que lograste otorgar con tu arte en los cuatro puntos cardinales y en los momentos más difíciles sufridos por tu querida Patria y su pueblo, y por otros muchos que tanto te distinguieron.

Y algo que no debe olvidarse. Siempre se ha dicho que un arte danzario como el ballet clásico se ajusta a las grandes minorías y, digamos más, a determinados elementos aristocráticos o de connotada riqueza financiera -ganada malsanamente la mayoría de las veces y otras, por herencia o por títulos nobiliarios comprados-, que pululan en los teatros de muchas partes del mundo. Sin embargo, tú, con tu recia personalidad y tu insuperable arte, lograste burlar esa filosofía reaccionaria, individualista, racista y hasta fascista en ocasiones, para llevarla a todos –¡a absolutamente todos!–, a todas las tablas, plazas, comunidades urbanas y rurales, montañas, a talleres obreros, centros estudiantiles… que, en cada rincón de Cuba y del mundo así te lo pedían. Lograste magnificar tu arte haciendo realidad el pensamiento martiano de Con todos y para el bien de todos, al igual que Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar.

Así has sido única para la Historia de la danza y para la Historia universal en este concepto, pues para todos no eres tan sólo una excelsa bailarina, o a la vez, una actriz que sobre las tablas domina con sus movimientos cada parte de su cuerpo y de su rostro para comunicar estados anímicos, sino también una mujer conocedora y seguidora del mambisado cubano, de su prominente bandera e himno –¡los más bellos universalmente!–, porque en ellos iba tu vida, tu corazón, tu exquisito amor al prójimo.

Fuiste amor, ¡sí!, a mares y tan genuino que siempre soslayaste la idea de partir hacia otros confines, pues aquí estaba tu pueblo que siempre te esperó y te amó como a un símbolo.

Alicia: Ya eres militante de los agradecidos, pues supiste forjar amistad y cariño sinceros en nuestros Héroes de la Generación del Centenario y, en particular, en una Guerrillera de la Sierra y Combatiente revolucionaria, de la inolvidable Vilma Espín, quien colgó sus zapatillas siendo muy joven para cumplir con el deber supremo de la liberación y definitiva independencia de su país.

Igualmente, fuiste depositaria de la confianza de Fidel y de Raúl, como caudal artístico revolucionario porque, sin quizás proponértelo, hiciste Revolución junto a tu excelente Compañía, creada y desarrollada con talento e inefable constancia, otro lauro a sumar a este archipiélago antillano.

Alicia: Siempre te recordaremos con tus zapatillas rosas y blancas, vistiendo a la Giselle romántica; en tus zapatillas rojas para personificar a una Carmen, sensual y provocadora; en tus zapatillas blancas y negras para transformar y sentir en lo más profundo del corazón la música del genial Chaikovsky con sus Cisnes blanco y negro… entre otras muchas de tus coreografías concebidas a partir de nuestro folklore nacional.

En suma, enraizaste la Cultura cubana y la heroicidad del Socialismo como pedagoga de generaciones, y como cubana íntegra. De seguro, otros lo seguirán haciendo y con creces en el futuro inmediato y, muchos de ellos concebidos en tu compañía, una de las mejores del mundo.

Alicia: ¡Bienvenida al sitial eterno de la Cubanidad!

“Uno de los grandes méritos de Giselle parte del mantenimiento de las tonalidades –algo que siempre debe ejercitarse y que se queda en la memoria del público, pues le da más riqueza y es como mejor se siente bailando. Esto es algo que me preocupa pues deben ser cualidades muy importantes de los bailarines, de los coreógrafos, de los directores de la compañía, porque dan una época. Si se está de acuerdo, el público lo recibe entusiasmado”.
Fragmento de entrevista a Alicia Alonso. Documental de Roberto Ferguson, 1988.

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Astrid Barnet
Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana.

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