FOTOCRÓNICAS

Hemingway y los fotógrafos en Cuba

Ernest Hemingway es uno de los novelistas más leídos del mundo y buena parte de sus famosas obras las escribió en Finca Vigía, su refugio de San Francisco de Paula, al sudeste de La Habana. Era uno de los entornos favoritos del escritor para recibir a sus numerosas amistades del mundo intelectual y afamados artistas de Hollywood.  Su otro escenario cubano fue el poblado pesquero de Cojímar, fondeadero de su “casa flotante”,  el Pilar,  yate que,  además de navegar, descansar y pescar en él, lo artilló para perseguir submarinos durante la segunda guerra mundial. Son estos lugares donde lo retrataron algunos de los fotógrafos más célebres del mundo y de Cuba.

En sus andanzas por Europa, Hemingway conoció a muchos profesionales del lente, sobre todo a los corresponsales que como él, reportaron la primera y segunda guerras mundiales o la guerra civil española. Su gran  amistad con Robert Capa, el más renombrado de todos ellos, surgió  en España  reportando la lucha que libraban los republicanos españoles contra los franquistas y se afianzó en el desembarco  de las fuerzas aliadas en Normandía y la entrada con la vanguardia de las tropas que liberaron París.  Hemingway nunca pudo ver, como esperaba, a  su camarada en La Habana porque en 1955 una mina tronchó su vida mientras noticiaba la contienda franco-vietnamita. Hemingway siempre consideró a Capa el mejor de los corresponsales de guerra, un gran camarada y entre sus colecciones de Finca Vigía guardaba celosamente decenas de sus históricas y excelentes fotografías. Aquellos hombres, tiempos y lugares enraizaron sus simpatías con los fotógrafos y dieron pie a escribir estas estampas que se desarrollaron en nuestra capital.

El fotógrafo norteamericano Walker Evans conoció a Hemingway en La Habana. Sin embargo, no hemos encontrado retratos de Papa hechos por Evans, aunque prácticamente se veían todos los días. A la izquierda Evans con su cámara, a la derecha, arriba, una familia sin techo, abajo la porra  reprimiendo a manifestantes.(Fotos Walker Evans)

Walker Evans (1903-1975) fue el primer fotógrafo que Hemingway conoció en La Habana. Un neoyorquino  que vino a isla  a captar parte de la actualidad cubana en aquel momento, donde imperaban la miseria, la represión y  la crueldad policiaca del tiránico régimen de Gerardo Machado. Durante la última semana del mes de  mayo y la primera de junio de 1933, se les veía a veces caminar por las calles, uno con su cámara a cuestas fotografiando, el otro observando.  Un día Evans fue a despedirse de Hemingway, había agotado el dinero asignado para los gastos y aún le faltaban algunas fotos para terminar el reportaje. El escritor, sensibilizado con la misión e interés del cámara, lo animó a terminarla, dándole lo suficiente para permanecer una semana más. También se ha dicho que Evans le dio las fotos a Hemingway para que las sacara de Cuba, por temor a que las autoridades se las decomisaran.  Así contribuyó a que tales  testimonios fueran publicados en el libro The Crime of Cuba,  escrito por Carleton Beals, un extraordinario dossier para que el mundo conociera gráficamente las barbaries  del régimen machadista.

El más célebre de los retratistas del siglo XX, Yosuf Karsh, fotografió al escritor en su casa de San Francisco de Paula, en 1957. Fueron jornadas de mutua cooperación entre dos glorias del mundo del arte y de la literatura. El día acordado para la sesión, el ayudante del fotógrafo, Jerry Fielder,  plantó el trípode y la cámara de gran formato en uno de los salones y colocó al lado las maletas con las placas de 8 x10 pulgadas, mientras Karsh dirigía  convenientemente las luces que iluminarían al novelista. Cuando todo estuvo listo,  Hemingway se acomodó en el lugar indicado y entre los clics de la cámara, anécdotas y daiquiris el artista le hizo unas cuarenta fotos en distintas poses, algunas con Mary Welsh, entonces esposa del escritor.

El fotógrafo Karsh y a la derecha el retrato preferido de Hemingway.

Papa (así lo llamaban afectuosamente los familiares y amigos  cercanos) quiso retratarse vistiendo un suéter de cuello de tortuga, para darle un aire marinero a la fotografía. Esta resultó ser la que más le gustó al escritor y en general a todos porque muestra mejor su temperamento. Tanto le agradó que en la sala de la casa principal en Finca Vigía, se halla colgada dicha foto, a la derecha de la puerta de entrada.

En sus memorias Karsh escribió: “Esperaba encontrar en el novelista una mezcla de los héroes de sus novelas. En lugar de eso encontré a un hombre de peculiar caballerosidad, al hombre más tímido que he retratado. Un hombre cruelmente maltratado por la vida, pero aparentemente invencible.”

Cinco años antes, el primero de septiembre de 1952, la revista Life publicó en un número especial la primicia mundial de la novela de Ernest Hemingway El viejo y el mar, con  un reportaje gráfico de la vida del escritor en La Habana. Para tan relevante encargo, la publicación destinó a su fotógrafo estrella, Alfred Eisenstadt, quien, a diferencia de Karsh, luego de lidiar con el escritor, afirmó: “Hemingway es el hombre más difícil que he retratado”.

En su casa de Finca Vigía y en el poblado pesquero de Cojímar, el fotógrafo de Life retrató a Hemingway con cámaras Leica, distintos lentes y utilizando solamente luz ambiente. Le faltaba retratarlo durante la edición de 1952 del torneo internacional de pesca de la aguja, que se celebraba entonces.

En tal ocasión, el escritor le sugirió lo hiciera desde la lancha de la prensa pero el fotógrafo prefirió alquilar otra para moverse libremente. Hemingway le enfatizó que siguiera las normas del Torneo y se mantuviera distante, a más de sesenta metros de las embarcaciones participantes, incluyendo la de él, para no entorpecer la competición. En plena pesca, Eisenstadt le indicó al patrón de su lancha que se acercara más al Pilar mientras retrataba a Hemingway pescando tranquilo y abstraído;  pero cuando éste se percató que lo estaba retratando tan cerca,  su apariencia angelical se tornó en la de un diablo enfurecido.

Lo peor estaba por venir. Esa tarde el Club Internacional de la Pesca, que auspiciaba el Torneo Hemingway, ofrecía en su sede de la Avenida el Puerto un coctel a los participantes y a la prensa acreditada. Allí estaba el fotógrafo oficial del Club, Raúl Augusto  Fernández de Angosto, más conocido por Barcino, quien fue testigo y nos contó al detalle lo ocurrido:

Hemingway estaba en la barra tomando un daiquirí con el presidente del Club, el Comodoro Rafael del Pozo, cuando vio entrar al fotógrafo de Life y rápidamente lo abordó. Le regañó por no respetar la distancia establecida entre los barcos y Eisenstadt  se defendió diciendo que era mentira porque él  estaba al doble de esa distancia. La respuesta fue un insulto para el autor de El Viejo y el Mar y replicó –Yo no soy un mentiroso, y sacudió al fotógrafo derribando sus cámaras. La oportuna intervención del Comodoro  Pozo y varios amigos logró apaciguar la situación y el incidente quedo zanjado.

El fotógrafo estrella de la revista Life, Albert Einsenstaedt (abajo a la izquierda), llegó a afirmar que Hemingway fue su sujeto más difícil de retratar.

Cuando terminó el reportaje, Hemingway le envió al fotógrafo un obsequio junto con una tarjeta que decía: Para Alfred Eisenstaedt deseándole toda buena suerte siempre y para toda su vida.  Ernest Hemingway. Fue el único fotógrafo en La Habana que sacó de sus casillas al célebre novelista.

Los 71 fotógrafos de prensa que estábamos registrados en la Unión de Reporteros Gráficos de Cuba por la década de los cincuenta, retratamos en varias oportunidades a Hemingway en los torneos de Pesca, en el Club de Cazadores del Cerro, en los encuentros con amigos de la cultura o artistas famosos en Finca Vigía o en actividades donde era invitado. El periodista Fernando Campoamor, gran amigo del novelista,  se encargaba de avisar a la prensa.

Siempre   fue amable con nosotros y sobre todo con Raúl Corrales, fotógrafo de Carteles y vecino de Cojímar,  donde lo retrató navegando en el Pilar  o en el restaurante La Terraza, donde hoy se exhiben varias fotos de las andanzas del escritor por esos lares.  Sin embargo, quien más fotografió a Hemingway fue su secretario particular,  Roberto Herrera Sotolongo.

Hemingway y varios de los participantes en la reunión preparatoria para constituir la Asociación Internacional de fotógrafos de prensa. Aparecen Bert Emanuel, del Detroit Free Press ; Murray Becker, de la Asociated Press; los cubanos Luis Sánchez y el Dr. Rolando Millás, de la  Asociación Nacional de Reporters Gráficos de Cuba, José Agraz,  director de la revista Fotos y otros. (Foto Barcino)

Casi a finales de 1954 se estaba celebrando en La Habana el primer encuentro internacional de fotógrafos de prensa, con el propósito de fundar la Asociación Internacional de Fotógrafos de Prensa. Hemingway se enteró y fue a saludar a los profesionales del lente al día siguiente de la inauguración. Conversó con ellos sobre esta iniciativa de la Unión Nacional de Reporters Gráficos de Cuba, y de la importancia de que compartiéramos conocimientos y técnicas,  se defendiera y promoviera la obra fotográfica y que se crearan concursos y otros estímulos para el gremio. Papa escuchó con atención las explicaciones y dio algunas ideas. Recordó con admiración a Robert Capa y elogió a quienes abrazan esta profesión llena de riesgos y venturas para mostrar al mundo las realidades de la vida.

Hemingway,  que amó siempre a Cuba,  no se encontraba aquí cuando triunfó la revolución el primero de enero de 1959. Pudo venir ya iniciado ese año y pasó unos meses admirando las transformaciones sociales, mientras su salud iba deteriorándose.

Varias de las fotos más conocidas de Hemingway por esas fechas se tomaron el 15 de mayo durante la entrega de los premios del campeonato de pesca de la aguja convocado por el Instituto Nacional de la Industria Turística.  En ese certamen, en aguas frente al litoral habanero,  participaron 150 pescadores  entre ellos el Comandante Fidel Castro, quien compitió por el equipo “Amigos del Mar”,  a bordo del yate Cristal, y ganó el primer premio individual, así como dos segundos lugares.

Hemingway retratado a bordo de su yate Pilar, por el fotógrafo cubano Raúl Corrales.

A bordo del yate utilizado por Fidel se encontraban cinco fotógrafos reportando la competencia: Cala, Korda, Osvaldo Salas y Corrales, junto a Hy Pesking, jefe de fotografía de la revista norteamericana Sports Illustrated y el Comandante Ernesto Che Guevara, quien utilizó la misma cámara Contax que le ayudó en México a subsistir y recaudar algunos fondos para la lucha armada en Cuba.

Esta presencia ante el lente y el encuentro con el joven líder de la Revolución fueron prácticamente el epílogo de la última estancia de Hemingway en Cuba. Aunque prometió regresar y competir al año siguiente, la promesa quedó truncada con su suicidio, el 2 de Julio de 1961, en Ketchum, Idaho.

Fuentes:

Norberto Fuentes,  Hemingway en Cuba. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1984

Raúl Augusto  Fernández de Angosto (Barcino), conversación en su estudio fotográfico de La Copa, en La Habana, septiembre de 1952

Jerry Fielder, David Travis.  Karsh: Beyond the Camera.  Nueva York, 1998.

Revista Life, edición especial, 1 septiembre 1952.

Agradecimiento:

A Gladys Rodríguez Ferrero, directora del Museo Hemingway (1980-1997), presidenta de la Cátedra Hemingway del Instituto Internacional de Periodismo José Martí (1998-2015) y miembro honoraria de la Hemingway Society, EE.UU.

Foto del avatar
Jorge Oller Oller
Fotógrafo, reportero gráfico. Fundador de la Unión de Periodistas de Cuba y del Periódico Granma. Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la Vida. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *