COVID-19

La psicosis, otra de las consecuencias de la COVID-19

Un grupo de científicos australianos considera que la COVID-19 puede provocar psicosis en algunas personas infectadas con la enfermedad, informa un artículo publicado en Schizophrenia Research.

El diagnóstico de psicosis se asoció-de acuerdo con los investigadores-a la exposición viral, los tratamientos utilizados para controlar la infección y el estrés psicosocial.

Según los expertos, es probable que determinados comportamientos como el miedo, la ansiedad, la preocupación, a los que se suman otros efectos físicos derivados de la disminución de la actividad motora, los cambios de nutrición y la poca exposición a la luz solar, difieran entre las pandemias y las poblaciones humanas.

Por ejemplo, en una muestra de estudiantes universitarios en China, seleccionada para analizar durante el brote de gripe H1N1, no se informó ningún efecto psicológico negativo inmediato de la cuarentena.

A pesar de que algunos gobiernos han reconocido y financiado activamente los servicios de salud mental para responder a este aumento potencial de afectaciones, el informe asegura que las implicaciones para el bienestar pueden ser complejas.

Asimismo, los expertos sostienen que entre el 0,9 y el cuatro porciento de los infectados podrían desarrollar psicosis debido a la exposición viral, las estrategias de salud pública para contener la propagación del SARS-CoV-2 y al estrés psicosocial.

Tras las medidas de aislamiento físico y algunas de sus adversas consecuencias como el desempleo, los especialistas registraron un ligero aumento en la incidencia de la paranoia, por lo que no descartan la posibilidad que el actual contexto genere un incremento en el número de suicidios de aquellos individuos diagnosticados con la enfermedad.

Las personas con psicosis pueden estar menos motivadas a cumplir con las acciones para el control del virus, razón por la que los expertos recomiendan una educación personalizada al paciente.

Sin embargo, sin alta evidencia que oriente cómo garantizar el orden de lo establecido, el estudio reconoce que los médicos pueden considerar la aplicación de otras técnicas de pseudoeducación, particularmente, en individuos con síntomas prominentes de desorganización.

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