Es difícil, tratándose de un hombre con tanta historia, resumir en unos pocos párrafos, la vida profesional y revolucionaria de Eduardo Yasells Ferrer.
Vecino, amigo, hombre de una sonrisa pícara, que formaba parte de la envoltura de las muchas anécdotas que oí de él, su participación en la lucha clandestina allá en su Santiago de Cuba, y su apego a la investigación periodística que llevó a varios textos y a medios de prensa donde ejerció como periodista o directivo.
Cuando se le otorgó el Premio Nacional de Periodismo por la obra de la vida, el jurado, del cual tuve el honor de ser parte, encontró en aquel hombre que había alcanzado los grados de coronel en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, más que el expediente de un colega, una parte de la historia viva de la Revolución.
Durante la lucha revolucionaria fue encarcelado y torturado por su labor clandestina. Fue fundador junto a Josué País de la revista Taína de los estudiantes del Instituto de Bachillerato de Santiago de Cuba que enfrentaban a la tiranía de Batista.
Yasells ha dejado una huella profesional en los lugares donde ha trabajado, lo mismo en la revista Verde Olivo, donde fue director, como en el Instituto Internacional de Periodismo y la UPEC, en los que fue directivo.
En la Unión de Periodistas y en la cuadra donde vivimos, siempre encontré a un Yasells dispuesto a cumplir tareas de las más diversas en el periodismo de nuestros días y en las relacionadas con la comunidad.
Sin dudas, su fallecimiento este viernes 3 de octubre, deja un vacío no sólo en su familia y en sus vecinos y amigos, sino también en el proyecto de prensa y de país que construimos.


Gloria eterna al alma noble y buena del colega, vecino y amigo, Eduardo Yasells Ferrer (EPD), quien ya puede mostrar al cielo, con legítimo orgullo, su gigantesca obra periodística y revolucionaria acabada .