Los datos más recientes del Digital News Report, del Instituto Reuters, confirman la tendencia a la baja en la confianza ciudadana en las noticias. En España, por ejemplo, mientras en 2017 esa confianza alcanzaba el 51 por ciento de la población, ahora se ubica en un 31 por ciento que marca el nivel más bajo de la última década.
Una amplia nota del sitio www.theconversation.com refiere que el informe señala que solo un 10 por ciento de los españoles paga por noticias en línea, lo que evidencia la dificultad de sostener un modelo de negocio basado en la calidad en un entorno de acceso mayoritariamente gratuito.
Ya el Digital News Report 2024 apuntaba un aumento de la “evasión de noticias”, con un porcentaje significativo de la población “abrumada” por la cantidad de información.
La transformación digital tiene mucho que ver: se ha transitado de un ecosistema informativo de relativa “escasez mediática” a uno con sobreabundancia de contenidos. El consumo actual de noticias es multipantalla, descentralizado y, a menudo, fragmentado, lo que contribuye a diluir el papel tradicional del periodista como principal mediador de la información.
De tal suerte, los periodistas compiten con múltiples fuentes y plataformas, desde los algoritmos de las redes sociales hasta los influencers, en una dinámica con consecuencias significativas.
El estudio señala otros obstáculos: los algoritmos, diseñados para maximizar la interacción, pueden crear “burbujas de filtro” que refuerzan los sesgos y contribuyen a la polarización social; mientras la inmediatez y la búsqueda del “clic” a menudo priman sobre el rigor y la verificación, facilitando la propagación de desinformación. A resultas, las audiencias migran hacia espacios de cuestionable fiabilidad, erosionando la base de un debate público informado.
El Digital News Report 2025 sostiene que, más allá de los factores externos, es pertinente mirar las condiciones internas de la profesión periodística, cuyas condiciones laborales se han precarizado por la sostenida crisis económica del sector.
Según el Informe Anual de la Profesión Periodística 2024, de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), la precariedad y los bajos salarios son los principales problemas de los periodistas en España. El estudio apunta un elemento alarmante: la salud mental de los periodistas y otros comunicadores se ha convertido ya en objeto de estudio y preocupa seriamente en el sector.
La sobrecarga de trabajo, salarios poco competitivos y la presión constante por la inmediatez impactan directamente en la calidad del producto informativo. Ese contexto ayuda a explicar la fuga de talento experimentado hacia otros sectores y las dificultades para atraer y retener a las nuevas generaciones.
La nota de www.theconversation.com afirma que es razonable pensar que no se puede generar sostenidamente un periodismo de alta calidad si el bienestar de los profesionales no se considera un activo estratégico, dado su complejo encargo de investigar, contrastar y analizar la información… sin presiones indebidas.
En ese sentido, el estudio sostiene la importancia de construir un ecosistema de confianza equilibrado que se base en factores como la calidad de los contenidos, condiciones laborales dignas para los periodistas, buen gobierno corporativo de las empresas de comunicación y la capacidad de establecer una conexión significativa y transparente con las audiencias.
La debilidad en uno de los pilares —como el bienestar de los profesionales— afecta a la estabilidad de todo el sistema. Un periodista precarizado tendrá más dificultades para producir información de calidad, lo que a su vez mermará la confianza de la audiencia y la sostenibilidad del medio.
Ese enfoque sistémico implica compartir tareas en la reconstrucción de la confianza. Los medios tienen la oportunidad de liderar el cambio, invirtiendo en la calidad del periodismo y en el desarrollo de su capital humano, apostando por la innovación, los nuevos formatos y por condiciones laborales que permitan ejercer la profesión con rigor y ética.
Las universidades pueden contribuir formando a profesionales con una visión integral, herramientas técnicas, sólida base ética y capacidad de adaptación a un entorno cambiante.
También las audiencias tienen un rol esencial con su exigencia crítica, su disposición a valorar y apoyar –incluso económicamente– el periodismo de calidad y su alfabetización mediática para discernir entre fuentes fiables y desinformación.
El estudio —que, con matices propios, tiene cosas que decir sobre el periodismo mucho más allá de España— concluye que restablecer el equilibrio de ese ecosistema es un reto complejo, pero indispensable para el futuro de la profesión y, en última instancia, de la sociedad.
Imagen de portada: Foto de www.prnoticias.com.

