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Mi abanico chino

Periodista migratorio

Tras su abrazo de ciudad a más de un centenar de reporteros de 51 naciones, la hermosa Nanchang les mostró entre sus preciados rincones el Parque Ecológico de Humedales de Aixihu, sitio que inspira la vida y deja ver a las claras la postura de respeto ambiental de todo el programa de desarrollo chino. La nación poderosa se yergue con altas industrias, pero también con grandes pulmones.

Grullas, símbolo de la longevidad, y cisnes, de la lealtad de pareja, toman el caudal del río Gang en su estancia transitoria para amigarse, junto a las carpas koi y los patos, con visitantes de todo el mundo. Como ellos, China goza larga vida y obsequia fidelidad.

Indistintamente, los forasteros ofrendan trozos de coles y cereales especiales que los seres del agua devoran bajo la incesante sinfonía de cigarras apostadas en los ginkgos o “árboles de los cuarenta escudos” plantados en la ribera.

Los periodistas alimentaron grullas, cisnes y patos. Foto: Del autor.

Rodeados de puro asfalto, es esa una suerte de viaje a la semilla. Al pasar un puente de madera se llega al “templo” especial: la biblioteca cuyos gestores de vanaglorian de que, de 40 000 libros de fondo, 10 000 han sido donados por sus propios lectores.

Muy lejos de casa, uno aprende que Cuba no sabe tanto de ardores como creía. Aun cediendo la tarde, en Nanchang abrasa el calor intenso cercano a los 40 grados, por lo cual, a la entrada, el responsable de la biblioteca obsequia pomos de agua “de la sabiduría” que este cronista quisiera tener a la mano ahora para hallarle palabras buenas a su estampa de viaje.

De momento, las cigarras quedan atrás. Reina el silencio. Todo es atención y lectura. En general, los usuarios son familias con sus niños que proyectan una disciplina extraordinaria.

En China se piensa a lo grande. No extraña que alguien escribiera en el libro de opiniones: “Un momento es como oro”, y el cubano de paso entiende que, en efecto, camina en medio del yacimiento más extraordinario del gigante-país: el de su sabiduría, abundante allí, en lingotes de libros diversos colocados en catálogo por personas comunes.

Los hijos de Nanchang muestran lo que sería un círculo cerrado de… creación. En el Parque Ecológico tienen a la vez la naturaleza que inspira y los creadores que la plasman: los lectores escriben sus textos originales, dibujan y traducen las historias en artesanías propias.

El sol baja un tanto. En la sala de té, aledaña a otra de loto, el visitante se relaja y, extasiado, ha entendido que, quizás con un ciclo de viaje más largo que el de las grullas, el de los cisnes y el de los patos, definitivamente tendrá que regresar un día porque la paz del lugar le ha convertido en periodista migratorio.

Imagen de portada: Una biblioteca especial, al centro de la naturaleza. Foto: Del autor.

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Enrique Milanés León
Forma parte de la redacción de Cubaperiodistas. Recibió el Premio Patria en reconocimiento a sus virtudes y prestigio profesional otorgado por la Sociedad Cultural José Martí. También ha obtenido el Premio Juan Gualberto Gómez, de la UPEC, por la obra del año.

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