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No fue una reunión cualquiera

En el teatro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) estaban sentados en esa mañana de mayo varias decenas de colegas, que en su totalidad sumarían varios cientos de años de vida, y la gran mayoría con más de treinta, cuarenta, cincuenta o sesenta años en la profesión.

Se le rendía homenaje a Carmen Alfonso, una mujer próxima a cumplir 90 años, referente en el periodismo y cita obligada a la hora de indagar sobre el sistema de salud pública en Cuba y su transformación, a la par con el proceso revolucionario emprendido desde 1959.

El otro homenajeado fue Manuel Tomás Moro Pérez, aquel casi niño que, en su tierra natal, Manatí, actual provincia de Las Tunas, dejó huellas imborrables de un incipiente periodismo radial, y llegaría más tarde a la prensa escrita como fundador del periódico Tribuna de La Habana y —muy importante—, en cada frente que el Partido necesitó de él.

Ambos recibieron, de manos de Ricardo Ronquillo, presidente de la UPEC, un diploma de reconocimiento por la Obra de la Vida.

De los presentes, no pocos dijeron sentidas palabras respecto a los dos agasajados.

Medité entonces —y por eso escribo esta crónica—, en cuán grande es la historia sobre el periodismo cubano que se encontraba en el recinto.

Y agrego más: Allí, en aquella especie de enciclopedia   sobre periodismo y revolución, estaban muchos de los que escribieron sobre hechos épicos del proceso revolucionario como Girón, la guerra que se nos hacía y hace hoy en términos de bloqueo, la batalla en los campos cañeros de Cuba durante la llamada Zafra del 70 o de los 10 millones, y muchos hechos más.

También quienes no parpadearon cuando Fidel los necesitó para su gran proyecto de hacer una Mesa Redonda, espacio informativo que hoy es referente del periodismo en todas sus dimensiones.

Algunos colaboraron en la construcción de medios de prensa locales y provinciales o se incorporaron a otras tareas —dentro o fuera del periodismo— cuando la Revolución los ha necesitado.

Estaban allí o no pudieron hacerlo por razones de edad, salud o falta de transporte, para llegar a la cita, los que hoy todavía esperan una rectificación a la remuneración que reciben como jubilados y que no pasan de los 1 500 y 1 600 pesos mensuales.

Sin embargo, y en medio de estas tempestades, muchas veces incomprensibles, unos acompañados de su inseparable bastón y otros con carencias de un medicamento importante, todos hablan del compromiso que aún les queda por cumplir, y se brindan para participar en conversatorios con los jóvenes que se forman como periodistas en las universidades del país y transmitir a ellos no sólo su larga experiencia profesional, sino también para escuchar y aprender de quienes ya constituyen el presente en esta bella profesión, que lleva una buena dosis de masoquismo cuando vemos que no siempre es bien comprendida y por muchas décadas la menos remunerada.

Por todo ello insisto en que la reunión del llamado Equipo Asesor de la UPEC, o de los jubilados, como también se les conoce, traspasó la convocatoria para homenajear a dos colegas con extraordinarios méritos, y permitió dejar abierto este gran libro sobre la historia del periodismo cubano, que no debemos permitir que se cierre y que las generaciones actuales y futuras deben adentrarse en él, más cuando todavía están vivos muchos que pueden contarla, explicarla una y otra vez, y compartir aciertos y errores, como parte de esta enseñanza de la vida.

Imagen de portada: Fernando Soler.

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Elson Concepción Pérez
Periodista cubano y analista de temas internacionales. Forma parte de la redacción del diario Granma.

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