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Cien años de Raúl Corrales

A veces los fotógrafos son vistos como meros reporteros de la realidad inmediata. Se les admira por su capacidad para captar el instante preciso, para documentar los grandes y pequeños acontecimientos de una época y por el testimonio gráfico que son capaces de dejar para la historia. Olvidamos a veces que la fotografía es también un medio de expresión que refleja lo que se halla detrás de la cámara; que las imágenes no solo muestran la exterioridad de lo que rodea al fotógrafo, sino también su universo interior, sus pensamientos, sus sentimientos, sus conflictos, sus gustos, pero a su manera, seleccionando y filtrando de una forma quizás única e identificable todos esos momentos, episodios y detalles. Gracias a su autenticidad, a su sinceridad, su cámara parece funcionar siempre en ambos sentidos.

En esto radica precisamente la grandeza de Raúl Corrales como fotógrafo, en reunir ambas cosas: haber estado atento a los sucesos grandes o pequeños que registraba y haber logrado su propio sello fotográfico, su propio estilo documental. Con esta mínima muestra de sus fotografías, pertenecientes a la colección de la Fototeca de Cuba, iniciamos el homenaje a Raúl Corrales por su Centenario (Tomado de La Jiribilla).

Imágenes: Cortesía de la Fototeca de Cuba.

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