¿Cuánta desolación cabe en la lágrima de una madre? Toda la que provoca la impotencia de saber a su hija enferma. ¿Cuánta esperanza cabe en la sonrisa de una niña? Absolutamente toda.
El documental La gota de agua relata la historia de Natali, quien tiene actualmente cinco años y fue diagnosticada en 2019 con sarcoma de Ewing, un tipo raro de cáncer que afecta los huesos. Protagonizan junto a ella, el relato de 30 minutos, sus padres, los jóvenes camagüeyanos Dairelis y Pedro Armando.
De la mano de las realizadoras Iriana Pupo y Yaimí Ravelo, y bajo la producción de Resumen Latinoamericano, el cortometraje muestra tres aspectos principales: la importancia del apoyo incondicional de la familia en momentos difíciles, la humanidad del personal cubano de salud, y las tantas vicisitudes por las que pasan los pacientes, arreciadas por el criminal bloqueo de Estados Unidos contra Cuba.
Natali es una de las tantas víctimas indirectas del bloqueo. Aunque el tratamiento de su enfermedad ha sido posible, el acceso a recursos básicos como medicamentos, una silla de ruedas o prótesis para sustituir la pierna que tuvo que ser amputada cuando tenía tres años, es casi una misión imposible.
Graciela Ramírez, periodista argentina, jefa de la corresponsalía de Resumen Latinoamericano en La Habana, declaró, en el estreno del documental, ayer en el cine Chaplin, de la capital, que La gota de agua es una pieza más en la denuncia que cada año Cuba hace contra el bloqueo ante la ONU, respaldada por la gran mayoría de la comunidad internacional. «Es una gotita de amor en un aguacero de solidaridad».
Tomado de Granma
