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Hay en la prensa cuatro errores recurrentes cuando se refiere a procesos de la vida

En distintos medios de comunicación suelen ser compartidos interpretaciones contradictorias acerca de fenómenos biológicos relacionados con la vida y los humanos. Sin embargo, esto no ocurriría si se considerara que lo viviente en el planeta Tierra existe en varios niveles: molecular, celular, de organismo, etc., y que para cada uno de ellos pueden darse explicaciones diferentes de una misma expresión.

Cuatro ejemplos sobre conceptualizaciones recurrentes en materiales periodísticos o de divulgación científico popular: el hombre desciende del mono, la vida existe en otros planetas, hombres y mujeres son iguales y diferentes, el hombre evoluciona bio-física-socialmente, pueden ofrecer una dimensión acerca de enfoques desacertados sobre el asunto.

El hombre desciende del mono

Todas las especies actuales (plantas y animales) descienden de una secuencia de otras especies, la mayoría de ellas ya extinguidas. Este proceso es conocido como especiación. De tal forma que, la especie madre A puede dar lugar a las especies B, C y D. A su vez, la B es capaz de originar a la E y F y la F a las especies G y H.  Si los Homo sapiens fuéramos la especie G, la que nos dio origen fue la F (antepasado inmediato y común de H), pero también descendemos de B y A, aunque no de forma inmediata.

Así, cuando planteamos que el hombre desciende del mono ¿de qué antepasado estamos hablando, del inmediato (la especie F, según el ejemplo anterior) o del más remoto (la especie A)?

El equivalente de la A para nuestro ejemplo sería una especie de mono que dio lugar a muchas otras especies de monos semihumanos y de humanos con algunos rasgos de mono, hasta que apareció el antepasado inmediato de sapiens que ya era prácticamente como nosotros. A este se le conoce como Homo heildelbergensis (el equivalente a la especie F de nuestro ejemplo). Otra especie que también desciende de heildelbergensis (la H) es el Homo neanderthalensis, también extinguida hace unos 40.000 años.

De manera que el planteamiento correcto acerca del origen humano sería: el hombre desciende del mono como antepasado remoto y de otra especie humana como antepasado inmediato.

 La vida existe en otros planetas

Cuando nos adentramos en comunicaciones sobre este tema, ¿de qué estamos hablando, de la vida terrestre o de cualquier otro tipo de vida? Este es un concepto que debe quedar claro, porque la vida terrestre (VT) posee dos características básicas en cuanto a su origen y evolución.

Su origen se sustenta en la aparición de macromoléculas estructuradas sobre la base del carbono, fundamentalmente proteínas y ácidos nucleicos, las que al formar agrupaciones separadas del ambiente, pero en continua interacción con este (metabolismo) y junto con otras moléculas, evolucionaron para dar origen al primer organismo unicelular con todas las propiedades básicas de la vida.

Estos primeros organismos continuaron evolucionando hacia organismos pluricelulares y más complejos, bajo los efectos de las fuerzas que impulsan la evolución biológica en la Tierra, en íntima asociación con la evolución geológica de esta última (deriva continental, cambios climáticos, choque de meteoritos), hasta llegar a las formas vivientes actuales, incluyendo a los seres humanos.

Puede que en otros planetas también existan procesos equivalentes a la VT, pero exactamente igual, al menos para los evolucionistas, sería un hecho altamente improbable, dadas las miles de contingencias casuales y causales que se dieron durante la evolución de la propia Tierra.

Entonces, el planteamiento correcto sería: la vida, como la conocemos en la Tierra, es poco probable que se de en otros planetas, pero es posible la existencia de variantes de esta forma, o vida totalmente diferente en su origen y desarrollo.

Hombres y mujeres son iguales y diferentes

La afirmación es totalmente cierta, pero ¿de qué igualdades y diferencias estamos hablando? Precisamente, como seres vivos y altamente socializados y encéfalos, nos desarrollamos bajo la influencia de tres procesos: el biológico, el social y el mental.

Entonces, ¿somos iguales y diferentes a estos tres niveles o solo en algunos de ellos? ¿Pesan más las igualdades que las diferencias, o viceversa? ¿Interactúan estos tres niveles para retroalimentarse positiva o negativamente?

Este planteamiento de las igualdades y diferencias biológicas se da a dos niveles: lo que vemos o registramos macroscópicamente en cuanto a morfología, fisiología y conducta (el fenotipo) y lo que determina las anteriores características en interacción con el ambiente y que trasmitimos a nuestros descendientes (los genes y su conjunto en cada individuo o genotipo).

El enorme desarrollo que la genética (el estudio de los genes) ha tenido en los últimos años demuestra convincentemente, que si bien al nivel del fenotipo (anatomía, fisiología, conducta, psicología) hombres y mujeres son innegablemente diferentes en algunos aspectos, al nivel del genotipo solo unos pocos genes los diferencian. De modo que importan más los numerosos genes que hacen a todos los seres humanos, sin distinción de sexo, y que comúnmente se hallan muy alejados de los animales en cuanto a su racionalidad.

Por otra parte, los aspectos sociales, que están más allá del campo de lo biológico, pero que siempre están interactuando con este, deben hacer a hombres y mujeres predominantemente iguales en sus múltiples aspectos (política, cultura, economía, ciencia, deporte, religión, educación), pues excepto ciertas diferencias biológicas básicas (solo la mujer gesta, pare) en el campo de lo social deben ser totalmente iguales.

El hombre evoluciona bio-psico-socialmente

Este es uno de los planteamientos más reiterados en los medios de comunicación, pero si no se es más específico, ¿de qué estamos hablando en relación al resto de los animales? ¿Ellos no evolucionan bio-psico-socialmente?

En teoría, todos los animales evolucionan biológicamente (cambian su morfología, fisiología y conducta), psíquica o mentalmente (cambian los procesos mentales de sus sistemas nerviosos) y socialmente (se transforman con el tiempo sus organizaciones sociales).

No es posible creer  entonces que, por ejemplo, el delfín tonina de hoy, sea exactamente igual en sus procesos biológicos, mentales y en su organización social, a sus antepasados de hace unos dos millones de años. Por tanto, ellos también han evolucionado bio-psico-socialmente, como lo hicieron los humanos a partir de los australopitecos.

La mencionada frase que da título a este sub-post, al hacer referencia a los humanos sin ninguna otra aclaración, da la impresión de que solo estos evolucionan de dicha forma, evidenciándose así una gran ignorancia acerca de la vida del resto de los animales.

¿Qué le falta entonces a dicho planteamiento? Simplemente añadir la frase: “de forma racional”; es decir, los humanos como todos los animales evolucionan bio-psico-socialmente, pero a esta evolución se le ha añadido una característica única que no posee ningún animal: el razonamiento, la acción y resultado de razonar, o lo que es lo mismo, usar la razón para estructurar y expresar las ideas. La razón, a su vez, es la facultad de pensar y al mismo tiempo aplicar la inteligencia para considerar una cuestión determinada, proceso que solo existe en el humano.

(Humana y neandertal. Imagen tomada de La Vanguardia)

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Vicente Berovides Alvarez
Profesor Emérito de la Universidad de La Habana.

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