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¿A dónde va Bolivia?

¿Qué está pasando en Bolivia ahora mismo?; ¿a dónde van los destinos de aquella nación?; ¿cuál será el futuro del Movimiento al Socialismo y su principal líder, Evo Morales? Esas son las preguntas que durante esta semana nos hemos hecho tras el golpe de Estado que un académico cubano bautizara como un “golpe huevo”, porque de blando pasó a duro rápidamente, con la salida de los militares a las calles de La Paz y El Alto a reprimir a los inconformes.

Como analista lo primero que recominedo para entender el caso boliviano es que nos despojemos de nuestra mirada cubana al estilo mambí y con el machete en la mano; nos permitirá ponernos en la piel de los indios bolivianos, y entender por qué Evo llamó a segunda vuelta de elecciones y luego renunció para evitar un baño de sangre que de todas maneras se está produciendo.

Estamos viviendo un proceso en curso, la última palabra no se ha dicho porque en Bolivia, como tradición, la política se resuelve en la calle y los indígenas, como lo han hecho durante siglos han salido a reclamar sus derechos.

La renuncia de Evo en primer lugar no es vista por sus seguidores como una traición, sino que fue consecuente con su actuar de mandar obedeciendo y para que se generara la paz. Está claro que la burguesía criolla, asociada con trasnacionales, no pretende pacificar, sino arrasar con cualquier vestigio de resistencia. La actitud de Evo fue un sacudón para todo el que pensó que el problema era él.

El racismo que resumen los cabecillas opositores habla de lo que son capaces y la intimidación a personas –incluso con armas–, el asalto, la quema de viviendas, el asesinato, fueron ingredientes diseñados para disuadir a los partidarios de Evo; el lema de Camacho y lo que tratan de vender es que ellos no tumban gobiernos, sino que liberan pueblos. En Bolivia el que pierda la calle hoy, pierde el poder.

Sabemos por los 16 audios publicados, cómo se gestó el golpe y el papel protagónico de EE.UU. y la OEA; incluso, algunas iglesias fueron utilizadas para recibir y distribuir el financiamiento para las marchas opositoras. EE.UU. que nunca incluyó a Bolivia en el eje del mal: Cuba-Venezuela-Nicaragua, sencillamente estaba aplicando la Política de Fruta Madura como hace siglos.

Esperaron que la Bolivia de Evo alcanzara niveles de desarrollo económicos importantes y que estuviera lista para la industrialización del país y dan un sarpazo que nos deja claro que van tras el Litio, la segunda mayor reserva del mundo de este mineral tan necesario para el desarrollo y la construcción de baterías.

Por demás, industria del Litio en la que China, Alemania y Rusia ya tenían presencia e invertirían más de DOS MIL millones de dólares en los próximos años, según se acordó en agosto pasado.

¿Por qué golpear a Bolivia ahora? Evo era el Presidente con más apoyo de la región, esa nación tenía cooperación militar creciente con China; y con Rusia en los ámbitos del petróleo y el gas, el Litio ya lo mencionamos y si hablamos de su posición, su territorio está justo en el corazón de Latinoamérica.

El golpe no solo fue contra Evo, sino para lapidar a UNASUR y definitivamente demostrar que es una región volátil, en la que pretenden, solo mande EE.UU. como su patio trasero.

Otra autoproclamada de moda, Jeanine Áñez, asumió la presidencia y en un mensaje muy claro para esa nación y el mundo, los militares fueron los que le pusieron la banda, e incluso nombró un gabinete que ya asumió.

En las últimas horas el Movimiento al Socialismo recobró las presidencias de la Cámara de Diputados y del Senado del Congreso donde tienen mayoría, y todo ello a pesar de los bloqueos de militares y opositores. Pero, ¿podrá el Congreso retomar el poder pacíficamente?

Esa disyuntiva nos deja diversos escenarios, todos en extremo complejos: el primero, el MAS en el Congreso logra sacar del poder a esta figura títere, con la presión del pueblo en la calle y los entes militares se apegan a la Constitución, se convoca al diálogo y la paz, y a nuevas elecciones.

Segundo, los militares desconocen y disuelven el Congreso, lo cual dejaría al golpe de Estado mucho más al descubierto, y comienza un periodo de transición con carácterísticas facistas, y literalmente una cacería de los principales líderes de los movimientos sociales para descabezar al MAS; en suma, un baño de sangre que termina replegando a la resistencia indígena.

Si usted me pregunta, ahora mismo cuál es el más probable, le diría que uno es el deseado, el primero; el otro, el que tristemente parecería es lo que se nos viene; porque el componente militar tiene un peso enorme en esta ecuasión y sabemos de dónde vienen.

No obstante, lo que suceda en las próximas horas en ese país será la muestra más fehaciente del pulseo entre clases sociales luchando por la toma del poder; y así, debemos verlo.

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