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Moltó, en un eco de dones desde su Santiago

Junto a laureados con los Premios Nacionales de periodismo de este año e integrantes de la Presidencia Upec, en el histórico Cuartel Moncada, hoy Ciudad Escolar 26 de Julio (Foto: Yoandry Avila Guerra)

El timbre del teléfono aterraba por estos días en que temíamos a una fatídica noticia, la muerte de Moltó, y no por esperada por su delicado estado de salud ha dejado de impresionarnos y llenarnos de tristeza.

El presidente nacional de la Upec Antonio Demetrio Moltó Martorell se ha ido y nos ha dejado una estela de cosas hermosas para agarrarnos con fuerzas a ellas en el orden personal, profesional y revolucionario;  sobre todo su decencia, modestia y comprensión.

En los temas de la prensa fue siempre agudo, valiente, preciso y claro, en la última jornada este 14 de Marzo bajo su mando decidió desde Santiago de Cuba hacer la proclama al X congreso de la Unión de Periodistas, decía que este era el mejor lugar y lo aseguraba en el documento nítidamente.

“Colegas de toda Cuba. Desde Santiago de Cuba, ciudad nacida con vocación de heroísmo proclamamos nuestra fidelidad a un periodismo limpio, claro, veraz, creador, consagrado a servir a nuestros compatriotas. Somos, nadie lo ignora, quienes registramos y evaluamos el acontecer buscando cuánto hay de nube en la flor y cuanto de flor en la nube. Según el imperativo de José Martí”.

Ahí en esas líneas estaban sus aspiraciones, su impronta, su reconocido verbo y su orientación como líder de un gremio al que llamó ejército de leales.

Como amigo, el más incondicional, capaz de estar al tanto del más mínimo detalle ante la situación de un compañero con su salud o con el de la familia, de acompañar y brindar apoyo en esos momentos duros que pone la vida, él que era capaz de ser padrino de matrimonios, fijar fecha de bodas, ir a las lunas de miel, bautizos, funerarias, cumpleaños, en fin, todo lo que hace un amigo verdadero en las buenas y en las malas.

Para mí fue más, le decía hermano y él era recíproco con ese calificativo y me llamaba la hermana santiaguera. No sé qué día nos llamamos así desde que entré a ocupar un cargo para el que nunca me preparé y comencé a ejercer mis funciones en la Unión de Periodistas desde donde encontré siempre su apoyo, confianza y consejo preciso desde que era solo un funcionario de la organización.

Me confiaba tareas difíciles y ante mis dudas decía: “Yo sé que tú puedes”, y ya su imperativo era la premisa para salir a cumplir, qué don el de ese hombre que hoy contemplo desde una fotografía rodeado de rosas, qué don el del hermano que sorteó incomprensiones, obstáculos, amores y luchó por la vida sin dejarse vencer, qué don el de este hermano que nació en el combate y hoy así de grande en mi pecho sale rumbo a la inmortalidad dejando su huella que toma forma en una palabra, ejemplo.

Por Lourdes Palau Vázquez / Presidenta de la Upec en Santiago de Cuba

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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