OTRAS NOTICIAS

El más cubano de los italianos

Era el lunes 15 de octubre de 1923. El doctor Mario Calvino, director de la Estación Experimental Agronómica de Santiago de las Vegas, daba su recorrido habitual por el centro y conversaba con algunos trabajadores. De pronto, alguien le avisa que su esposa, la doctora Eva Mameli, se ha puesto de parto. Sin perder tiempo, se dirige hacia el bungaló donde residen, atraviesa la glorieta y sube los tres peldaños de la escalera que conduce a la casa.

–¡Doctor Calvino, ya nació, es un varón! – grita la comadrona.

Eva, aun sin recuperarse y con el niño en brazos, le dice a su esposo:

–Mario, se llamará Ítalo, por la tierra donde nacimos.

Ítalo junto a su madre

Con el tiempo, ese niño se convirtió en uno de los escritores más trascendentales de la literatura mundial y la relación que mantuvo con su tierra natal es, en la distancia, fuente de conflicto.

Vivió sus primeros años en la Estación experimental donde su padre era director. En la foto, sentados de derecha a izquierda, Mario Calvino con Ítalo
entre sus piernas y su esposa, la doctora Eva Mameli, también botánica de la
Estación (Foto: Tomada del libro Las dos mitades de Calvino).

Recuerdos llenos de nostalgia

La presencia de Ítalo Calvino en Cuba es consecuencia de un evento casual en la vida de su padre Mario, agrónomo italiano. Por un llamado del Secretario de Agricultura, Eugenio Sánchez Agramonte, y del Presidente Menocal, Calvino llegó a Cuba en 1917 para ocupar el puesto de Director de la Estación Experimental Agronómica de Santiago de las Vegas. En 1920, se casó con la doctora Eva Mameli, también botánica, y en 1923 nació su hijo Ítalo, comenta vía correo electrónico el investigador italiano Doménico Capolongo, importante estudioso de las relaciones ítalo-cubanas.

Ítalo Calvino recibió un agasajo por parte de figuras de la cultura de Santiago de las Vegas en la Biblioteca Municipal Más Luz (Foto: Tomada del libro Las dos mitades de Calvino).

Calvino convirtió a la Estación en un centro de referencia científico y cultural. Miguel Bonera, especialista del museo santiagueño, explica que en la cuidad existía un amplio movimiento cultural y que el matrimonio Calvino-Mameli participaba en las actividades, entre ellas, la visita del Premio Nobel de Literatura Jacinto Benavente, en 1923.

Concepción Díaz Marrero, investigadora de la Estación, explica que allí trabajaban las más importantes personalidades de la ciudad, ejemplo, el sabio Juan Tomás Roig, el poeta Gabriel Rabrier, autor de la letra de la canción Una rosa de Francia, y Teodoro Cabrera, impulsor de la celebración del Día de las Madres.

En ese ambiente vivió Ítalo sus primeros años, en la casa anexa a la Estación, hasta el traslado de la familia en 1924, primero a Chaparra, Oriente, y luego, en 1925, hacia Italia, donde murió el escritor en 1985.

Sobre su infancia en Cuba, el autor de Marcovaldo recordaría: “Para mí, Santiago de las Vegas era un dato en el registro civil y algunas viejas fotografías, y muchos recuerdos familiares llenos de nostalgia”.

El escritor no olvidó sus orígenes. Durante su participación en la Segunda Guerra Mundial combatió el fascismo bajo el nombre guerrillero de Santiago, por la ciudad donde nació.

Ítalo Calvino combatió en la Segunda Guerra Mundial con el seudónimo de Santiago. En la foto, su carnet de miembro del Cuerpo Voluntario de la Libertad, conocidos como partisanos (Foto: Cortesía de Concepción Díaz Marrero).

Vuelta al nido

El 23 de enero de 1964 regresó a Cuba el ya afamado escritor Ítalo Calvino. La invitación fue hecha por Haydée Santamaría para formar parte del jurado de la quinta edición del Premio Literario Casa de las Américas en el género de novela. “La invitación (…) me ha permitido volver al lugar donde nací, que es como volver al nido”, confirmó en una entrevista publicada en el periódico Revolución, el 2 de febrero de 1964.

Volvió a su ciudad natal, el día 27, para recorrer la Estación y reencontrarse con su pasado. Allí, según relata Calvino en una misiva enviada a su madre, conocida como Carta Habanera, lo recibieron compañeros de trabajo de sus padres que recordaron con cariño a la familia, entre ellos, el doctor Juan Tomás Roig.

“Esta tarde fui a Santiago de las Vegas. Ha sido muy bello y conmovedor (…) el doctor Roig me acompañó por toda la estación (…) Me llevó a ver dónde estaba nuestra casa (que fue destruida por el ciclón de 1926) junto a la guardarraya de palmas reales (…) Ahora, donde estaba nuestra casa, hay un prado y una gran masa de Congea tormentosa…”. De esta forma describía a su madre el estado actual del lugar donde había nacido y del que solo quedan la glorieta, una escalerilla de acceso y la casita del perro.

Recuerda el historiador Helio Orovio Díaz en el libro Las dos mitades de Calvino, que el escritor regresó a Santiago el 15 de febrero para asistir a un homenaje que se le ofreciera en la Biblioteca Municipal Más Luz, donde fue agasajado por personalidades de la cultura local.

Más emociones aguardarían al literato en su viaje a la Isla. De acuerdo con el acta matrimonial, recuperada por Orovio Díaz, el 19 de febrero de 1964 contrajeron nupcias Ítalo Calvino Mameli y la intelectual argentina Esther Singer ante el doctor Reynaldo Recio en la Habana Vieja. Posteriormente celebraron con un pequeño brindis en el bar Las Antillas del Hotel Habana Libre, donde residieron.

Ítalo y la Revolución cubana

Si existe un punto conflictivo entre Calvino y su tierra natal es sin duda la relación que mantuvo con el proceso revolucionario. En su visita a la Isla, el literato fue recibido por el Che en el despacho del Ministerio de Industrias. Ese encuentro lo rememoraría en un mensaje enviado a Cuba por la muerte del guerrillero cuando afirma: “La discusión de Guevara con todos los que se le acercaron, y con él mismo, no se interrumpe con la muerte y se extenderá cada vez más (…) el hecho de haber hablado con él no podía quedar como un episodio marginal. Desde lejos y en silencio yo he seguido discutiendo con el Che, y mientras más pasaba el tiempo, más tenía él razón”.

En 1969 dirige una felicitación a la Revolución Cubana en el décimo aniversario del triunfo, publicada en la Revista Casa de las Américas donde expresa: “Desde hace diez años, Cuba revolucionaria se muestra al mundo sonriente y austera mientras resiste a un asedio sin precedentes en la historia mundial (…) es mi más vivo deseo que el pueblo cubano pueda, con su entusiasmo revolucionario, indicar a todos los demás pueblos un nuevo camino”.

El distanciamiento llegó en 1971, cuando 62 intelectuales extranjeros, entre ellos Calvino, firman dos cartas dirigidas a Fidel Castro a propósito de la política cultural que se estaba perfilando en Cuba, en particular, a partir de la detención del poeta cubano Heberto Padilla, acusado de actividades subversivas contra el gobierno, hecho que es conocido como “caso Padilla”. En las misivas se referían a cómo el proceso podría debilitar el símbolo y el estandarte que la Revolución Cubana representaba para los latinoamericanos.

“Ítalo, a pesar de lo ocurrido, mantuvo permanente atención sobre lo que sucedía en Cuba, estaba muy interesado en la evolución de la cultura en la Isla”, comenta el dramaturgo y novelista cubano Reinaldo Montero, quien fue el primer ganador del Premio Literario Ítalo Calvino en 1996 con la obra Medea.

Es precisamente esa consideración que sentía por la literatura de la Mayor de las Antillas por lo que se convirtió en su promotor en Italia. Gracias a ese apoyo fueron publicados, por la editorial Einaudi, los textos Canción de Rachel y Biografía de un cimarrón, de Miguel Barnet, y Condenados de Condado, de Norberto Fuentes.

La doctora Mayerín Bello, en su artículo Calvino y Cuba, expone: “Existen noticias de que Calvino, antes de morir, pensaba incluir un texto sobre Cuba como parte de los que llamó Ejercicios de la memoria, cuando ya su experiencia, pasados los años, se habría sedimentado lo suficiente como para ser sopesada –emocional, intelectual e históricamente- en su justa medida. No hay modo de especular acerca de cuál habría sido su dictamen”.

Ítalo en el recuerdo

Aunque Cuba no es un elemento recurrente en la obra de Ítalo, en la Isla se le rinden varios homenajes, afirma Mayerín Bello, profesora de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. La celebración de un Premio Literario con su nombre, la existencia de un aula para el fomento de las investigaciones de las relaciones culturales entre ambos países en la citada Facultad y una tarja inaugurada por Giovanna Calvino, su hija, en el Instituto de Investigaciones Fundamentales de Agricultura Tropical Alejandro de Humboldt (INIFAT), nombre actual de la Estación, son solo algunos de los homenajes que recibe el escritor en Cuba.

Como expresa Capolongo: “Cuba lo considera, y considerará siempre, con cariño, como un hijo, dedicándole una permanente atención. Es, indudablemente, otro nexo especial entre las dos naciones”.

En 1996 quedó inaugurada en el INIFAT la tarja que recuerda el lugar de nacimiento de Ítalo Calvino por su hija Giovanna (Foto: Cortesía de Concepción Díaz Marrero).

Tomado de http://islalsur.wordpress.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *