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La Habana en historietas: no sabía que era imposible…

Etienne Schréder, caricaturista belga (Foto: René Massola)
Etienne Schréder, historietista belga, ha impartido un taller en La Habana  (Foto: René Massola)

Soleada mañana en la vieja Habana. Un sonido de carpintería crece al paso. Un pregón de amolar tijeras surca el aire. Aquellos ancianos conversan en el banco cercano como dueños del tiempo y de la historia. En cambio, quienes vienen por la Calle Teniente Rey, caminan como queriendo tragarse de un sorbo aquella jornada matinal. Otros transeúntes vamos hacia el centro de la plaza donde conviven añejas edificaciones que exhiben colores renovados, tintes que mudan sus matices en dependencia de la intensidad solar.

Tradición y modernidad se dan la mano en la conocida como Plaza Vieja. Allí imponente se alza y abre sus portones invitando a entrar la Vitrina de Valonia. Tras el umbral de la antigua casona, la ruidosa urbe cede un tanto de paz. Pequeños y conocidos personajes de Cuba y de Bélgica, te dan la bienvenida a un mundo que descorre sus cortinas ante los reporteros. Elpidio Valdés y María Silvia, TinTin, el Capitán Plin y así entre unos y otros, aguardamos a quien sería nuestro interlocutor. Le esperamos mientras se tomaba un café a unos pasos de allí.

"Lo más importante es que se haga historieta cubana desde Cuba". (Foto: René Massola)
“Lo más importante es que se haga historieta cubana desde Cuba”. (Foto: René Massola)

La gran pantalla dentro de la instalación nos seduce porque vemos cómo en dibujos, en cuadros, se va armando una historia. Ahora intentaremos la nuestra, cuando irrumpe ese alguien que no esconde su emoción por La Habana y que la interpreta como “una suerte de suspenso”.

La serenidad y la sinceridad con la que deja correr sus palabras nos motivaron al diálogo con Etienne Schréder, quien a la mitad de su vida decidió ser historietista y ahora prefiere enseñar lo que aprendió gracias a otros maestros belgas. Por eso, imparte talleres para adolescentes y jóvenes en la Vitrina de Valonia y como resultado, ha editado dos libros: Crónicas urbanas y Soñar La Habana. “Lo más importante es que se haga historieta cubana desde Cuba” – me comentó cuando le conocí.

-En una primera visita a La Habana en una entrevista concedida a Opus Habana en el año 2009, Usted afirmó que La Habana le provocó “recuerdos de emoción y deslumbramiento”.¿Cómo ha transitado ese sentimiento por La Habana? La emoción sigue presente, a pesar de que no pudiera decir que conozco completamente La Habana, porque haría falta toda una vida para conocerla. Pero sí he ido descubriendo la historia de sus habitantes, la manera en que viven pero algo inhabitual, sorprendente, es que cada día descubro cosas nuevas, pero la emoción sigue ahí, como el primer día.

-Tengo la impresión de que esta casona pudiera ser como un refugio al que siempre se quiere retornar, sus muros, su entorno, la historia, los personajes habaneros. ¿Por qué ese regreso? ¿Por los personajes populares, por La Habana o solo por la historieta ? Todavía no tengo la respuesta. Es verdad que la Vitrina es un punto fijo, una suerte de seguridad, un pedacito de mi país en La Habana, pero no estoy todo el tiempo en la Vitrina. Lo que me obliga a regresar sin cesar es la historieta, la historieta cubana, pero también mi historieta, mi trabajo como historietista. La Habana es para mí como una reserva de historia para contar, una suerte de suspenso. Estoy consciente de que hay cambios que se están produciendo y como todo el mundo, tampoco sé lo que va a pasar. Y ya eso para mí es una buena historia, no saber qué va a pasar.

-La historieta lo atrae desde niño, luego se produce un alejamiento…un amargo divagar, luego pudiera hablarse de un renacimiento y entonces, de un regreso a la historieta. ¿Cómo un regreso a los orígenes? Desde la infancia la historieta está muy presente en mi universo pero en mi mundo de lector, nunca hubiera imaginado hacer historietas algún día. Comencé mi vida de adulto de una manera diferente, con muchos errores, muchos caminos sin salidas y volví a pensar en la historieta cuando tenía 40 años y a partir de ahí,me pregunté por qué no podía hacer de eso una profesión. Se dice que cuando uno llega a la mitad de su vida siempre vuelve a la infancia. Tenía deseos de contar historias. Sabía escribir un poco y un poco dibujar. Pero ni escribía tan bien como para volverme escritor, ni dibujaba tan bien como para ser dibujante. Con esas dos competencias juntas, salió la historieta, escribir y dibujar. Por eso no trabajo con guionistas, porque se iría más de la mitad del placer.

-La historieta entonces, ¿un placer?Mi primer objetivo alcanzar un nivel de realización personal. Sabia que no podría ganarme la vida con la historieta, me las arreglé para ganarme la vida de otra manera, pero que me permitiera seguir haciendo historietas. En Europa uno no puede esperar hacerse rico con la historieta, aunque tampoco era mi objetivo ser rico. Tuve que esperar a la edad de 60 años para poder ganarme la vida con la historieta. En Europa hace falta como 20 años de práctica para poder hacer historietas.

-Como editor, ¿el placer cede ante el rigor? El rigor debe estar en todas partes. Primero en la creación. La relación entre el autor y el editor debe ser de diálogo, no es tan fácil. En 20 años de trabajo en Bélgica y en Francia he encontrado a dos buenos editores, el resto eran mercaderes de papel. La primera de esas personas me enseñó como publicar historietas. No es cuestión de cifras, de contabilidad, de marketing sino es algo más subjetivo, de corazonadas, de instintos, de elecciones, buenas o malas pero elecciones. Lamentablemente el sistema editorial en Europa es una industria. Por suerte todavía quedan algunas editoriales que creen en el valor de su trabajo.

-La historieta genera polémica. Hay quien le ve como arte menor. ¿Dónde ve su validez? Yo no considero a la historieta como una creación artística pero no porque sea como un arte menor, que deba ser insignificante. En relación con la música clásica, la canción es un género menor. En relación con la pintura o el cine, podría decirse que la historieta es un arte menor. Pero me parece que está bien así. Hay canciones que dan placer al que las canta o al que las escucha.Hago historietas porque me da placer.Espero dar placer a otros que las leen. Si no me apasiona no hago nada.Para mi edad,hace 5 años no hago ningún álbum personal y eso, no me molesta. El libro que quería hacer ya lo hice y estoy esperando a que el placer vuelva y eso me aporta La Habana, reencontrarme con el placer de hacer historietas, en el contexto de la ciudad, con los historietistas cubanos.

Raw00235– ¿Qué le ha aportado ese diálogo con los adolescentes y jóvenes como parte del Taller de historietas que ha impartido en La Habana? Ellos me aportaron el placer, el deseo de seguir haciendo historietas, eso es muy importante para mí, y creo que yo les aporté mis 20 años de experiencia. Eso es menos importante porque ellos lo hubieran encontrado solos, aunque se hubieran tomado mucho más tiempo. Siempre intenté respetar sus deseos, sus pensamientos. Para mí la primera cualidad de una historieta es la sinceridad. Después el guion y el dibujo se aprenden. Lo que hice con ellos es lo que otros profesionales hicieron conmigo cuando estaba aprendiendo a hacer historietas. Si con mis 40 años, otros no me hubieran enseñado a hacer historietas, nunca hubiera aprendido a hacer historietas. Ese es el método que yo utilizo. Les enseño la historieta de la manera en que yo la aprendí.

-Usted ha afirmado que la historieta en Cuba necesita un lugar. ¿Por qué? Cuba sigue siendo un país de jóvenes y la historieta es una lectura para jóvenes, aunque sea manga, el manga también es historieta. El país no es tan grande geográficamente, por tanto, los contactos son fáciles. Por eso también la historieta belga tuvo su reputación. Somos un pequeño país, todos nos conocemos, esas condiciones podrían servir para la historieta cubana. En Cuba la historieta tuvo gran desarrollo y en todos los países latinos: España, Italia, América Latina. En los 70 la escuela de la historieta estaba en Buenos Aires, Argentina. Por qué no se pudiera hablar de la historieta cubana, de las escuelas de Santiago de Cuba o de Sancti Spíritus. En los creadores hay voluntad de expresarse. Si ha servido para la educación también es muy válido. En Europa fue así, en los años 50 la historieta debía ser educativa, había leyes, que siguen existiendo. Tenía ciertas condiciones. Es una evolución normal pero hay otras maneras de plantearse la historieta. Por suerte, Cuba no es un país de iletrados, hay un sistema educacional con una calidad de enseñanza impactante que no existe en Europa desde hace mucho tiempo.

-Cómo interpreta esa historieta que crea personajes siempre esperados por sus públicos, de una manera que puede devenir tiranía para su autor? Si se ve la historieta como una serie, como el héroe que siempre vuelve, en ese caso, nunca se puede prever el éxito. Asterix fue rechazado por tres editores, antes de que uno corriera el riesgo y el éxito fue inmediato. TinTin fue un éxito inmediatamente pero era lo único que se publicaba. Pero en ambos casos,el autor se fatiga, se cansa. No hay ejemplos de que el personaje llegue hasta el final. TinTin, Mortimer y otros, todos se cansaron. Es una tiranía que en Bélgica provocó bastantes pérdidas. El creador de los Pitufos murió alcoholizado y hacía mucho tiempo que no dibujaba a Los Pitufos. Cuando comenzó la Revista Spirou, donde los Pitufos fueron vedettes, la condición primera para ser dibujantes de la Revista era saber dibujar a Los Pitufos. Ese no es el tipo de historietas que practico. Ya tuve mis crisis y depresiones antes, y ahora,estoy haciendo historietas para curarme.

-Hay quienes afirman que si el personaje de la historieta no sale en los audiovisuales es muy difícil que los públicos puedan apropiarse de ella. Es una evolución de la imagen desde los 80, ahora mismo está mediada la imagen por los audiovisuales, la TV, la internet, etc. Hay que pensar en Japón, el mundo entero conoció el manga a partir de los dibujos animados. La gente ni sabía que eran libros y cuando los libros llegaron, tuvieron éxito inmediato. Lo que hizo Japón fue transformar lo que estaba en los libros y llevarlo al dibujo animado. Creo que esa no es la mejor manera de abordar la cuestión sino que son dos cosas diferentes. Si la industria del cine se sirve de la historieta es porque le funcionó. Si los libros funcionaron, quizás los dibujos animados funcionaran. Sin embargo, transformar la historieta en dibujos animados puede ser muy interesante. Hay historietas que descubrí gracias a las películas, por ejemplo, V de venganza de Alan Moore. El filme de Las aventuras de TinTin de Steven Spielberg trajo de vuelta al personaje. Los niños pensaron que se hicieron los libros por los dibujos animados, y ahora las ventas de libros de TinTin son grandes, ese es el objetivo. Desde Walt Disney hay esa relación entre el cine y los dibujos animados. En los países occidentales la historieta está en crisis, sin embargo, los editores multiplican sus ganancias. Cinco mil nuevos títulos por años sin lograr la reimpresión. Sacan mil nuevos títulos esperando que uno tenga éxito y si hay uno que tiene éxito, los otros 999 se destruyen físicamente para reutilizar el papel. Se imprime cada vez más rápido, cuesta cada vez más barato, pero ya se sabe de antemano que las tres cuartas partes de los libros que se imprimen van a ser destruidos para hacer papel y luego, nuevos libros. Llevamos más de diez años en eso. El salario de un autor de historietas depende de las ventas, el trabajo no está pago por la creación sino por lo que vendiste. Te ves forzado a hacer cosas nuevas todo el tiempo. Hace 20 años no era así. La edición busca en los nuevos medios, en teléfonos y otros dispositivos,para divulgar la historieta, eso no funciona, sino es con el libro.

-¿Y el espacio reservado para la historieta en los medios periódicos impresos? Eso no existe, los álbumes son más rentables.La aparición en revistas y periódicos es solo promocional. Es también una evolución de la sociedad actual. El lector no espera por la continuación, enseguida quiere el libro. En Bélgica quedan solo dos revistas de cien que existían hace 20 años. Spirou para jóvenes y la otra, humorística. Hay muchas revistas para promocionar, para que el lector vaya a las librerías y se compre los libros. Por eso, pienso que la historieta en Cuba pueda desarrollarse fácilmente, porque ese contexto industrial y económico no existe todavía.

-¿Su consejo para quienes se asoman a la historieta?¿Lo más importante, lo que no debe faltar?

La cultura general. Mucha lectura. Mirar muchas cosas y no solo la historieta. No decepcionarse, seguir adelante y nunca estar contento con lo que se hace, seguir, y saber que no es un oficio fácil, es un oficio apasionante, pero no es fácil. Pero algunos de los adolescentes que he encontrado en el Taller ya entendieron todo eso, se ve enseguida en el trabajo. La cultura general cubana es bastante más elevada que la europea en sentido general, aunque sea Cuba centrista, pero es más elevada.

-Si le pidiera que imagine una historieta sobre La Habana, ¿cómo lo traduciría? Vería dos imágenes de la Habana Vieja, antes y después. Una sería un inmueble que vi completamente en ruinas pensando que hay que demolerlo,que no hay otra forma y dos años después, este inmueble completamente restaurado. Estoy siendo gentil. Pareciera que estoy haciendo política pero póngalo como Ud. quiera. Es una cuestión de personas. Tengo una admiración profunda por Eusebio Leal, porque lo que hizo era impensable, imposible. Te diría: “No sabía bien que era imposible y por tanto, lo hicieron”.

(Cortesía de Lysbeth Daumont en la traducción de la entrevista a Etienne Schréder)

Etienne Schréder (Bruselas, 1950)

Autor de más de una quincena de álbumes de historietas en las editoriales Casterman, Glénat, Dargaud, Norma. Algunos de sus libros han sido objeto de estudio de publicaciones universitarias en Europa (Le vol d´Icare, Amères saisons). Consejero artístico y dibujante de la serie Blake et Mortimer. Ha formado a grupos de jóvenes historietistas en Argel y La Habana desde 2009. Responsable editorial de los libros colectivos de historieta cubana contemporánea Crónicas urbanas (2010) y Soñar La Habana (2014), publicados bajo el sello editorial de la Maison Autrique, como resultado de los talleres que ha impartido en Vitrina de Valonia, gracias al proyecto de cooperación entre Valonia-Bruselas Internacional y la Oficina del Historiador de la Ciudad, Laboratorio de producción de historietas, así como al apoyo de la Embajada de Bélgica en Cuba a los profesionales del cómic cubano, desde 2006. Crónicas… obtuvo, en 2010, el Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de Historietas de Argel.

Galardones: Premio Carolus Quintus (Región de Bruselas-Capital), Premio del Servicio de Letras de la Comunidad Francesa de Bélgica, Premio de la Ciudad de Argel, Premio de la Asociación de Críticos y Periodistas del mercado de cómic franco-belga (ACBD).

Exposiciones: Fundación Gulbenkian (Lisboa), Universidad de Coimbra (Portugal), Festival Internacional de Historieta de Argel, Festival de Cómic de Santiago de Chile, Villa Le Corbusier (Suiza), Jardin des Bagatelles (París), Perspectivas Arte 9 (Ginebra), Feria del Libro de Bruselas, Centro Belga de la Historieta.

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba