En lo que se considera otro paso en la escalada del Gobierno estadounidense contra los medios de comunicación, ahora los miembros del equipo de prensa de la Casa Blanca tienen restringido el acceso a la oficina de la secretaria de Prensa, la última de una serie de medidas del Gobierno de Donald Trump para limitar el acceso a la información.
Una nota del sitio https://es-us.noticias.yahoo.com/, basada en reportes del multicanal CNN, explica que la nueva norma establece que los periodistas no pueden acceder “sin cita previa” a la zona de oficinas conocida como “Prensa Superior”, donde trabaja la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
El área había sido accesible para los corresponsales de la Casa Blanca durante décadas, lo que ha permitió el flujo libre de información entre el presidente de turno y el público.
Un memorando del Gobierno asegura que la política “… garantizará el cumplimiento de las mejores prácticas en cuanto al acceso a material sensible”; pero, del otro lado, la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, que representa a cientos de periodistas acreditados, declaró que se opone “inequívocamente a cualquier intento” de limitar el acceso de los periodistas a áreas que han sido accesibles durante mucho tiempo para la recopilación de noticias, “incluida la oficina del secretario de Prensa”.
La Asociación criticó que “las nuevas restricciones dificultan la capacidad de la prensa para interrogar a los funcionarios, garantizar la transparencia y exigir cuentas al Gobierno, en detrimento del público estadounidense”.
Como explicó Jeff Zeleny, de CNN, los reporteros suelen “esperar en el pasillo” junto a la oficina de la secretaria de Prensa y solicitar información a los asesores de comunicación. “Cuando hay noticias de última hora, esto sucede con frecuencia”, agregó.
Por el contrario; ahora, según la Casa Blanca, “los reporteros solo tendrán acceso a un grupo reducido de oficinas de asesores, asistentes y secretarios de Prensa subalternos”. La oficina del director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Steven Cheung, también está restringida debido a este cambio.
Cheung, quien suele expresar hostilidad hacia los reporteros en la red social X, dijo que “algunos reporteros han sido sorprendidos” tomando fotos de información confidencial y “espiando reuniones privadas a puerta cerrada”, afirmación que sorprendió a los líderes del cuerpo de prensa de la Casa Blanca, quienes no tenían conocimiento de que sus colegas hubieran sido “sorprendidos”.
Hay precedentes en esta restricción: al comienzo de la presidencia de Bill Clinton, sus asesores intentaron impedir el acceso de los periodistas a la zona de prensa principal, lo que provocó indignación. Finalmente, la prohibición fue revocada.
Incluso durante el primer mandato de Trump los periodistas tuvieron acceso normal a las oficinas, sin embargo, ahora, él y sus asesores toman diversas medidas para obstaculizar la cobertura informativa y eludir a los medios de comunicación tradicionales.
El invierno pasado, la administración impidió que la agencia AP asistiera a algunos eventos en la Casa Blanca, lo que derivó en una demanda por violación de la Primera Enmienda que aún se encuentra en trámite judicial.
Por otro lado, el Gobierno ha dejado de publicar las transcripciones de las declaraciones de Trump, ha asumido el control de las asignaciones diarias de los grupos de prensa y ha privilegiado la invitación a comentaristas aduladores a las sesiones de preguntas y respuestas con el presidente.
Algunos secretarios del gabinete siguen el ejemplo de Trump. Por ejemplo, en octubre Pete Hegseth, el de Guerra, implementó severas restricciones para la acreditación de prensa en el Pentágono, lo que llevó a prácticamente todos los principales medios de comunicación a rechazar las normas y renunciar al acceso al complejo de conducción militar.
Imagen de portada: En octubre, como protesta al acoso, decenas de periodistas abandonaron el Pentágono. Foto RT.

