Una nube de humo, a la vista desde el avión, evidenciaba un bombardeo cercano al aeropuerto. En un vuelo Beirut-Madrid, Leslie Alonso y Yodeni Masó, corresponsales de Prensa Latina en el país árabe, emprendían su viaje de regreso a Cuba. Los acompañaba Wafica Ibrahim, directora del canal Al Mayadeen en español, quien además de haber propiciado la colaboración entre ambas agencias, había sido la protectora y guía de estos jóvenes durante su estancia en Líbano. Era el 16 de octubre pasado; y en la noche siguiente, procedentes de la capital española, aterrizaron en La Habana.
El peligro de los bombardeos había asediado a los periodistas cubanos en las jornadas anteriores. En una ciudad tan pequeña como Beirut las distancias son de pocos minutos y nunca se está tan lejos de donde ha caído una bomba. Para protegerse, ellos tuvieron que moverse de un lugar a otro en pocos días: los ataques a la ciudad libanesa se iban expandiendo. Y así, en medio de ese clima bélico, apenas con sus mochilas al hombro, emprendieron el viaje de regreso a la isla.
Leslie y Yodeni lo cuentan para un auditorio que, en su mayoría, acumula unos pocos años menos que ellos. Son los estudiantes de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana quienes le escuchan.
“Sentimos el peligro cerca por primera vez cuando matan en el sur al corresponsal de Reuters, un fotorreportero que ejercía hacía muchos años”, cuenta Leslie. “Si lo habían asesinado a él, ¿cómo no nos lo harían a nosotros?
“En ese momento, la recomendación de Wafi fue salir de la casa donde vivíamos (cerca del aeropuerto, del canal Al Magadeen, y de tres embajadas, en una zona que allí le llaman la clase media de la comunidad musulmana chiita) e irnos entrenando en la práctica de tener a mano lo imprescindible para trasladarnos de pronto de un lugar a otro. Aunque ya nos lo había dicho días antes, no teníamos nada listo”.
La embajada cubana fue entonces residencia de los jóvenes periodistas durante los seis días siguientes. Luego se quedaron dos meses en la casa de Wafi, ubicada en una de las calles del suburbio sur de Beirut (la misma cuyo edificio fue desaparecido posteriormente por un bombardeo al amanecer del día 2 de octubre del año en curso).
“Ya íbamos a regresar a nuestra casa cuando agreden al equipo de Al Mayadeen y asesinan a Farah y a Rabih, el 21 de noviembre de 2023. Fue muy duro porque los conocíamos, trabajamos con ellos”, cuenta Yodeni. “En enero salimos de la casa de Wafi y en junio vinimos un mes de vacaciones a Cuba. Desde aquí notábamos que había más tensión en el Líbano: las operaciones de la Resistencia en escalada y los aviones rompían barrera del sonido en Beirut, pero nada de agresiones contra la capital.
“Volvimos al país árabe el 20 de julio y el 30, en una operación contra el suburbio, asesinan a Fouad Shokr, un gran dirigente de Hezbolá. Además, hubo 11 muertos y muchos heridos, porque el ataque fue contra un edificio civil. Wafi nos dice que teníamos que salir de nuestra casa y nos fuimos a la de su hija. Transcurridos 16 días, Al Mayadeen nos facilitó otro espacio y empezó la rotación. No calentábamos lugar. Estuvimos en seis sitios antes de venir para Cuba definitivamente”.
Beepers bomba, otra envoltura del terrorismo
Cuando la probabilidad de un ataque bélico a Beirut era poco probable, hace más de un año —percepción en la que convergían muchos analistas—, a Leslie y a Yodeni les parecía coherente que ese no estuviera entre los objetivos de Israel.
El país al que llegaron en abril de 2022 había superado varias crisis, como las protestas populares de 2019 y la explosión del puerto de Beirut en agosto de 2020, y sufría un colapso bancario resultante de sanciones.
“Ascendía a 22 mil libras por un dólar el cambio oficial de la moneda; transcurrido un año, subió a 140 mil por uno”, explica Yodeni. “No había (no hay) presidente de la república, solo un gobierno interino. Nunca pensamos que los hechos del 7 de octubre se precipitaran hacia una situación como la actual”.
Nos demolió el hecho de que a Wafi le destruyeran su casa el 2 de octubre, dice Leslie. “Pero la operación beeper, perpetrada entre el 16 y el 17 de septiembre, fue más espantosa aun. Ahí es cuando uno se pregunta dónde está. Explotaron tres mil beepers a la vez en varias regiones del país, pero en ese momento no sabíamos qué tipos de dispositivos de comunicación eran los atacados.
“Del canal nos llamaron para que apagáramos los teléfonos y nos quitáramos los relojes inteligentes. Me quedé muy desajustada, no me da vergüenza decirlo. La zona en que nos hallábamos era muy cercana a dos hospitales y los sonidos de ambulancias no pararon durante horas.
“Después supimos que los detonantes se hallaban en que beepers entraron al país ya penetrados con una carga en las baterías de litio. Los israelíes no tenían previsto hacerlos estallar en ese momento; sus objetivos eran otros. Pero sucedió que algunas de aquellas baterías empezaron a fallar y la Resistencia intervino en una parte de ellas para ver qué pasaba.
Al detectar que había dispositivos apagados y ante la sospecha de que se echara a perder la operación, los israelíes dijeron: ‘arriba, se van todos a la vez’, y mandaron un mensaje a los tres mil beepers. Cuando la gente atendía la notificación, entre ese acto y la detonación pasaban cuatro segundos. Muchas de las personas que se salvaron perdieron los ojos o los dedos y quienes tenían los beepers en la cintura, el riñón o el hígado. Luego, el 23 de septiembre, empezaron los bombardeos en Beirut.
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El Premio a la Dignidad para Leslie y Yodeni
“Entre los estímulos de la Upec tiene entre sus estímulos el Premio a la Dignidad, como uno de los más altos reconocimientos a afiliados, personalidades cubanas y periodistas de otras partes del mundo, personas honradas e íntegras, revolucionarios de su tiempo, así como instituciones que, al servicio de la Patria, se han convertido en verdaderos paradigmas para la sociedad; quienes en el ejercicio de sus funciones específicas se destacan por sus méritos excepcionales que deben ser reconocidos públicamente“, se explica en la resolución del otorgamiento.
“Ante los desafíos comunicacionales de la contemporaneidad, la UPEC considera el aporte de los valores que postula, entre ellos la forja de la unidad y la solidaridad del mundo árabe y del Sur global en general; la pluralidad y la diversidad; la justicia social y el derecho de los pueblos a la autodeterminación.
“Desde su llegada a Líbano como corresponsales de Prensa Latina en el mes de abril de 2022, Leslie Alonso Figueroa y Yodeni Masó Águila, dos jóvenes periodistas hasta entonces sin experiencia en el trabajo en la región, asumieron con total dedicación y profesionalidad la labor de reportar desde el terreno todos los eventos relacionados con ese rico país y un área geográfica diversa y compleja, al tiempo que fueron apropiándose de conocimientos de la historia, política y tradiciones de la región, con el fin de elaborar materiales periodísticos de calidad para las diferentes plataformas de la agencia.
” Su labor se volvió todavía más constante y necesaria desde el 7 de octubre de 2023, cuando su cobertura diaria comenzó a abarcar también las agresiones cometidas por Israel contra la Franja de Gaza, así como los crecientes y peligrosos enfrentamientos en el sur del Líbano; en los últimos meses, cuando se intensificó la confrontación entre Israel y la resistencia libanesa, y se incrementaron los ataques contra Beirut, mantuvieron el trabajo diario y dedicado, a pesar de situaciones que representaban riesgo para la vida por la zona desde la cual estaban trabajando; durante varios meses tuvieron que abandonar la oficina de Prensa Latina en Beirut, ubicada en una zona donde ocurrieron varios ataques, y permanecer en lugares en los que presumiblemente podían mantenerse más resguardados, todo ello sin dejar de reportar en ningún momento sobre los eventos que sucedían sobre el terreno.
“En cada comunicación mantenida con ellos desde la sede de Prensa Latina para conocer sobre su bienestar y condiciones de trabajo, siempre predominó en ellos la posición de no abandonar la labor bajo ninguna circunstancia; en momentos en los que saltaban las alarmas con las noticias de nuevos bombardeos, y en los que ellos mismos estaban sometidos a la incertidumbre, la preocupación y el estrés por los acontecimientos, nunca dejaron de enviar materiales sobre lo que allí sucedía; destacó en ellos, además del compromiso con la labor periodística, la sensibilidad y empatía con el pueblo libanés y la causa del pueblo palestino”.
(Noticia en construcción)