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Chips: China contraataca y EE. UU. advierte

La decisión de controlar las exportaciones de galio y germanio, anunciada hace algunos días por China, se hizo efectiva deesde el primero de agosto, razón por la cual los exportadores nacionales de ambos metales deberán obtener una licencia para proceder a su venta en el exterior.

La medida responde a las múltiples restricciones que Estados Unidos ha impuesto a las importaciones chinas de semiconductores indispensables para el desarrollo de la inteligencia artificial, bajo el supuesto de que Beijing alcanzaría con ello una alegada superioridad militar. Holanda y Japón se han sumado a algunas de esas medidas. Pero se estima que las alegadas razones de «seguridad nacional» enarboladas por la administración Biden buscan, en verdad, frenar el avance chino en la materia.

A su vez, el galio y el germanio exportados por China, y desde ahora bajo control,  son necesarios para la fabricación de chips de computadora, de teléfonos móviles, de automóviles y otros productos, así que las empresas estadounidenses productoras de semiconductores podrían verse en apuros.

La nación asiática está considerada como la mayor fuente y  principal productora de galio y germanio a nivel mundial. Según afirman los entendidos, Estados Unidos obtiene aproximadamente la mitad de su suministro de ambos metales directamente de China.

El año pasado, Beijing exportó alrededor de 23 toneladas métricas (25 toneladas) de galio, y tiene una producción anual calculada en cerca de 600 toneladas métricas (660 toneladas) de germanio.

De manera que el gigante asiático ha dado su respuesta.

El pulso en la materia entre Washington y Beijing data del mandato de Donald Trump,  cuando el expresidente estadounidense inició la persecución contra la tecnología china luego de las acusaciones falsas de «espionaje» vertidas contra unas 60 compañías del país asiático incluida la poderosa Huawei, y que desató un boicot internacional contra ella.

Desde entonces, cada restricción de Estados Unidos ha sido respondida con otra contramedida por Beijing, que busca al propio tiempo alternativas para no detener su desarrollo, y ha denunciado que Washington está politizando el asunto.

Una evidencia que demostraría los reales intereses de Estados Unidos al contemplar a China como un competidor en todas las esferas al que hay que detener, es la preocupación que ha despertado entre las autoridades estadounidenses —y también entre las europeas— el impulso que Beijing está dando a la producción de semiconductores de generaciones anteriores, ante la imposibilidad de acceder a los de último cuño.

La iniciativa también muestra la búsqueda por China de variantes ante cada restricción estadounidense.

Según comentó el portal El Financiero, Beijing ha respondido  invirtiendo miles de millones en fábricas de chips antiguos, los que no han sido prohibidos.

Eso ha provocado nuevos temores sobre la influencia potencial de China y habría desencadenado conversaciones para controlar aún más a la nación asiática, reveló la nota.

La secretaria estadounidense de Comercio, Gina Raimondo, aludió al problema durante un panel de discusión la semana pasada en el American Enterprise Institute durante el cual se refirió a la producción de chips por China usando tecnologías anteriores. «(…) «Ese es un problema en el que debemos pensar y trabajar con nuestros aliados para superarlo», dijo, en lo que puede interpretarse como una advertencia.

Si bien no hay un cronograma para tomar medidas y aún se está recopilando información, todas las opciones están sobre la mesa, según un funcionario de la administración, señaló El Financiero. Una portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. declinó realizar comentarios, mientras que un portavoz de la Comisión Europea no proporcionó declaraciones de inmediato.

Altos funcionarios de la Unión Europea y EE.UU. están preocupados por el impulso de China para dominar este mercado por razones «tanto económicas como de seguridad», dijeron las personas. Les preocupa que las empresas chinas puedan volcar sus chips en los mercados globales en el futuro, lo que llevaría a los rivales extranjeros a la quiebra, como en la industria de energía solar, sostuvieron.

«EE.UU. y sus socios deberían estar en guardia para mitigar el comportamiento ajeno al mercado de las empresas de semiconductores emergentes de China», escribieron los investigadores Robert Daly y Matthew Turpin en un ensayo reciente del centro de estudios Hoover Institution de la Universidad de Stanford. «Con el tiempo, podría crear nuevas dependencias de EE.UU. o socios en cadenas de suministro con sede en China que no existen en la actualidad, lo que afectaría la autonomía estratégica de EE.UU.».

Con información de RT y El Financiero

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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