Año viejo
COLUMNISTAS

Lo más brillante del año viejo

Por fin se fue el 2022, un año muy difícil marcado por pandemia, inflación, accidentes y desastres. Tal vez por ello nos ha parecido un siglo su duración.

Paradójicamente también fue el año en que se le ganó la pelea a la Covid 19 y seguimos dando gracias a la vida, entonces lo más importante, aunque solemos reparar poco en cómo ha sido su influencia en todos los sectores de la sociedad.

El 2022 fue agónico igualmente porque el poder adquisitivo del dinero disminuyó debido a una inflación que todos los días altera nuestras vidas y sobre la cual, a veces, creemos tener una solución a mano, fácil y duradera, como cuando se ve un juego de pelota desde las gradas o por la televisión.

Y esa es la comidilla en la cola del pan (bueno y también en la del pollo, el aceite y en otras). Pero críticas, recomendaciones o elogios por aquí o por allá, de improvisados o expertos economistas, sociólogos, politólogos…; de errores que pudimos o no evitar, insuficiencias que nos lastran como si fueran ya parte de nuestra idiosincrasia, tal vez aún no hemos reparado lo suficiente en lo más sobresaliente de este año viejo.

Es la capacidad de resistencia del pueblo lo que hizo grande a la patria y permitió desafiar también una inflación que sacude al mundo como resultado de la pandemia, o agresiones perversas como la guerra económica que se nos hace. Por sobre todo, sobresalió nuevamente el pundonor, la creatividad para sortear obstáculos y confianza de la mayoría en el camino trazado.

Basta ver lo que fue la vida cotidiana en los hogares. Los largos y continuos apagones, la escasez de alimentos, productos de aseos, medicinas, insumos, transporte… Nuevas rutinas que vienen con el teletrabajo o un curso escolar diferente… y una inflación galopante dominando la cotidianeidad, entre otros factores, que en ocasiones desataron incertidumbre y promovieron el éxodo, sembrando infelicidad en las familias.

Ser ‘mago’ es tal vez, a lo cubano, la mejor forma para definir cómo enfrentar este complejo panorama. Y es ahí donde estuvo (y está) la capacidad de la familia, su ingeniosidad, resistencia, solidaridad y confianza y que por cotidiana pocas veces resulta exaltadas. Y sobre todo de las mujeres, madres, abuelas, tías o vecinas para ‘inventar’ en el día a día, una comida, una merienda escolar, o hacer una huerta, sin perder la sonrisa y el amor que endulza y protege.

Esa capacidad incontenible para enfrentar todo el maleficio venido allende los mares, o los internos, la convicción de que saldremos adelante y ese credo en la Revolución, creo es lo más significativo de este año ya viejo, sin menospreciar para nada el golpe a la Covid, la solidaridad del mundo y otros avances, ni tampoco creer que con un simple cambio en el número de años se resolverán nuestros problemas. Falta mucho por hacer y resistir, pero nunca faltarán los ‘magos’.

Foto de portada: Juan Pablo Carreras/ACN

One thought on “Lo más brillante del año viejo

  1. ‘Se la comió’ en este brillante comentario nuestro querido colega y amigo, Esteban Ramírez; hay que felicitarlo por la enjundia del análisis, potenciada por la brevedad. Lo estoy compartiendo y recomendando en Facebook y Twitter.

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