COVID-19

La Universidad de Holguín con el pecho frente a la COVID-19

Por Heidi Viguera Ferras

La COVID-19, con una vasta cobertura en tiempo real a nivel global, es la enfermedad más mediática que ha existido hasta ahora. No extraña entonces que, desde la irrupción del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, se haya dislocado la normalidad conocida hasta entonces por la humanidad.

En algunas sociedades, la crisis ha devenido caos; en otras, ha sido una oportunidad para consolidarse como un sistema social, a partir del trabajo articulado entre los múltiples actores. Cuba, afortunadamente se encuentra entre estas últimas, donde hoy no solo el personal de salud se enfrenta a la COVID-19, sino también otros muchos ciudadanos que han cambiado sus rutinas habituales por el bienestar del ser humano.

La Universidad de Holguín (UHo), es ejemplo de ello. Debido a las circunstancias provocadas por esta situación epidemiológica, fue necesario utilizar tres de las sedes de esta Casa de Altos Estudios como centros de aislamiento, tarea fundamental para poder cortar la cadena de contagios.

Como era de esperar, por el altruismo y sensibilidad que los caracteriza, de inmediato, trabajadores docentes y no docentes de toda la UHo se sumaron a este quehacer y asumieron el riesgo por un bien mayor: la salud de los holguineros.

Trabajadores docentes y no docentes han cambiado sus rutinas habituales por el bienestar del ser humano.

Allí, han quedado relegados a un segundo plano los grados científicos y categorías docentes, y todos estos seres humanos se han incorporado a los servicios de cocina comedor, pantry, limpieza, lavandería, recogida y tratamiento de desechos, seguridad y protección, y logística en estos centros de aislamiento.

Tatiana Infante Méndez, especialista de la Secretaría Docente de la Facultad de Ciencias Sociales, se desempeña como pantrista, y manifiesta que, inicialmente, le dio mucha alegría ver otra vez a sus compañeros y que enseguida empezaron con las bromas de que parecían médicos cirujanos, pero afirma que “se siente protegida, con guantes, batas y nasobucos, y agradece la oportunidad de serle útil a la sociedad”.

Por su parte, Pedro Luis García Destrades, jefe de Departamento de Servicios Internos de la sede “Celia Sánchez”, cuenta que ese campus fue el primero que se habilitó para esas funciones. “El proceso fue muy rápido, nos avisaron un domingo y ya en la madrugada del miércoles llegaron los primeros 22 viajeros. Apenas hubo tiempo para prepararnos”.

Sin importar los grados científicos y categorías docentes, todos estos seres humanos desempeñan importantes tareas para poder cortar la cadena de contagios

“Aproximadamente a las 2:00 am con la moto con sidecar ayudé a trasladar los maletines y bolsos de las personas mayores, pues la guagua no pudo entrar hasta los dormitorios; en ella también repartí el desayuno, la merienda y el almuerzo con la ayuda de los jardineros Norge y Pablo”, comenta Pedro, quien se distingue por su motivación hacia el trabajo.

Además de organizar y supervisar la elaboración de alimentos, la desinfección de la ropa de cama y la limpieza en este centro de aislamiento, Pedro también fungió como plomero ante imprevistos que se presentaron. Con su entusiasmo característico, dice que “hay que tirar pa’lante; tenía que dar el ejemplo de ser el primero, si no, la gente no me sigue. Me siento orgulloso de mis trabajadores, que hacen proezas a cualquier hora. Esas son cosas que hay que escribir para contar después”.

Y esas historias por contar, hoy inundan las redes sociales de la comunidad universitaria de la UHo. En el ciberespacio, estos trabajadores son premiados por el agradecimiento de los cibernautas, muchos de ellos, también profesores de la Universidad que, desde sus casas, continúan con la preparación metodológica y la investigación científica, y sienten orgullo por la solidaridad de sus compañeros.

Entre los comentarios de sus colegas, se pueden leer desde mensajes de gratitud: “Sientan que los admiro y respeto porque están en una importante labor, a las 9:00 pm el aplauso también es para ustedes”; mensajes con sentido del humor: “Ya no se sabe si son profes o cirujanos”; hasta los de los docentes de más experiencia: “Mi reconocimiento, respeto y cariño, primero fueron nuestros estudiantes, después nuestros colegas y hoy, con orgullo y satisfacción, nuestro relevo. En esta, me tocó quedarme en casa, pero lo hago con la tranquilidad de que ustedes están ahí representándonos, poniendo en alto lo que somos: CUBANOS y SOLIDARIOS. Cuídense todos”.

Por las redes circularon imágenes de las jornadas de limpieza de las sedes universitarias para su utilización como centros de aislamiento; del personal médico que labora en cada uno de ellos; de los voluntarios de la Cruz Roja; de la entrega y uso de los medios de protección; de la administración del medicamento homeopático a todo el personal de apoyo; de la realización de los test rápidos; del retorno a casa de viajeros y aislados y, por supuesto, del reconocimiento de la dirección de la Universidad a esos valientes que hoy asumen esta tarea.

“A los que han dado su paso al frente y han demostrado humanidad y altruismo frente a la COVID-19, les agradezco, le agradece el país, le agradecen todos, por su corazón, por esta honrosa labor, porque, a pesar de lo complejo de la enfermedad, han dicho aquí estoy y han hecho una gran obra que todos recordaremos siempre, por su valor extraordinario e incalculable”, asegura la Dr. C. Yohannia Ochoa Arditte, decana de la Facultad de Comunicación y Letras.

En tanto, el Dr. C. Michel Pérez García, decano de la Facultad de Cultura Física y Deportes, revela que se queda con los “momentos emotivos que demuestran cuánto las personas agradecen todo lo que hace Cuba por su pueblo”, y relata: “En dos ocasiones, durante el alta médica del personal aislado, aplaudieron y daban las gracias por todas las atenciones. En otra oportunidad, invitamos a una estudiante del ISA al centro de aislamiento de la sede “Manuel Fajardo”, para que ofreciera un concierto con su violín y, al concluir, todos aplaudían desde las ventanas, sacaban pañuelos, agradecían, se sintieron los ¡Viva Cuba!, las bendiciones”.

Asimismo, la habitual peña universitaria de Clarita llegó hasta el centro de aislamiento de la sede “José de la Luz y Caballero”, donde todos terminaron cantando a coro sus canciones y no faltaron los aplausos. Otras iniciativas como los cakes para cumpleañeros y las lecturas de poemas figuran entre las acciones que realizan los trabajadores de la UHo en su intento de hacer más agradable la estancia de los aislados.

Pero esas iniciativas no son las únicas. El joven profesor Manuel Pérez Almenares y también secretario de la UJC, comparte una de las anécdotas que más le han marcado hasta ahora. “En una ocasión teníamos en el centro a un niño de 10 meses, y los trabajadores de la cocina comedor contactaron a la madre por vía telefónica para indagar cómo quería que le prepararan la comida a su bebé. Y todos se pusieron en función de ello, apareció licuadora para el puré, la leche, la vianda… Cuando llamaron a la madre para saber qué le había parecido el almuerzo, ella no pudo contener las lágrimas por ese gesto tan hermoso de nuestro personal”, narra con la satisfacción de saberse útil.

Serían insuficientes estas líneas para mencionar los nombres de los hombres y mujeres que, por estos días, afianzan la naturaleza humanista de la universidad cubana, tal vez sin proponérselo, pero con la convicción de que cada tarea, por ínfima que parezca, la hacen de corazón, por amor al prójimo, a la humanidad toda. Ellos son los que sitúan a la Universidad de Holguín a la altura de los tiempos y la consolidan como un espacio para crecer, donde el ser humano constituye su principal capital: su verdadera esencia.

(Tomado de Ahora)

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