FOTOCRÓNICAS

De zoológicos y fotógrafos entre fieras

En los terrenos que hoy ocupa el Parque de la Fraternidad, se encontraba el antiguo Campo de Marte, también llamado Paseo Militar o Parque de Colón. Por el año de 1909, en este lugar el jardinero José Díaz Vidal,  más conocido por “Cheo” construyó, según su propia idea, recursos y esfuerzos, uno de los primeros zoológicos de La Habana.

El reportaje del Zoológico de La Habana que realicé el 24 de septiembre de 1972 me permitió conocer a un sabio extraordinario,  el Dr. Abelardo Moreno Bonilla, su Director, uno de los que con ilusión y grandes esfuerzos engendraron la idea, la vieron nacer y crecer. Él me contó la historia y los antecedentes de este centro científico y recreativo de la capital cubana.

Fue éste, también, uno de los reportajes más divertidos que he realizado durante mis andanzas de fotoperiodista.
Esa mañana, por encargo de entonces director de Granma Campesino, el estimado periodista Joaquín Oramas Roque, fui al zoo de 26 y solicité al Dr. Moreno la autorización para realizar el reportaje. El accedió gustoso y me obsequió con este interesante relato:

Dr. Abelardo Moreno, precursor de zoológicos en Cuba (Foto de Autor desconocido)

“Durante la colonia – nos dijo – no hubo ningún zoológico en La Habana, sólo se encontraba un aviario en la Quinta de los Molinos, residencia de recreo de los Capitanes Generales, donde una bandada de patos, flamencos y otras aves acuáticas exhibían su vistosos plumajes en un hermoso estanque rodeado por un florido jardín adornado con pavorreales, lugar que era sólo para el disfrute del gobernador español y sus invitados.

El estanque del aviario habilitado en la Quinta de los Molinos, sede de la residencia de verano de los Capitanes Generales, en tiempos de la colonia
La Quinta de los Molinos hoy, restaurada por la Oficina del Historiador de La Habana, también cuenta con algunas exhibiciones de animales, así como un hermoso Mariposario (Foto: J. A. Martín)

“Al iniciarse la República, en los terrenos que hoy ocupa el Parque de la Fraternidad, se encontraba el antiguo Campo de Marte, también llamado Paseo Militar o Parque de Colón. Por el año de 1909, este parque estaba al cuidado del jardinero José Díaz Vidal,  más conocido por “Cheo” y construyó, según su propia idea, recursos y esfuerzos, una laguna con una diminuta isla de Cuba hecha de piedras en su centro donde dormitaban dos pequeños y aburridos caimanes.

“La iniciativa gustó tanto que algunos asiduos al parque le regalaron a Cheo grullas, flamencos y patos y lo ayudaron a construir corrales para exhibirlos. También consiguieron un venado, un mono y las rejas para hacer las jaulas. Fue un encanto para los niños en La Habana y despertó el interés de los jefes de Cheo en la Secretaría de Obras Públicas,  quienes pensaron construir otras edificaciones más fuertes para animales salvajes y convertir el lugar en un zoológico, pero el proyecto se engavetó al ocurrir el violento ciclón de 1926,  que arruinó el parque.

Carlos Miguel de Céspedes, ministro de Obras Públicas de entonces, decidió construir allí la Plaza de la Fraternidad Americana, en saludo a la Sexta Conferencia Panamericana que se celebró en La Habana del 18 de enero al 20 de febrero de 1928 y embellecer el entorno del Capitolio Nacional, que entonces estaba en construcción.

“La aspiración de los habaneros de disfrutar de un zoológico no estuvo ausente en los ambiciosos planes de Carlos Miguel, quien contaba con el ofrecimiento de la patriótica y acaudalada cubana Rosalía Abreu y Arencibia, de donar la famosa colonia de monos que tenía en su finca Las Delicias, en Palatino, con unos 200 monos, orangutanes y chimpancés, además de loros, guacamayos, águilas, osos, caballos y ciervos.

“Con estos valiosos animales y para halagar al presidente Machado, el inquieto Carlos Miguel proyectó la construcción de un zoológico en Rancho Boyeros, municipio donde se había edificado el aeropuerto Gerardo Machado, hoy aeropuerto internacional José Martí, el Reparto Lutgardita, llamado así en honor a la madre de Machado, varias industrias importantes, casas para los obreros, escuelas, un cine-teatro y la propia Rosalía Abreu había erigido la Escuela Industrial para Mujeres que llevaba su nombre y era gratuita.

“Rosalía se había dedicado a la cría, estudio y adiestramiento de monos desde 1902 y llegó a tener la mayor reserva de monos cautivos del mundo. Su palacete “Las Delicias”, que los habaneros llamaban la “Finca de los Monos”, estaba rodeado de árboles, jardines y jaulas apropiadas para los simios. Gozaba de un extraordinario prestigio entre los científicos norteamericanos y europeos, dedicados al estudio de los monos, los cuales la visitaban regularmente pues Rosalía era la única que había logrado reproducir en el mundo a un orangután en cautiverio. También estaban encantados con algunos monos elegantemente vestidos que vivían en la casa libremente y eran capaces de hacer quehaceres simples y tratar con cortesía a los visitantes.

“El proyecto del zoológico de Rancho Boyeros pasó al olvido debido a los trágicos acontecimientos que ocurrieron en los últimos años de la dictadura de Machado y a la crisis económica mundial de 1929 que afectaron el financiamiento para emprender esta y otras nuevas obras. Al morir Rosalía, el 3 de noviembre de 1930, sus hijos vendieron los monos al Zoológico de Filadelfia y a al Yerkes Regional Primate Research Center,  en la Florida.

“Aunque los habaneros no tenían zoológico, – continúa explicando el Dr. Moreno – algunos podían ver algún león, tigre, oso u otro animal fiero que traían los circos extranjeros cuando programaban una temporada en la capital, bien en la función que ofrecían los domadores o en las jaulas donde los exhibían”.

EL FOTÓGRAFO SALVADOR DE LA DOMADORA RUSA

A propósito de los circos, recordamos la increíble anécdota que encontramos en la biografía del fotógrafo Rafael Blanco Santa Coloma,  recogida en el libro Los Premios Periodísticos. En los primeros años de la República era muy popular y esperado el circo cubano “Pubillones”,  que actuaba en el teatro Payret durante la temporada de invierno.

Cartel promocional del Circo Pubillones, una ocasión para ver las fieras en cautiverio y como parte de sus funciones con la célebre domadora rusa en La Habana de principios del siglo XX.
Rafael Blanco Santa Coloma, célebre fotógrafo cubano, en una imagen cámara en mano. A él se atribuye la anécdota de la domadora rusa atacada por un tigre del circo Pubillones, donde el artista estaba como espectador y se convirtió en raudo salvador.

Narra el libro que en una de las funciones de 1906 una joven domadora rusa fue atacada por un tigre durante su actuación y el fotógrafo Santa Coloma que estaba disfrutando del espectáculo, saltó de su luneta, subió al escenario, entró en la jaula a mano limpia y sacó a la artista herida ante el asombro, la admiración y el aplauso del público asistente y los circenses.

Hecha la anécdota continuamos con la charla del Dr. Moreno quien continuó explicándonos:

“En 1937 el gran sabio naturalista y zoólogo Carlos de la Torre y los profesores de la Universidad Dr. Nicolás Puente Duany, de Medicina, Carlos G. Aguayo de Zoología y Director del Museo Felipe Poey y yo (Dr. Moreno) de Biología retomamos la idea de construir el zoológico de La Habana, tocamos puertas y logramos que el entonces Presidente de la República,  Federico Laredo Bru,  se interesara y firmara un decreto creando el Jardín Zoológico Tropical en los terrenos de la finca La Rosa, un vivero de dos hectáreas que tenía la Secretaría de Obras Publicas entre la Calzada de Aldecoa y el Río Almendares. El zoológico se inauguró 24 de octubre de 1939, con la exhibición de  69 especies de animales . El Dr. Aguayo era el director y yo, subdirector.

“El ciclón que asoló La Habana en 1944 causó enormes daños en el zoológico y se perdieron muchos animales. Durante la urbanización del Nuevo Vedado y la construcción de la Avenida 26, el zoológico fue reformado y ampliado colocándole a la entrada el sugestivo conjunto escultórico titulado “Grupo familiar”, obra de la escultora cubana Rita Longa.

El Jardín Zoológico de La Habana, más conocido como Zoológico de 26, con el conjunto escultórico Grupo Familiar (a la derecha), realizado por la artista Rita Longa, es un centro recreativo muy visitado en la capital cubana  (Foto: Jorge Oller)

Al triunfo de la Revolución, el doctor Moreno fue nombrado director del zoológico de 26, el cual se amplió hasta 24 hectáreas y fueron construidos lagos, nuevas jaulas, cafeterías, lugares de descanso y atracciones infantiles. También se habilitó una clínica y se dedicó especial cuidado a la atención, salud y alimentación de los animales.  Posteriormente, el destacado científico participó junto a Celia Sánchez,  en un proyecto encomendado por Fidel, en la creación del nuevo Parque Zoológico Nacional, cercano a Calabazar,  donde la fieras estarían en ambiente natural. Su construcción había comenzado en 1971 y fue inaugurado en marzo de 1984.

LA FOTO PRINCIPAL

Luego de tan informativa charla sobre el pasado, presente y futuro de los zoológicos habaneros, llegó el momento de completar el reportaje. El director llamó al encargado del mantenimiento y cuidado de los animales y le dijo: “Este fotógrafo es de Granma, enséñale todo el parque y ayúdalo a que haga un buen reportaje”. Y a mí – “Él es tu guardián, pídele lo que necesites”

El guardián, cuyo nombre lamento no recordar, resultó ser un excelente guía y amigo. Me mostró y fui retratando las jaulas, los jardines y distintas variedades de aves, reptiles, monos, leones, elefantes y otras fieras, el hospital, la moderna cafetería, expresiones de los visitantes y otros detalles. Cuando él pensó que habíamos terminado, me preguntó si faltaba algo más. – Si, le respondí, ¡la foto principal! : quiero entrar en la jaula de los leones y retratarlos en el entorno que ellos habitan, viendo tras las rejas a los niños, los padres y curiosos que pasan el rato mirándolos.  – – ¿Estás loco? – me respondió el compañero. El director no habló de entrar en una jaula. Le repliqué que Moreno le había dicho que me ayudara a hacer un buen reportaje. Dudó un instante pero al fin me llevó a una de las jaulas ubicada en la calle principal

Cuando entramos en la jaula había dos o tres curiosos mirándonos, en pocos segundos se congregaron unas treinta personas entre niños, padres y otros curiosos y se acercaban otros más. (Foto: Jorge Oller)

Cuando entramos en la jaula, afuera  había dos o tres curiosos mirándonos, en pocos segundos se congregaron unas treinta personas entre niños, padres y otros curiosos y continuaban acercándose otros más. Estaban atentos y aterrados al vernos junto a una familia de leones echados placenteramente en un rincón que nos miraban con indiferencia. Se escuchó un grito seguido de una algarabía y era que las fieras se habían levantado y empezaban a moverse, la madre leona junto a la reja, los dos leoncitos trepando unas rocas, yo aprovechando el momento apretaba el obturador de mi cámara y mi guardián, mirando el panorama, me dijo con buen tino: – Vámonos. No abusemos más de la hospitalidad de estos leones porque sus movimientos me recuerdan que ellos no han comido todavía.

Y así salimos serenamente, pero de prisa. Los niños nos veían como héroes, los mayores como un par de locos… y el Dr. Moreno, a quien le habían avisado de nuestra imprudencia, vino a regañarnos. Por suerte el chaparrón fue breve y acabamos en su oficina. Después de tomar un café nos vio tan apenados que cambió la cara y se echó a reír.

-Si no fueran arriesgados – me dijo – tú no estarías haciendo fotografías para la prensa, ni tu guardián estaría aquí…

Luego el Dr. Moreno nos contó de anécdotas y sucesos que ocurrían a diario en el zoológico. Salí contento por su amable comprensión y trato, por las interesantes historias y por las facilidades que me dieron el él y mi nuevo amigo el guardián durante aquel divertido reportaje en el zoológico de 26.

Cerca de la jaula del tigre de Bengala, ahora está dispuesta un área de fotografía con animales exóticos, para disfrute de los visitantes al Jardín Zoológico de La Habana, más conocido como Zoológico de 26 (Foto: Jorge Oller)

Fuentes
• Conversación con el Dr. Moreno Bonilla, en el zoológico de 26, el 24 de septiembre de 1972
• Biografía de Rafael B. Santa Coloma en Los Premios periodísticos, editado por el Colegio Provincial de Periodistas de La Habana, Talleres de la revista “Critica” 1958 pp. 93-95
• Robert Mearns Yerkes: Almost human The Century Co. New York London, 1925
• Emilio Roig de Leuchsenring: La Habana: apuntes históricos. Consejo Nacional de Cultura, 1963
• Periódico Granma Campesino, 1ro de noviembre de 1972

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Jorge Oller Oller
Fotógrafo, reportero gráfico. Fundador de la Unión de Periodistas de Cuba y del Periódico Granma. Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la Vida. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.

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