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Emboscadas dobles, reflejos condicionados y violencia exhibicionista: todo contra Venezuela boliviariana

Rosa Miriam Elizalde está en La Habana, pero, por lo que estudia y lo que analiza, se podría creer que está en todas partes, así que, cada vez que hablamos, empiezo por preguntarle en qué parte del planeta está ahora su atención de especialista: Se habla de una cuarta dimensión… ¿es ahí donde estás?

–Internet es un ecosistema o una galaxia, como ha llamado al cibermundo el sociólogo español Manuel Castells. A diferencia de otros hábitats que compartimos los seres vivos, este en particular te permite desplazamientos a la velocidad con que se aprieta una tecla. Si comparamos a Facebook, por ejemplo, con un parque temático, puedes moverte de un banco en Cuba a otro en la India a la velocidad de la luz. Eso tiene luces y sombras, por supuesto. Pero para un investigador del ámbito de la comunicación es fascinante, porque no solo te permite la observación directa de tu objeto de estudio asociado a fenómenos sociales y políticos muy complejos, por muy remotos que estén geográficamente, sino que puedes hacerlo desde adentro de los propios canales comunicativos, las redes sociales, por ejemplo. Es como si en el siglo XV se hubiera podido observar simultáneamente el impacto de la aparición de los primeros libros y a la vez, estar de cuerpo presente en la imprenta de Gutenberg.

Conversamos para La luz de la memoria –programa que comienza una hora antes de la medianoche de los domingos en Radio Rebelde–. Este diálogo ocurrió el 13 de agosto, aniversario 91 de Fidel, a quien amamos especialmente las dos, pero ninguna quería hacer un programa hablando sobre él, sino intentando hacer lo que él haría en un momento como el que vivimos.

–No dejo de mantener diálogos permanentes con Fidel, como me ocurre con mi padre o con otros seres entrañables que fueron decisivos en mi vida que ya no están en este mundo, pero siguen habitando dentro de mí. Me resulta imposible ver determinadas realidades sin pensar y preguntarme qué habría hecho Fidel en estas circunstancias.

-Digamos Trump contra Corea del Norte o Trump contra Venezuela o incluso contra nosotros mismos. Hay que ver las ironías que le habría dedicado Fidel.

–Fidel siempre estuvo muy preocupado por que se produjera una guerra atómica, pero ese fue un tema casi obsesivo en sus últimos años de vida y en la mayoría de sus Reflexiones. Advirtió muchas veces la posibilidad de que desapareciera la especie humana por un ataque nuclear. No hacía falta una guerra, bastaba un enfrentamiento entre dos países con armas nucleares, decía. Creo que esa posibilidad está hoy más cerca que nunca. Fíjate en las amenazas contra Corea del Norte y en todos los exabruptos de este nuevo inquilino de la Casa Blanca, que parece un niño malcriado jugando con misiles que tienen mil veces más potencia que la bomba que se lanzó sobre Hiroshima.

–Entre otras cosas porque internamente está bajo fuego y para que esos escándalos no sigan en portada apunta hacia afuera. El problema es que el costo lo paga el resto de la humanidad. Pero, pensando contigo, qué estaría diciendo Fidel ahora mismo, quiero que hablemos de la guerra contra Venezuela, porque sé que sigues de cerca lo que ocurre allí y una vez te oí decir que en internet transcurre una guerra contra ese país que explica reacciones absurdas como que 11 líneas aéreas de pronto abandonen el país o lo que ahora mismo le están haciendo algunos gobiernos latinoamericanos, igual que a Cuba en los años 60.

–Mira, se habla mucho de la Guerra de IV Generación y mucha gente lo ha incorporado a su lenguaje sin saber exactamente en qué consiste. Es una guerra donde no intervienen los ejércitos regulares, pero es tan brutal como la otra, porque también hay bombas teledirigidas y mueren personas en el terreno, generalmente civiles.

Máscaras antigases, cámaras GoPro y otros costosos aditamentos forman parte del avituallamiento de grupos de jóvenes que desatan la violencia en las calles de Venezuela (Foto: Christian Veron/Reuters)

«Todos los elementos de la llamada guerra de IV Generación se han aplicado contra Venezuela. Los chinos tienen una expresión muy buena para explicar su estrategia de país. Ellos dicen que la política tiene dos brazos, uno económico y otro cultural, simbólico, comunicacional. En Venezuela ha habido guerra económica brutal y, también, guerra comunicacional, simbólica, cibernética, brutal. Es decir, han aplicado prácticamente todos los métodos. Han aplicado incluso laboratorios tecno-científicos especializados en el control de la mente humana, de sus emociones. Hoy se pueden modelar escenarios sociales y políticos para inducir comportamientos y parametrizar a comunidades enteras, con el favor de las redes que llegan a todos lados y sin las cuales ya no puede vivirse en sociedad. En Venezuela la han utilizado para inducir a la violencia».

Control totalitario de la información.

–La pregunta es: ¿por qué no ha caído el gobierno de Nicolás Maduro, asediado por todas esas guerras? Puede sonar duro, pero mucha gente, incluso en Cuba, donde se supone que estamos mejor informados sobre Venezuela, apostaba a que el gobierno de Maduro no sobreviviría a tantos ataques…

–Arleen, nunca ha sido más totalitario el control de la información que en estos momentos cuando, paradójicamente, hay tantos canales de información. Hemos pasado del modelo panóptico del que hablaba Foucault –uno observa a muchos- al modelo sinóptico donde muchos miran a unos pocos actores y medios de comunicación. Es impresionante. Si solo se sigue lo que dicen de Venezuela las agencias informativas y otras transnacionales mediáticas, no se entiende qué está pasando allí.

«Sin embargo, cuando uno se sumerge en las aguas profundas de la web y de las redes sociales, empieza a ver un mundo más complejo, con contrapesos, donde hay posiciones de ultraderecha (que controlan muchos espacios también) y la militancia chavista, la militancia revolucionaria, que también está en esos escenarios. Pero hay que hacer una inmersión, un esfuerzo intelectual y destinar tiempo, a contracorriente de una cotidianidad donde todo es veloz, superficial, instantáneo, simple y reducido a no más de 140 caracteres.

«He escrito varios libros vinculados con personalidades de Venezuela, y sigo con atención la Revolución bolivariana. Por supuesto, un momento histórico de ese proceso fue la elección Constituyente del 30 de julio. Quien seguía exclusivamente por los medios tradicionales lo que allí estaba ocurriendo, en un momento definitivo de la vida política nacional, no se enteraba de nada. El País, de España, el medio más leído en lengua hispana, no publicó ni una sola foto de los más de ocho millones de venezolanos que fueron a votar, por ejemplo. Las imágenes que publicaron las portadas, tanto la de El País como las del resto de los medios tradicionales, fueron las de una explosión en el puente de Altamira en Caracas, durante un sabotaje contra la Guardia Nacional donde fueron heridos siete efectivos policiales que iban en una caravana de motorizados, y fíjate si fue todo preparado que allí estaban los fotorreporteros esperando esa explosión espectacular que empapeló las portadas de todo el mundo. Ahí la emboscada fue doble: la de los opositores violentos y la de la prensa. Se preparó el escenario para reforzar un reflejo condicionado. La inmensa mayoría de los lectores de El País jamás se enteraron de que fueron manipulados descaradamente, a pesar de que, si seguías Twitter, por ejemplo, al alcance de todos los editores, te enterabas cómo los periodistas y los terroristas ya estaban allí antes de la explosión, cómo celebraron luego el espectáculo de los policías envueltos en llamas».

–Es decir, la vieja escuela de la manipulación, con tecnología de punta…

–Aunque las llamadas guerras asimétricas existieron siempre, no hay dudas de que ahora la conjunción de componentes cibernéticos y mediáticos ponen esteroides a la guerra de cuarta generación. Como todo está a la distancia de una tecla, con un enorme distanciamiento entre los burócratas que ejecutan la guerra y el «enemigo», hay pocos costos políticos y ningún daño colateral para el país que ataca.

«Venezuela es uno de los países de mayor penetración de Internet de América Latina. En el 94 % de los hogares hay dispositivos móviles, según las últimas estadísticas de Conatel; el 78 % de la población utiliza habitualmente el comercio electrónico. Estamos hablando de una elevada penetración de Internet de alta ve­locidad, que le permite a la mayoría de los venezolanos vivir prácticamente conectada. Esto facilita la guerra de cuarta generación, pero a la vez puede ser su muro de contención, si la ciudadanía tiene una militancia activa en el escenario digital, como ocurrió en Venezuela.

«Chávez fue pionero en entender la importancia de organizar al movimiento bolivariano en las redes sociales para la defensa del poder político. Recordemos @chavezcandanga, su cuenta en Twitter, con la cual enfrentó el poderío de los medios privados, los mismos que siguen operando dentro de Venezuela y articulan las operaciones en las redes contra el país. Y a la vez, él convirtió ese espacio en un canal de interlocución con su pueblo. La presencia del Presidente Chávez en las redes, no solo en Twitter, demostró que la comunicación es también poder para la izquierda.

«Eso en parte explica por qué en los llamados trending topics de Twitter –que son los temas de los que más se habla en la red, en un momento determinado y marcan la agenda de un país–, no hay una etiqueta opositora que no tenga al lado tres, cuatro, cinco etiquetas chavistas. Es decir, no hay un hecho en las redes sociales sin varias versiones de la realidad, sin un real debate político. En un escenario tan importante para la batalla simbólica, no hay indiferencia. Estos laboratorios de la derecha internacional, y sus inconcebibles cañones, no pudieron desplazarse impunemente. Tuvieron al pueblo revolucionario participando de manera activa y orgánica en la guerra».

–¿A qué apuntas cuando hablas de cañones y laboratorios de niveles inconcebibles?

–A la brutalidad que destaparon, a la violencia inducida. Por ejemplo, Facebook y Twitter bloquean constantemente imágenes de desnudos, incluso aquellos de una pintura del siglo XIX, pero en ambas plataformas puedes ver cómo queman personas vivas en las llamadas protestas pacíficas de la oposición venezolana –que de pacíficas no tienen nada–. Se justificó el exhibicionismo de la violencia para inducir al terror y achacarlo al chavismo. Como no hace falta demostrar nada y se apela constantemente a las emociones de la gente, el cálculo fue justificar así el aislamiento diplomático y político, y todas las demás tácticas de la guerra. Fueron laboratorios con cañones que apuntaron fundamentalmente a niños y adolescentes.

–Algo impresionante, que ningún medio de las grandes cadenas transmitió, lo vi en Red 58 y lo vi en Telesur, cuya presidenta, Patricia Villegas estuvo muy activa a través de Facebook y lo mostró en fotografías: cómo la gente cruzó ríos y atravesó campos, ayudándose unos a otros, cuando se cerraban accesos al área donde votar para la Constituyente.

–Porque una de las cosas que ocurrió y que han silenciado las grandes transnacionales mediáticas, es que la gente reaccionó. Y te diría que no solo los chavistas más militantes, también los chavistas críticos e incluso parte de la oposición, salieron a expresar su apoyo a la convocatoria de paz. No quieren ese tipo de conflicto, no quieren una Venezuela intervenida por Estados Unidos. Los violentos no solo mataban gente por su color de la piel o su origen social, sino pedían a gritos la intervención militar y hasta la guerra nuclear, por cierto. Hay también mensajes de este tipo en Facebook y en Twitter. La mayoría del pueblo venezolano clamó por el diálogo y la paz.

«También la gente va aprendiendo. Cuando las elecciones de la Asamblea Nacional, a finales del 2015 –la Asamblea se instauró a principios del 2016–, el mensaje que llevó el gobierno de Nicolás Maduro fue un mensaje muy razonado para explicar las causas de la guerra económica. Y la oposición llevó un solo mensaje, puramente emocional: prometió acabar con las colas, cosa que no hizo ni le importó hacer, porque se empeñaron en sacar a Maduro del poder e impedir que en Venezuela se pudiera gobernar…».

–Porque en realidad la oposición trabaja para provocar las colas.

–Recuerdo haber visto el testimonio de un señor, un caraqueño, que decía en un video de Facebook: yo voté por la oposición para la Asamblea Nacional, porque me prometieron quitar la cola y ahora seguimos teniendo las colas y queman gente en la calle, y su conclusión es:«voy a votar por la Constituyente».

«Hay que decir también que la oposición venezolana no solo está muy dividida por las ambiciones personalistas de sus dirigentes, sino que es rastrera, mediocre y mentirosa. Es capaz, como Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López –dirigente de Voluntad Popular y preso por haber encabezado las marchas violentas del 2014– de decir que a su marido lo torturaban, que no tenía acceso al pabellón matrimonial. Viajó el mundo con ese cuento. Se reunió incluso con Donald Trump. Bien, sale López de la cárcel y pasa a régimen de reclusión domiciliaria, y la señora Tintori se va a Miami porque está embarazada. No ha aparecido en este ambiente de espectáculo una sola foto en las redes del amoroso matrimonio, porque según fuentes de la propia oposición, está embarazada de otro adversario del chavismo, prófugo de la justicia. Es una excelente parábola de cómo se fabrican los mitos y cuánto se desprecia la verdad, que al final tiene piernas largas.

«¿Cómo se entera la gente de todo eso? En las redes sociales. Por eso quien quiere informarse seriamente de Venezuela, puede encontrar muchísima información que desmiente los estereotipos que se difunden. Encontrará que hay niños lanzando cocteles molotov a diestra y siniestra, y madres yendo a sacarlos de las protestas. Encontrará a Lilian Tintori celebrando que los niños participen de los ataques contra unidades militares como La Carlota, en Caracas, como carne de cañón, y miles de mensajes que lo denuncian. Encontrará pasarelas de la moda internacional que venden la estética del guarimbero, y extraordinarios análisis que denuncian la banalización de la violencia que lleva a niños y a adolescentes a practicar matanzas como se practican deportes extremos.

«Algunos de esos niños han muerto porque les han estallado encima los artefactos explosivos, algunos adictos a juegos violentos que no distinguen entre matar a un ser humano o matar a un ciberguerrero digital. Es impresionante ver a los niños de tres y cuatro años jugando a la guarimba, o haciendo cortes de calle con sus juguetes. Es el fascismo, el rostro del fascismo…».

–Por eso retomo, Rosa, lo que me comentabas en cuanto al activismo digital del chavismo, eso de que detrás de un twiter de la oposición pueden salir diez de la Revolución bolivariana. ¿Significa eso que no solo hay conciencia, sino que hay acción dentro del aparato de la Revolución bolivariana en cuanto al uso de las armas mediáticas de la guerra de cuarta generación?

–Significa que hay una militancia política real, no hay robots, no emiten mensajes pre-estructurados. Lo más interesante que uno puede observar de las dinámicas sociales en las redes de Venezuela es eso. Porque no solo habla Maduro, a quien le han hecho una campaña descomunal: que si es bruto, que si es un dictador, que si esto y lo otro, y Maduro ha demostrado una enorme inteligencia emocional para conducir a esa sociedad y encarar estos retos comunicacionales.

«La opción de la Constituyente descolocó completamente a la oposición, los ubicó a la defensiva, visibilizó una propuesta ética frente a la violencia real y simbólica que la oposición llamó la salida, que no tiene detrás ningún programa de gobierno, ninguna alternativa para la gente, solo acabar con el gobierno democráticamente electo del presidente Nicolás Maduro. Y se ha probado que es un líder de una gran solidez política, con el apoyo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y un equipo de gobierno con una vocería muy activa y unitaria. Ahí uno percibe, si sigue de cerca el tema venezolano, cómo prácticamente cada líder bolivariano le habla a un segmento de la población, con gran diversidad dentro de la unidad y propician que las bases se expresen de manera natural, orgánica».

–Yo creo que el hecho más contundente, y por eso es tan novedoso lo de la Constituyente, es que por fin se haya sentado en los curules al pueblo…

–Las minorías olvidadas. ¿Cuándo en el parlamento los que tienen alguna discapacidad tuvieron una silla? ¿Cuándo los jubilados tuvieron una representación? Previo a las elecciones se publicaron los datos de los candidatos a la Asamblea Constituyente por los que se votó el 30 de julio: casi el 80 % eran negros y mestizos. Para aspirar a la Asamblea cualquiera se podía inscribir. Solo se necesitaban mil firmas de respaldo, no un capital, ni el dedo de un poderoso. De modo que el 30 de julio los venezolanos votaron por más de 6 000 candidatos que representaron cada región y municipio, los distintos sectores de la sociedad para elegir 545 constituyentistas. Si ves la foto de la instauración de la Asamblea, con todos sus integrantes, ahí está el rostro de la Venezuela real: negros, indígenas, discapacitados, mujeres, intelectuales, estudiantes, empresarios, con Delcy Rodríguez como Presidenta, y yo estoy de acuerdo contigo, es una mujer excepcional, muy valiente, muy directa y muy culta. Delcy es muy visible por haber sido la Canciller, pero si uno empieza a mirar quiénes son cada uno de las personas elegidas –en las redes había cuñas de todos los candidatos presentándose por sí mismos y con una realización excelente, que te dice que la izquierda no tiene que estar reñida con las estéticas contemporáneas–, descubres inteligencia, sensibilidad por los problemas de los venezolanos, ánimo de justicia y un caleidoscopio de expresiones del hombre y la mujer común de ese pueblo.

«Esto te dice que la dirección de gobierno ha comprendido la importancia que tiene lo mediático dentro de lo político; Diosdado Cabello, el vicepresidente del PSUV, conduce en VTV el programa más popular, Con el mazo dando. Y Jorge Rodríguez, quien es además uno de los mejores polemistas del país, lleva La política en el diván…

–Y el puesto de mando central de todo eso, de esa derechización de Latinoamérica y de esa guerra que ocurre en esa otra dimensión que es Internet o cibernética, dónde está, ¿es una exageración decir que está en Estados Unidos? ¿Está en otra dimensión también o forma parte de un proyecto, el viejo proyecto de Santa Fe II, por ejemplo?

–El poder es global; ya no se trata de un país determinado contra otro. En las redes, la derecha es un solo país o todo un continente, si prefieres, y tiene una fuerza enorme. Hay concertaciones y es lo que explica cómo contra Venezuela de pronto salen los extremistas de España, junto con los de Colombia, Perú y otras naciones. Todos con una voz única, financiamientos únicos, corredores únicos para los dineros, expertos internacionales que son mercenarios, que, si les pagan bien, lo mismo arman la campaña de un partido que de su contrincante. Hay una nueva geografía en curso y es importante comprenderlo. Y si me preguntas qué ha fallado –admitamos que Venezuela prácticamente se quedó sola en esta guerra de las redes– es que la izquierda todavía no se ha constituido como fuerza, como bloque o nación que articule la resistencia global a los poderes fácticos. Tenemos que empezar a enfrentar estas realidades con menos diagnósticos y más concertaciones, y acabar de entender que un ataque contra Venezuela puede ser mañana contra nosotros, contra los argentinos, los bolivianos, contra todos los movimientos progresistas del mundo.

–Rosa, agradezco muchísimo tus análisis. Creo que ha sido la mejor manera de celebrar los 91 años de Fidel. Una reflexión, para dar seguimiento a aquellas que nos daba él alertando de todas las guerras que venían.

(Fragmentos tomados de Resumen Latinoamericano) / Razones de Cuba

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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