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Reporte desde el Parlamento: bibliotecas públicas y la Historia en la diana

Una de las sesiones de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Foto: Marcelino Vázquez/ ACN)
Una de las sesiones de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Foto: Marcelino Vázquez/ ACN)

¿Cómo funciona en Cuba el sistema nacional de bibliotecas públicas? ¿En qué condiciones trabajan los bibliotecarios? ¿Frecuentamos estos sitios? ¿Leemos los cubanos en tiempos de Wikipedia? Estas interrogantes motivaron un enriquecedor debate por parte de los miembros de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia Tecnología y Medio ambiente de la Asamblea Nacional, a partir de la presentación de los resultados de una pesquisa realizada en varias bibliotecas del país.

Según reconoce el informe, si bien el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas cubanas cuenta actualmente con un total de 399 centros, solo el 20 por ciento posee un local en buenas condiciones; mientras que solo el 14 % puede catalogar de aceptables los muebles con los que cuenta.

Asimismo, detalla la investigación que solo un 13 por ciento de las bibliotecas visitadas tiene buenas condiciones de iluminación, frente a un cinco por ciento que no posee ningún tipo de luz artificial. Escasez de recursos para la preservación del patrimonio bibliográfico, pocas computadoras, e inexistencia de salas de navegación y servicio de mediateca fueron otros problemas hallados, unido a un éxodo creciente del personal especializado, debido a los bajos salarios.

En cuanto al comportamiento de los hábitos de lectura, constata el documento presentado que ver televisión, oír radio y ver películas han desplazado a la lectura como las prácticas culturales fundamentales en más del 60% de los cubanos.

El estudio muestra que alrededor del 40 por ciento de la población reconoce leer libros y un 50 por ciento revistas y periódicos; mientras que se leen como promedio 2 libros al año por un 20 por ciento aproximadamente. Por otro lado, el 60 por ciento de los estudiantes universitarios declaró preferir el formato digital al impreso.

Como otra problemática, se encontró que en los centros de la educación superior se le da un escaso uso a las bibliotecas, pues más de un 50 por ciento de los estudiantes plantea no visitarlas casi nunca.

Trabajadoras de la Biblioteca Provincial José Martí, de Las Tunas (Foto: Yaciel Peña de la Peña / ACN)
Trabajadoras de la Biblioteca Provincial José Martí, de Las Tunas (Foto: Yaciel Peña de la Peña / ACN)

La diputada Arlín Alberty Loforte, por la provincia Guantánamo, llamó la atención sobre la importancia de sacar lecciones del informe. “El texto dice que los jóvenes universitarios hoy leen de otra manera, eso ocurre porque la realidad de la juventud es otra, y eso no quiere decir que obviemos las posibilidades que esta arista nos brinda. Hay que pensar que otras nuevas fórmulas podemos buscar para motivar la lectura entre los jóvenes”.

Asimismo, consideró que la lectura no podía ser reducida a una cuestión de tarea de clase, pues esta impacta todas las aristas de la sociedad. “Tiene que convertirse en una necesidad y de ahí que tenga que cultivarse desde todas las edades y seguirla de la mano“.

Entretanto, la diputada Nancy Castellá Benitez llamó la atención sobre la realidad de las bibliotecas ubicadas en lugares donde desaparecieron los centrales azucareros. “En mi territrio tengo dos muy buenas pero en estos momentos están casi en desuso, porque se ha perdido el hábito de leer y estudiar en estas comunidades. Las bibliotecas públicas están ahí, las bibliotecarias van todos los días, pero casi nadie va. Me pregunto cómo le vamos a dar cumplimiento a la necesidad de fortalecer la cultura en los nuevos escenarios, pues en estos lugares va a ser difícil”.

Por su parte, Zuleica Romay, presidenta del Instituto Cubano del Libro, llamó la atención sobre la importancia de modernizar las bibliotecas y hacer converger en ellas diversas manifestaciones artísticas. “Hay bibliotecas que tienen salas de cine, café, salas de conferencia, conciertos, porque hay que lograr que la gente llegue al libro de diversas maneras. Hay que pensarlas no como el lugar donde va un grupo de personas letradas que van convirtiéndose en una elite”, insistió.

Otra intervención muy aplaudida fue la del Director de la Biblioteca Nacional, Eduardo Torres Cuevas, quien insistió en la necesidad de entender la responsabilidad del municipio en un tema tan sensible como este. “Las bibliotecas públicas responden al municipio y a la provincia donde pertenecen, es allí donde pueden resolverse cosas tan simples como el tendido eléctrico del local“, llamó la atención. En relación con este tema, destacó el trabajo de provincias como Pinar del Río y señaló como deficiente el de Matanzas, donde hace 12 años que la Biblioteca Provincial no se ha terminado, y es la más antigua de Cuba.

Igualmente, Torres Cuevas destacó la importancia de rescatar la escuela de bibliotecarios técnicos, como un componente indispensable, más allá de la formación universitaria. “Los jóvenes que yo he recibido y se empapan de ese espíritu lloran si se tienen que ir de las biblioteca, porque esta es una labor hermosa. Puedo asegurar que la cantidad de jóvenes con la calidad para poder formarse como técnicos bibliotecarios existe, pero el otro problema es el salario“.

Casi al final de la tarde intervino el intelectual cubano y asesor del presidente, Abel Prieto, con palabras que arrojaron luces sobre la necesidad de unirnos en la solución a los problemas que están a nuestro alcance. “Me parece que hay cosas que se han dicho aquí que quizás no tengan solución a mediano o corto plazo, pero creo que lo que sí no puede demorar más es que sigamos encontrando que todo el que tenga que ver en este asunto no trabaje unido. Tenemos que ver que hacemos juntos para ir buscando soluciones con el apoyo de la comunicación”.

María del Carmen Remón / Cubadebate

El informe presentado a la Comisión del Parlamento refleja la situación de las bibliotecas públicas del país (Foto: Yaciel de la Peña/ACN)
El informe presentado a la Comisión del Parlamento refleja la situación de las bibliotecas públicas del país (Foto: Yaciel de la Peña/ACN)

LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA, GARANTÍA PARA LAS NUEVAS GENERACIONES

“El conocimiento de la historia es primordial, tiene que ver con el futuro de la nación. La historia debe enseñarse como un proceso que ayude a entender la realidad. No se trata de hacer un cuento, hay que verla como un proceso donde intervienen factores económicos, internacionales, las luchas internas, además de la expresión cultural”, afirmó la doctora Graziella Pogolotti durante su intervención en la Comisión de Atención a la Juventud Niñez y la Igualdad de Derechos de la Mujer de la Asamblea Nacional.

Cómo cautivar a niños y jóvenes para el estudio de la historia, la necesidad de insistir en un objetivo no conseguido aún, fue el primer tema de análisis, donde se evidenció que estamos “cosechando” los años en que la enseñanza de la historia no se priorizó y hay generaciones intermedias con un gran déficit de conocimientos en este sentido.

“Es fundamental que la gente tome conciencia de que el triunfo de la Revolución Cubana es a partir de un pensamiento de Fidel que conllevó no sólo el enfrentamiento al tirano Batista, sino a una situación económica y social que existía en el país”, agregó la Dra. Pogolotti.

Dijo que la historia más que la narración de un hecho es algo que puede hacer entender las contradicciones que se han producido, pues para José Martí no fue fácil constituir el Partido Revolucionario Cubano, teniendo en su contra el hecho de que era un intelectual que nunca había estado en la guerra.

“Mi propuesta, aseveró la Dra Pogolotti, es que veamos el problema de manera integral con una intensa preparación a maestros, vinculado a toda la sociedad”.

El Diputado Reydel Bernal reflexionó acerca de la importancia de cómo tratar este tipo de asignatura en la primaria donde el niño llega impoluto, ávido de aprender, y es ahí cuando debemos cautivarlos con anécdotas con cuentos que no tenemos que inventar y que al final tienen muchos elementos que le son afines.

La Bandera cubana tiene que formar más parte de nuestra cotidianidad (Foto: Oscar Alfonso Sosa / ACN)
La Bandera cubana tiene que formar más parte de nuestra cotidianidad (Foto: Oscar Alfonso Sosa / ACN)

El enemigo, afirmó Bernal, pone sus símbolos patrios en los audiovisuales, los promueve y los respeta. Nosotros no podemos ni comprar una bandera, pues si la encuentras es a un precio inalcanzable.

Varias intervenciones coincidieron con que la historia es la columna vertebral de la Revolución, y nuestros detractores utilizan los espacios que dejamos abiertos para desmontar los elementos claves de nuestra identidad nacional, tradiciones, cultura autóctona.

Susana Santisteban, presidenta de la FEEM, comentó un proyecto que trata de atraer a jóvenes entre 14 y 18 años a que asistan a cursos de preparación en Estados Unidos donde se hablaría de la política en Estados Unidos y de las relaciones de ese país con Cuba. La intención está clara, ahí se dará una historia distorsionada, mientras nosotros seguimos perdiendo oportunidades.

Sobre la formación de los nuevos historiadores, Martha García de Jatibonico, Sancti Spíritus, recordó que a los estudios pedagógicos solo asisten los que menos puntos alcanzaron en el escalafón, y por lo general cuando se gradúan quieren irse a trabajar a otros lugares.

René González Barrios, Presidente del Instituto de Historia de Cuba, reforzó la idea de que la historia es un tema de sobrevivencia de la nación cubana.

Dijo que es cierto que los jóvenes ven el Paquete Semanal, dejando a un lado la TV Nacional, que se dejan atrapar por videos juegos, pero la culpa no es de los jóvenes, ni del ministerio de Educación es de nosotros, afirmó, es de la sociedad. “Hay que ver la historia en todos los sentidos: político, cultural económico, social y sobre todo venerar más nuestros símbolos nacionales”.

Refirió René que en Estados Unidos hay lugares donde existen monumentos a personalidades de la historia de Cuba. En cada uno de ellos hay una bandera y se cultiva respeto y un especial cuidado por esos sitios.

“Hay que gastar recursos en esto, dijo, porque he ido a La Demajagua, lugar histórico por excelencia donde van turistas nacionales y extranjeros y ni un llavero, ni una bandera, para llevar como recuerdo y como promoción”.

Luego de un largo debate, hubo consenso en que ha sido insuficiente el trabajo realizado en la enseñanza de la historia y que es preciso insistir en la preparación de los maestros.

La Comisión, de acuerdo con la importancia del tema, redactó una declaración final que traza un camino a seguir.

Susana Tesoro / Cubadebate

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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