Concluye la semana con Estados Unidos y su presidente precipitándose a toda velocidad hacia un régimen autoritario que ya está siendo un peligro para la comunidad internacional.
Cierra programas en televisiones privadas y amenaza con quitar las licencias televisivas a las cadenas que sean críticas con él, alardea de asesinatos extrajudiciales en aguas internacionales en el Mar Caribe de tripulantes de embarcaciones a los que acusa de ser narcotraficantes y hasta se jacta de que ya no pueden salir los pescadores a faenar; ha demandado al New York Times por una cantidad suficiente como para llevarlo a la ruina; ha considerado “organizaciones terroristas” a todos los que tengan una ideología antifascista y promete perseguirlos; y se ha quedado solo en el Consejo de Seguridad vetando un alto el fuego en Gaza.
A todo ello se suman más escándalos y datos negativos de semanas anteriores:
Los agricultores de soja están desesperados porque la guerra de aranceles con China han provocado que ya no les compren y no puedan dar salida a sus cultivos.
La inflación sigue subiendo (creció un 0,4 por ciento hasta el 2,9 por ciento en agosto). El presidente de la Reserva Federal ya advierte de que el aumento de aranceles ha impulsado el alza de precios.
La oferta de trabajadores ha disminuido, sin duda por la persecución de inmigrantes, pero es que, al mismo tiempo, la demanda de empleo ha disminuido drásticamente. Se trata de la primera destrucción de puestos desde 2020 y el paro más alto en cuatro años. La confianza del consumidor ha caído a su nivel más bajo desde mayo.
La famosa lista de Epstein que tanto prometía en campaña para atacar a los demócratas, ya ha desaparecido cuando se ha sabido que Trump está cerca.
El Instituto de Emigración detiene a 475 trabajadores surcoreanos en la planta Hyundai-LG y los deporta esposados. Eran trabajadores legales con visa de una empresa surcoreana y de un gobierno amigo de Estados Unidos.
Amnistía Internacional sigue denunciando la “violación sistemática de Derechos Humanos” de los migrantes deportados al CECOT en El Salvador o Alligator Alcatraz.
De esta última cárcel se ha sabido también esta semana que cientos de personas que estaban detenidas ese centro de Miami, Florida, se han esfumado. Han desaparecido de la base de datos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, y sus abogados y familiares no logran dar con su paradero.
Como la criminalidad sigue alta en Washington, la ocurrencia es la pena de muerte para todo homicidio.
A Chicago, Baltimore y Nueva Orleans, las amenaza con una intervención militar.
Del mismo modo, los más de un millón de muertos por sobredosis en dos décadas los resuelve lanzando misiles a las lanchas del Caribe.
Las universidades reciben amenazas y chantajes. Harvard vio congelados 2,200 millones de dólares en fondos federales por no alinearse con la narrativa MAGA.
Está siendo difícil encontrar otro país y otro presidente (Milei anda cerca, hay que reconocerlo) que esté llevando a su país y a los derechos humanos a este nivel de desastre (Tomado de Venezuela News).
Imagen de portada: Tomada de The New Yorker.

