TESTIMONIO

Malo por buena causa

La historia, que permite descubrir nuestras raíces y comprender el presente, en muchas ocasiones es ingrata con sus protagonistas. No pocos tienen méritos para trascender por su heroicidad, sin embargo, las páginas se encaprichan en mancharlos o desconocerlos. Juan Clemente Zenea, poeta cubano, es ejemplo de ello.

“Durante muchos años se creyó que Zenea traicionó la causa independentista, yo creo que no fue así, sino que era un agente por cuenta propia que proveía a las filas mambisas de información sobre los españoles”, afirma Raúl Rodríguez La O, investigador de la Unión de Historiadores de Cuba.

Entre los aportes de Rodríguez La O a la Historia de Cuba se encuentran sus estudios sobre el fusilamiento de Amado Oscar Céspedes, en 1870, hijo del Padre de la Patria, los seis años de presidio de José Martí en las Canteras de San Lázaro, así como expedientes inéditos de numerosos patriotas de la talla de Calixto García, Guillermón Moncada, Quintín Bandera y Limbano Sánchez.

¿Agente o traidor?

“Zenea, primero que todo, fue un excelentísimo poeta. Además, estudió en la escuela de José de la Luz y Caballero, de donde salía la nata del patriotismo de entonces. Es decir, era una figura importante que durante más de cien años fue considerada un traidor a la causa independentista por su acercamiento con figuras del Ejército Español. Pero el caso despertó siempre polémica y todavía hoy la estimula.

-¿Por qué polémica?

Porque aun cuando la historia refleja que Zenea era un traidor, lo dicho anteriormente no se comprobó, nunca se dieron argumentos sólidos que lo demostraran. Además, la gran mayoría de la población cubana desconoce el caso.

-¿En su consideración, como se desarrolló el proceso de fusilamiento?

Raúl Rodríguez La O es a quien más se debe la reivindicación de la figura de Zenea. Este historiador ha publicado alrededor de treinta artículos sobre grandes próceres de la independencia cubana.

Durante su destierro en Estados Unidos fue condenado a pena de muerte debido a campañas contra el gobierno español, pero gracias a la amnistía general en 1853 pudo regresar a La Habana.

Luego de entrevistarse con Carlos Manuel de Céspedes, Presidente de la República en Armas, lo sorprendió una columna enemiga, que lo detuvo a pesar del salvoconducto que le había entregado el embajador ibérico en el país norteño, ello demuestra que Zenea estaba en contra de los intereses del Ejército Español.

Es entonces que lo conducen a la Fortaleza de La Cabaña, donde permaneció durante ocho meses apresado y en estado de incomunicación, hasta su fusilamiento en 1871.

-Usted niega las acusaciones de traición hechas a Zenea…

Opino que no era un traidor, sino un agente que intentó, por su propia cuenta, ganarse la confianza de los principales jefes españoles y luego ofrecer información a los mambises. Esta operación le costó la vida, pues no poseía ninguna experiencia en el tema.

-¿Cómo justifica esa teoría?

Llevo más de 30 años analizando cada bibliografía, interpretando cada hecho, tratando de desbrozar el enmarañado camino hacia la sentencia a Zenea.

Entre los aspectos que puedo resaltar está la apreciable opinión de José Martí, quien lo defendió en varias ocasiones. Además, es válido citar la confianza que depositó Céspedes en él, incluso encargándole llevar a su esposa Ana de Quesada a los Estados Unidos.

Cuando fue capturado tuvo la oportunidad de delatar el lugar donde se encontraba la jefatura mambisa en la manigua, sin embargo, no lo hizo.

Investigaciones sobre el fusilamiento de Zenea

Durante una beca que recibió en el año 1977, otorgada por la Sección de Intercambio Cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino de España, Rodríguez La O tuvo acceso, en el Archivo Nacional de Madrid, a valiosos documentos prácticamente desconocidos por especialistas de la materia. Hizo particular énfasis en el proceso de fusilamiento de Juan Clemente Zenea.

“Al regresar a Cuba, decidí poner los documentos en un lugar donde la población tuviera acceso a ellos. Por eso me incliné por la Casa de las Américas y le envié una carta a Haydée Santamaría, entonces presidenta de la institución, para realizar la donación. Ella me respondió con agradecimiento -muestra con orgullo una copia de su intercambio epistolar con la heroína cubana- y en ese mismo lugar le hice personalmente la entrega.

“Posteriormente, me dediqué a intentar traer a la mayor cantidad de personas posibles para que leyeran y analizaran el documento. Como cubano e investigador sentía mucho que, a más de un siglo, estos hechos no estuvieran completamente esclarecidos. Logré que importantes figuras se interesaran por el caso, por ejemplo, Cintio Vitier, Fina García Marruz y César López, entre otros”.

-¿Y compartían su opinión?

Sí, pensaban como yo, compartían la opinión de que Zenea fue un agente al servicio de los mambises. Yo siempre aclaro que para juzgar sobre el hecho hay que leer e interpretar cada bibliografía y luego arribar a conclusiones. Cintio se sumó a mi campaña por reivindicar la imagen del poeta.

Recuerdo que en la biblioteca José Antonio Echeverría, de la Casa de las Américas, Cintio impartió tres conferencias donde reunió a buena parte de la intelectualidad cubana para debatir sobre el tema. Durante las jornadas, la sala se llenaba. El escritor recalcó, sobre todo, la necesidad de rescatar la total validez del juicio de Martí sobre Zenea. Él decía que si se había ganado tener hospedaje en el corazón del Apóstol, también debía tenerlo en el de todos los cubanos.

-¿Fueron publicadas las conferencias?

Sí, posteriormente la Unión de Escritores y Artistas de Cuba le propuso a Cintio publicar un libro con el contenido de ellas. Él aceptó, y de ahí nació Rescate de Zenea.

–Usted decía  que el caso está abierto a la interpretación de quien lo estudie. ¿Qué opinión le merece los que acusan a Zenea?

Yo siempre he dicho que hay que estudiar bien cada documento. Defiendo la inocencia de Zenea, como lo hizo Martí, como lo hicieron también Lezama Lima, Cintio Vitier y Fina García Marruz. Pero no quiere decir que no respete opiniones diferentes.

De hecho, en el 2012, la investigadora Mercedes García Rodríguez publicó en el libro “Con un ojo en Yara y otro en Madrid” su consideración al respecto, que inculpa a Zenea como traidor. Yo he tenido varias conversaciones con ella, en las que hemos intercambiado criterios, pero a pesar de no estar de acuerdo, respeto su interpretación.

-¿Cree que los medios han publicado suficientemente la investigación realizada por usted hace más de treinta años?

Al principio sí, salieron varios artículos. Pero ya ha quedado en el olvido. Esporádicamente se publica algo al respecto. Pienso que se podría hacer mucho más para llevar al pueblo la imagen real de Zenea. Yo trato de rescatar su imagen, exhorto a la población a que analice el caso. Pero mis esfuerzos son insuficientes.

Fotos: Tomadas de Internet

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *