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¿Por qué no hay suficiente periodismo de verdad en EE.UU?

Por Bernie Sanders, senador (D) por Vermont y candidato presidencial en EE.UU.

El periodismo de verdad necesita recursos importantes. Una de las razones por las que no tenemos suficiente periodismo de verdad en este momento en Estados Unidos es porque muchos medios de comunicación están siendo reducidos a cenizas por las mismas fuerzas codiciosas que están saqueando nuestra economía.

Por ejemplo, dos corporaciones de Silicon Valley —Facebook y Google — controlan el 60% de todo el mercado de publicidad digital y han utilizado un control absoluto para apropiarse de todos los ingresos de publicidad de las organizaciones periodísticas. Un estudio reciente realizado por la News Media Alliance, una asociación comercial, concluyó que en 2018, mientras los ingresos de los periódicos disminuían, Google ganó 4.238 millones de euros gracias a noticias por las que Google no pagó nada.

Al mismo tiempo, los conglomerados empresariales y los fondos buitres han comprado y fusionado medios de comunicación que tenían problemas financieros, reduciendo sus redacciones mientras que los ejecutivos reciben abundantes sumas. Por ejemplo, la fusión de Gannett con Gatehouse Media significará que cientos de publicaciones quedarán bajo el control de una megacorporación y recortarán el equivalente a 270 millones de euros en “sinergias” — que a menudo es la palabra que utilizan las corporaciones para hablar de despidos — . Matt Pearce, periodista del Los Angeles Times, informó de que “el nuevo director ejecutivo de Gannett/Gatehouse recibirá un bono de cuatro millones de euros y acciones solo por entrar por la puerta”.

El resultado de esta tendencia ha sido la aniquilación del periodismo. En los últimos 15 años, más de 1.400 comunidades de todo el país han perdido sus periódicos locales, que son las fuentes que luego utilizan las cadenas de televisión, las radios y los sitios de noticias digitales para proveer información local.

Desde 2008, las redacciones han perdido 28.000 empleados. Solo durante el año pasado, 3.200 personas de la industria de los medios de comunicación fueron despedidas. Actualmente, por cada periodista que tiene trabajo, hay seis personas dedicadas a las relaciones públicas y comunicación institucional, y son ellas las que a menudo definen la postura corporativa.

Justo cuando necesitamos más periodistas que informen sobre la crisis de sanidad, la emergencia climática y la desigualdad económica, tenemos a tertulianos en televisión que reciben millones de euros por analizar cotilleos políticos, mientras los medios de comunicación locales son aniquilados.

Los efectos negativos son predecibles: según un estudio realizado por investigadores de las universidades de Notre-Dame y de Illinois, cuando se vacían las redacciones, aumenta el gasto general que recae sobre los contribuyentes porque hay menos periodistas investigando las transacciones del Gobierno. Otro informe publicado por Spotlight en Pobreza y Oportunidades, un foro independiente, concluyó que, a pesar de que millones de estadounidenses luchan por sobrevivir, los medios de comunicación con problemas financieros “no le prestan atención a la pobreza”.

Desde luego, cuando vemos la investigación de Miami Herald sobre Jeffrey Epstein o el valiente informe de Charleston Gazette-Mail sobre la crisis de los opiáceos, nos damos cuenta de que todavía hay buenos periodistas venciendo las probabilidades y generando periodismo de verdad que investiga al poder, saca delitos a la luz y desafía el status quo. Pero sabemos que estas historias exitosas muy a menudo son la excepción y no la regla.

También sabemos que Donald Trump está empeorando mucho las cosas. Es un mentiroso patológico que se ha pasado su presidencia intentando demonizar a los periodistas que se atreven a exponer sus mentiras. Y lo que es peor, ha llamado a los medios de comunicación “enemigos del pueblo” en un intento deliberado por destruir la mera idea de una prensa libre.

La forma en que Trump ataca a los medios de comunicación es absolutamente inaceptable y debe ser denunciada y rechazada. Pero dejemos algo en claro: eso solo no solucionará la crisis del periodismo. Además, una mayor expansión de los modelos de negocios oligárquicos en la industria de los medios de comunicación podría empeorar el asunto.

Actualmente, tras décadas de fusiones y desregulaciones, un pequeño puñado de empresas controla casi todo lo que miramos, leemos y descargamos. Dada esta situación, no deberíamos querer que lo que queda de prensa libre caiga bajo el control de este puñado de corporaciones y multimillonarios “bondadosos” que utilizan sus imperios mediáticos para castigar a quienes los critican o para evitar ser investigados.

Después de todo, las cadenas de televisión que reciben parte de los 4.000 millones de euros anuales que invierte la industria farmacéutica en anuncios deben de estar encantados de disimular su disgusto con nuestro deficiente sistema sanitario, pero nunca proveerán información justa sobre el programa Medicare, incluso aunque los sondeos indican que la mayoría de los estadounidenses apoyan la propuesta.

Los medios de comunicación corporativos patrocinados por los anuncios de la industria de los combustibles fósiles reciben con gusto invitados que insisten en que nuestro actual sistema económico oligárquico va genial, pero como demuestran los estudios, esos mismos medios de comunicación a menudo minimizan o evitan publicar sobre la emergencia climática que sus anunciantes han ayudado a generar.

Y los medios propiedad de Disney y Jeff Bezos promocionan las películas de Disney y los planes de Bezos de explorar el espacio exterior, pero no podemos contar con ellos para que informen sobre la lucha por salarios justos de los empleados de las empresas controladas por Disney o por Bezos. De hecho, en una ocasión, vimos cómo el Washington Post, propiedad de Bezos, intentó castigar a un periodista que reclamó mejoras salariales para el periódico.

Debemos reconstruir y proteger una prensa diversa y verdaderamente independiente para que los periodistas hagan el importante trabajo que aman y que requiere cualquier democracia funcional.

Resumido de The Guardian

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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