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COLUMNISTAS

Brevedades sobre una extensa realidad

Desde antes de que el país entrase en la reciente y tal vez vertiginosa etapa de reformas, he expresado preocupaciones sobre los riesgos de la propiedad privada y, quizás sobre todo, de la idealización que en el imaginario colectivo parecen beneficiarla la propaganda capitalista que campea en el mundo, nuestras deficiencias comunicacionales y, en particular, las que —por falta de experiencia, de voluntad, de recursos o de lo que sea— nos han impedido lograr que la propiedad social sea eficiente y no se le vea erróneamente como condenada a no serlo.

Varios de los artículos donde he tratado el tema se localizan en las redes, y algunos se reprodujeron en mis libros Detalles en el órgano y Más detalles en el órgano. Para dar una idea de su contenido, entre ellos se encuentran “O socialismo ‘utópico’ o capitalismo ‘científico’”. “Leche pura o Cultura anticorrupción”, “Cultura de la propiedad privada o ¡Cuidado con ese culto!” y “¿Bombas de tiempo millonarias en Cuba?”.

Recientemente, motivado por opiniones y debates que, particularmente al calor de la sesión de la Asamblea Nacional, siguen circulando en las mencionadas redes —tan  útiles y, lo que “honra” su nombre, enredadoras—, he publicado lo que el chikungunya les ha permitido a mis manos escribir: algunas notas que di en mi perfil de Facebook, donde suelo publicar la escueta sección eventual “Oído en la calle”. Naturalmente, el carácter y la brevedad de esos textos los privó de la organicidad de un análisis más detenido, propósito del cual estaban y están lejos.

Ahora los he releído, y me ha parecido que guardan la coherencia interna otorgada por las ideas que sustentan, y que, reunidos, alcanzan un grado de interconexión que explica y defiende mejor esas ideas. Los reproduzco en el orden cronológico en que los publiqué originalmente, y con mínimas y escasas modificaciones formales. Huelga decir que tampoco en su nuevo formato aspiran a ser exhaustivos: mucho hay por matizar, profundizar, y hacer, en el tema que los recorre.

 

1/

Oído en la calle:
—La verdad es que urge corregir todo lo que sea necesario.
—Sí, pero para evitar distorsiones con la anfibología que el verbo “corregir” tiene entre nosotros, prefiero “enderezar”.

2/

De Fidel Castro, El Líder de la Revolución porque estuvo y estará a la vanguardia de la Vanguardia, viene un ideal que aquí se cita en su esencia y cerca de su textualidad: “Habremos alcanzado los más altos niveles de conciencia cuando seamos capaces de hacer [producir] como seres libres lo que antes hacíamos como esclavos”. Las realidades imponen desafíos, pero ignorar ese ideal puede propiciar que se idealice la propiedad privada.

3/

El aniversario 136 (hoy) de “Madre América”, propicia recordar el gesto del compañero Yusuam Palacios Ortega cuando, en la sesión de la Asamblea Nacional dedicada en 2018 a la nueva Constitución, reclamó que no se excluyera de su preámbulo la referencia a los ideales comunistas. Lo hizo frente a criterios que parecían definitivos, y abrió el camino para el clamor que salvó al país de incurrir en algo que habría sido mucho más que una omisión penosa.

4/

De Simón Rodríguez es una máxima que su discípulo Simón Bolívar abrazó en la liberación de nuestra América: “O inventamos o erramos”. Y, en cuanto a edificar el socialismo en esta comarca del mundo, José Carlos Mariátegui sostuvo: “Debe ser creación heroica”. Sí, habrá que inventar, crear heroicamente en una tarea para la que nadie ha encontrado ni hallará fórmulas mágicas. La brújula segura es que se debe acometer en decidida identificación con los pobres de la tierra, o renunciar a él.

5/

Oído en la calle:
—Es una ilusión creer que se puede vivir sin mercaderes.
—Pero es un crimen dejarles libre el templo.
—Y una estupidez, o más, creer o querer hacer creer que pueden tener especial interés en salvarlo.

6/

Nota presurosa, insuficiente y acaso disruptiva sobre renuncias:
Acostumbrados, entre verdades y dogmas, a valorar mal las renuncias a cargos (no se habla aquí de traicionar ideales), llegamos a verlas como un crimen o una razón para traumas colectivos y conjeturas irrefrenables. Piense cada quien lo que piense, son un derecho cuyo libre ejercicio podría preocupar menos al pueblo que el aferrarse de algunos a posiciones en que no se desempeñan bien ni presentan a tiempo la renuncia, o nadie se la exige.

7/

Ni satanizar ni idealizar el sector privado en Cuba hará que se logre lo que urge alcanzar. Ese sector contribuirá de veras al desarrollo de carácter popular (y ético) del país si plenamente la empresa estatal de responsabilidad socialista cumple su cometido (fundamental, para mantener viva la meta del socialismo), y la nación ejerce efectivamente en todos los sectores el debido control institucional, legal, en la ejecución de los planes (bien trazados, se entiende), y contra la corrupción en sus diversas expresiones.

8/

Leo que hay no solo quienes impugnan los planteamientos del diputado Emilio Interián Rodríguez, sino también quienes quisieran aplastarlo. Sin entrar en detalles (aunque el buen ejercicio del criterio nunca sobra), su intervención resultó de particular interés y se sintió sincera. Ahora no recuerdo si fue también él quien dijo que lo inaceptable sería llegar al próximo análisis de nuestra realidad con el mismo estado de problemas que tenemos hoy. La inercia nos ha hecho mucho daño, y vencerla será difícil, pero resignarse a ella sería suicida.

9/

Oído en la calle:
—¿Captaste esa, campeón? “Hay que hacerles un monumento a las MIPYMES.”
—Diles que se dejen de gilipolleces. Quien merece aquí un monumento es el pueblo.

10/

¿La Revolución Cubana dio sus mayores frutos gracias a la propiedad privada o a la social? Otra cosa es que contra la segunda pesen un contexto internacional tan adverso como determinadas tradiciones internas, y nuestra incapacidad para cuidarla y defenderla, lo que empieza por hacerla eficiente, mantenerla como fuerza rectora de la economía, no identificar estrechamente social y estatal, y combatir todo tipo de corrupción. Con eso bien claro puede cambiarse todo lo que se deba cambiar.

 

A manera de coda: Parece necesario recordar que tenemos leyes importantes, no solo para publicarlas y citarlas, sino sobre todo para aplicarlas y hacerlas cumplir. Dos ejemplos son la Ley de Comunicación Social y la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública.

 

Imagen de portada: Muñeca de palo. Foto: Korda.

 

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Luis Toledo Sande
Escritor, investigador y periodista cubano. Doctor en Ciencias Filológicas por la Universidad de La Habana. Autor de varios libros de distintos géneros. Ha ejercido la docencia universitaria y ha sido director del Centro de Estudios Martianos y subdirector de la revista Casa de las Américas. En la diplomacia se ha desempeñado como consejero cultural de la Embajada de Cuba en España. Entre otros reconocimientos ha recibido la Distinción Por la Cultura Nacional y el Premio de la Crítica de Ciencias Sociales, este último por su libro Cesto de llamas. Biografía de José Martí. (Velasco, Holguín, 1950).

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