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Colegas británicos con IA o mantén cerca a tu “enemigo”

El avance de la inteligencia artificial (IA) en las redacciones del Reino Unido parece inevitable, pero está lejos de ser un proceso tranquilo, según evidencia el nuevo informe del Reuters Institute, que muestra un escenario en el que la tecnología se vuelve cotidiana mientras persisten preocupaciones sobre su impacto en la profesión.

El primer dato del estudio de Neil Thurman, Sina Thäsler-Kordonouri y Richard Fletcher marca tendencia: “más de la mitad de los periodistas del Reino Unido utilizan herramientas de inteligencia artificial al menos una vez por semana”. La cifra —56 por ciento de los encuestados— instala a la IA no como un experimento, sino como parte estable de las rutinas profesionales. Solo “un 16 por ciento declara no haber usado nunca inteligencia artificial en su trabajo”, lo que confirma que la resistencia total al avance es marginal.

Una nota del sitio  www.esferacomunicacional.ar sobre el tema refiere que detrás de esa adopción creciente aparece un patrón claro: los usos más comunes no están ligados a la creación de contenido, sino a tareas consideradas menos valoradas editorialmente.

Como resume el informe, “los usos más comunes de la IA entre periodistas son la transcripción, la traducción y la corrección de estilo, tareas que demandan tiempo y que suelen considerarse de bajo nivel editorial”. En cambio, prácticas más centrales del oficio —redactar borradores o verificar datos— son todavía poco frecuentes: “el empleo de IA para redactar borradores iniciales o realizar verificaciones de datos sigue siendo minoritario”, destaca la pesquisa.

El perfil de los profesionales que adoptan la tecnología también es diferente: “los periodistas más jóvenes, los varones y quienes ocupan cargos de mayor responsabilidad son los que reportan un uso más frecuente de herramientas basadas en IA”, señala la nota, lo que significa que la integración no avanza homogéneamente: depende de la edad, el rol y la cultura organizacional del colega involucrado.

El informe resulta más elocuente en las percepciones. Pese al uso extendido de la IA, domina la desconfianza hacia ella. Los autores sostienen que “la mayoría de los periodistas percibe a la inteligencia artificial más como una amenaza que como una oportunidad para la profesión”.

La preocupación no es abstracta, pues apunta al centro del vínculo con la audiencia. Esta tecnología despierta temores sobre “la confianza del público, la precisión del contenido y la originalidad de las historias” producidas con su apoyo. Es decir: transparencia, veracidad y valor editorial.

En paralelo, las redacciones avanzan a ritmos desiguales. Según el estudio, muchos medios comenzaron a establecer pautas de uso, pero aún sin una estrategia consolidada: “pese a que muchos medios han comenzado a integrar IA en sus procesos, la mayoría de los periodistas considera que dicha integración sigue siendo limitada”. También es incipiente la formación, en tanto “solo un tercio (de los periodistas) afirma haber recibido capacitación formal sobre el uso de inteligencia artificial”.

El ecosistema tecnológico no es neutral. La mayoría de los medios depende de herramientas desarrolladas por empresas externas: “apenas un nueve por ciento utiliza exclusivamente herramientas desarrolladas internamente, mientras que la mayoría depende de proveedores externos”, lo que instala otro debate: quién controla la infraestructura y con qué grado de autonomía operan las redacciones.

En resumen, el informe revela una transición ambigua. La IA ya es rutina, pero no necesariamente legitimidad. El uso crece, pero también lo hace la sensación de riesgo. Para los autores del estudio, la pregunta no es si la IA se integrará al periodismo, sino bajo qué condiciones éticas, editoriales y profesionales lo hará. La disputa por ese marco —por su transparencia, su regulación y su sentido— recién empieza.

El reporte de www.esferacomunicacional.ar concluye con una gran pregunta para el sector: ¿qué significa esto para el futuro del periodismo?

La respuesta parece estar a la altura: significa que la IA ya no es una promesa futurista, sino una herramienta de trabajo habitual en muchas redacciones, especialmente en tareas repetitivas; que existe una tensión creciente entre lo operativo (eficiencia, rapidez) y lo esencial (confianza, originalidad, ética); que la consolidación de la IA como recurso legítimo dependerá menos del nivel tecnológico que de la decisión colectiva de medios, periodistas y editores de regular su uso con transparencia, formación y controles; y que las decisiones sobre cómo —y para qué— usar IA marcarán la diferencia entre un periodismo más automatizado o un periodismo que, aun con IA, conserve su vocación crítica, humana y fiel a su rol social.

Imagen de portada: Tomada de Infobae.

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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