DE VENDEDOR DE PERIODICOS A FOTÓGRAFO. Entre los grandes fotógrafos de la Revolución está Raúl Corrales Fornos, quien con su lente atrapó para la inmortalidad el valor histórico de esa epopeya. Nació en Ciego de Ávila el 29 de enero de 1925 y murió en La Habana el 15 de abril de 2006; en ese lapso pasó del niño vendedor de periódicos en las calles habaneras a conquistar el icónico acontecer del país como fotorreportero y fotógrafo documentalista. Su hija, Norma Corrales, contó al periódico Granma que él aprendió el manejo de la cámara por observación y el azar le puso “la primera vez” cuando pidieron a la publicitaria Cuba Sono Films realizar una cobertura fotográfica y no había quien lo hiciera, entonces Raúl, quien hacía tareas de limpieza allí, se ofreció, el jefe aceptó y el resultado fue exitoso; lo demás lo demuestra su obra. Antes del primero de enero de 1959, sus fotos aparecieron en el periódico Hoy, La Prensa Obrera de Cuba, América Deportiva, Vanidades, Última Hora y las revistas Bohemia y Carteles; también fue director de fotografía de la Agencia publicitaria Siboney.
LEGADO DE UN CENTENARIO. Con el triunfo de la Revolución, Raúl Corrales fue también fotorreportero de las revistas INRA y Cuba y del periódico Revolución; acompañó a Fidel en sus recorridos por Cuba y el exterior, y a solicitud de Celia Sánchez, asumió la dirección de la sección de microfilm y fotografía del Consejo de Estado, donde laboró por 20 años y se jubiló en 1991. Corrales dijo que en la fotografía no hay ensayos, que el trayecto por el que había caminado había sido muy largo, con éxitos y errores, aunque no se lamentaba de lo hecho. Significaba que no buscaba una buena fotografía, sino que la veía; de ello dan fe, entre otras formidables instantáneas, Caballería, Sombreritos, Che, Limpiabotas, Fidel y Hemingway, la serie de Girón, y la Primera Declaración de La Habana donde aparece el Comandante de Jefe de espalda hablando en una Plaza de la Revolución desbordada de pueblo. Fundador de la Sección de Fotografía de la UNEAC, entre los lauros recibidos está el Premio Nacional de Artes Plásticas en el año 1996, en reconocimiento a su gran labor artística, altamente valorada dentro y fuera del país.
Imagen de portada: Diseño de Sophie Torres Quintana.