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Prensa cubana en una sociedad en red

En la comisión Prensa cubana en una sociedad en red, que sesionó en la mañana de este jueves 2 de noviembre, conducida por la actual vicepresidenta primera de la UPEC Rosa Miriam Elizalde, se desarrolló un importante debate que partió de un análisis presentado por los periodistas Enrique Ojito Linares y Elena Diego Parra.

  • Desafíos de la prensa cubana en una sociedad en red

A la era actual le han endilgado nadie sabe exactamente cuántos apellidos: era de la convergencia, informacional, digital, de la posverdad. Independientemente de que cada quien bautice este minuto por el que transita la humanidad según la tesitura de su análisis, un elemento común subyace en estas denominaciones: vivimos en una sociedad en red, una sociedad más conectada; más conectada tecnológicamente, aunque menos conectada con la realidad.

Vivimos bajo el mandato de la industria de la (in)cultura; esa que nos arrulla constantemente nanas al oído con el propósito de que nos importen un bledo nuestros dolores y los dolores de los otros. Paralelo a ello, en el caso cubano también vivimos bajo el bombardeo de símbolos, trazado milímetro a milímetro por tanques pensantes, en una época en que la guerra tecnológico-comunicacional constituye el eje de la contienda imperialista. Un todo incluido que busca desmontar el proyecto político de la Revolución, diseñado por Fidel.

Nada nuevo. Recuérdese que en la sesión del 23 de diciembre de 1958 del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Allen Dulles, a la sazón director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), advertía: “Debemos evitar la victoria de Castro”. Para ello, la agencia federal ideó cuatro operaciones en las postrimerías de 1958 —tres de estas, variantes de golpe cívico-militar— para tratar de impedir el triunfo del Ejército Rebelde, liderado por Fidel.

Con tal precedente y en el escenario actual, el sistema de medios públicos tiene ante sí varios desafíos.

  • La construcción de un nuevo modelo de prensa pública para nuestro socialismo.

No por obvia, debe acuñarse la certeza expuesta hoy: el nuevo modelo económico y social cubano requiere de la conceptualización y, más que ello, que tome cuerpo un nuevo modelo de prensa pública.

Esa transformación debe contribuir a apuntalar el consenso y la unidad nacional en torno al Partido y a la Revolución que nos quisimos dar, desde las funciones del periodismo, no de la propaganda. En tal empeño debe reconocerse que la crisis económica actual y el deterioro de ciertos indicadores sociales tienen su correlato en el entorno sociopolítico y, en ese contexto, se torna más compleja la construcción del consenso, donde carece de efectividad el periodismo verticalista y de reafirmación, inherente a otro escenario histórico.

Construir un nuevo modelo de prensa, cuyas primeras revelaciones las dejarán los medios escogidos para aplicar el experimento, supone un reto en el plano ético: la reformulación del objeto social del medio no puede desmarcarlo de los propósitos misionales, inherentes a la prensa pública cubana. Es cierto, la gestión editorial y la económica dialogarán en la práctica; pero el deber profesional no puede subordinarse al mercado.

Para estimular la transformación del sistema de prensa y atemperarlo a los desafíos de una sociedad en red, se precisa de líderes en las organizaciones periodísticas, más que de directores. Sin liderazgo no habrá transformación; liderazgo a nivel de medios, a otras escalas dentro de estos y para encauzar proyectos comunicativos más específicos. No son tiempos de lobos solitarios en el periodismo; el trabajo en equipo, alentado por los líderes, incentiva la motivación colectiva y conduce a las instituciones a tierra firme en el cumplimiento de sus cometidos.

La ausencia de liderazgo en no pocas organizaciones mediáticas ha ralentizado el impostergable proceso de cambios en el sistema de medios públicos cubanos. Sin liderazgo no podrá superarse el modelo de prensa heredado del siglo XX y que anda hoy en muletas en la era de la convergencia.

El liderazgo debe rebasar lo meramente editorial y expresarse, igualmente, en la relación del medio con el resto del sistema institucional, así como en la gestión de ciencia e innovación, del capital humano y en el ámbito económico.

El desafío de reinventar la gestión de los medios implica necesariamente su conversión gradual en multiplataformas o multimedios, que favorezcan la horizontalidad en los procesos comunicativos y que sean capaces de reproducir simbólicamente el sistema social y el político, en particular, de modo convincente y creíble.

  • Elevación de la credibilidad entre audiencias activas, más fragmentadas y dependientes de las producciones culturales foráneas.

Ante todo, se asume como credibilidad la capacidad o cualidad de ser digno de crédito al disponer de los atributos suficientes y necesarios que llevan la audiencia a confiar en una persona o institución a lo largo del tiempo (Del Valle, 2018). Paralelo a ello, la credibilidad debe examinarse como una de las dimensiones de los procesos de recepción, donde actúan mediaciones de diversa índole.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en su informe mundial de 2017 y el Instituto Reuters, de la Universidad de Oxford, Reino Unido, en un estudio realizado en 40 países este año, revelaron la sostenida caída de la credibilidad de los medios en la mayoría de las naciones. En esa línea, la empresa Gallup y el Centro de Investigaciones Pew, con sede también en Washington D. C., confirmaron la crisis de credibilidad de los medios estadounidenses.

En este contexto, ¿sería una presunción acotar que ciertas propuestas comunicativas y medios cubanos muestran indicios de pérdida de credibilidad ante determinadas audiencias, hoy más activas y fragmentadas? Quizás, una de las primeras señales al respecto las dejó el debate popular del discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro, en el acto nacional por el 26 de Julio celebrado en Camagüey en 2007. En ese entonces, parte de la ciudadanía nos puso en su colimador.

En igual posición nos colocó el VI Congreso del Partido, desarrollado en 2011, en la persona del propio Raúl, quien, si bien le atribuyó un rol clave a la prensa nacional en el esclarecimiento y el abordaje de la marcha de la actualización del modelo económico, le reclamó “dejar atrás, definitivamente, el triunfalismo, la estridencia y el formalismo al abordar la actualidad nacional, y generar materiales “que por su contenido y estilo capturen la atención y estimulen el debate en la opinión pública”. Por similares rumbos anduvieron los señalamientos formulados por la máxima política del país en el VII y VIII Congresos del Partido.

El triunfalismo, alimentado muchas veces por los decisores, le tira la alfombra roja a la pérdida de la credibilidad mediática. ¿Este mal, que lesiona la reputación de las organizaciones periodísticas cubanas, afecta hoy a todas en igual magnitud? ¿Por qué determinados medios y programas radiales y televisivos disfrutan de mayor crédito entre los públicos?

En una sociedad en red, la pelea cubana por reforzar la credibilidad de los medios entre las audiencias, cada día más conectada a canales informales alternativos de información, se gana —entre otras condicionantes— si le hacemos justicia a la instantaneidad como valor noticia, si situamos la agenda pública en el trono que merece en los temarios mediáticos y la abordamos con intencionalidad editorial.

La información a tiempo y la explicación argumentada les cortan el paso a los rumores y, sobre todo, a las matrices de opinión que intenta imponer el ecosistema de medios que delira por ver echa escombros la torre de la Plaza de la Revolución José Martí.

En fin, la pelea cubana por afianzar la credibilidad de los medios públicos se gana con golpes certeros de profesionalidad, entendida esta no solo en qué comunicar, sino en cómo hacerlo.

  • Fomento de la creatividad periodística.

Bajo los dominios de la era digital, al periodismo no le queda otra alternativa que reinventarse en todas sus especialidades. Más que una amenaza, el entorno de la convergencia debe valorarse como una oportunidad para jerarquizar la creatividad periodística, en tiempos en que nuevos criterios como la viralidad, la instantaneidad, la interactividad y la multimedialidad han revolucionado la noticiabilidad de los acontecimientos.

Independientemente de los canales de salida de los productos comunicativos, el lenguaje empleado (impreso, radial, televisivo e hipermedial), mediado siempre por las competencias profesionales, debe adaptarse a los reclamos de las audiencias, cada vez más productoras de información.

Con un discurso periodístico empolvado, reiterativo en lo temático y en la forma de presentarlo, le cavamos la tumba a la profesión. Afortunadamente, medios y periodistas cubanos dan señales de vida al periodismo, al concederle preeminencia a la dimensión estética del mensaje.

Una historia noticiable, con protagonistas que no hagan bostezar al prosumidor, constituye una de las tantas expresiones de creatividad periodística, la cual, como tendencia, debe privilegiar al ser humano que habita en los hechos.

Apelar a las emociones le allana el camino a la atención de las audiencias, más aún si se recurre a estéticas novedosas, a tenor de las características de los receptores; todo ello en función de conmover.

  • Gestión de medios basada en la ciencia y la innovación.

Como componente cardinal de la comunicación social en Cuba, el sistema de medios públicos a todos los niveles debe gestionarse, igualmente, basado en la ciencia y la innovación y, por esa vía, poner a un lado el exceso de pragmatismo que ha signado, como regularidad, nuestro ejercicio profesional.

Hace casi seis años, la doctora en Ciencias de la Comunicación Rosa Miriam Elizalde apuntaba que del presupuesto no se destinaba un centavo a Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) dentro de las organizaciones mediáticas cubanas. Más que requerir de fondos adicionales del Estado —exponía la también vicepresidenta primera de la UPEC—, el sistema de medios podría aprovechar de forma óptima y ordenada la doble naturaleza de la comunicación: la simbólica y la económica.

A estas alturas, una pregunta sobreviene: de los 17 medios seleccionados en el país para aplicar el Experimento dirigido a cambiar los modelos de gestión editorial, económica, tecnológica y de formación de recursos humanos, ¿cuántos de estos han previsto invertir en Investigación, Desarrollo e Innovación? ¿Ideas Multimedios será excepción?

¿Disponen los medios de programas de capacitación para elevar las competencias profesionales de sus integrantes, a partir de la identificación de las carencias individuales y colectivas? ¿El modelo de formación académica actual de los futuros profesionales responde a las necesidades prácticas?

¿Hasta qué punto los medios promueven investigaciones en alianza con nuestras universidades, no solo para diagnosticar carencias; sino en función de solucionarlas? ¿Cuál ha sido el impacto real de la ciencia y la innovación, emprendidas desde la academia, en nuestras instituciones periodísticas?

¿Estas organizaciones y el resto de la prensa nacional diseñaron ya de metodologías y herramientas científicas para medir la correlación entre los temarios mediático, político y público? ¿Cuentan, además, con instrumentos de escucha de la conversación social, para analizar los intereses temáticos de las audiencias y, en consecuencia, atenderlos editorialmente si se entiende necesario? Téngase en consideración que en septiembre último fuentes del Ministerio de Comunicaciones notificaron la existencia de 6 800 000 cubanos y cubanas conectados.

Si captar la atención de las audiencias deviene hoy el gran desafío de los medios de comunicación, de los actores políticos, gubernamentales y sociales en el mundo, el diagnóstico de estas, más que una opción, resulta una necesidad. De lo contrario, se corre el riesgo de continuar tirando al aire.

Que el sistema de medios públicos recobre su musculatura ante las audiencias, o sea, que rescate su centralidad social, deviene el mayor de los retos para la prensa nacional. O lo encaramos o lo encaramos, en una época en que le corresponde al periodismo cubano avanzar en su rol de contrapeso, como parte del control social y popular. Estos y otros desafíos suponen cambios; los cambios que nuestra prensa, mi prensa, necesita, diría Tony Ávila.

Notas al pie del análisis

Ya en el debate, Edda Diz Garcés, directora de la Agencia Cubana de Noticias habló sobre la importancia de fortalecer la cultura profesional, como una manera de superar “la resistencia de las personas a los cambios que se imponen actualmente”.

En este sentido, Randy Alonso, director de Ideas Multimedios, reafirmó a la profesionalidad como el principal desafío. “La sociedad cambia, se mueve, progresa y en medio de los agobios de la vida cotidiana, estudiar es el único camino para sostener al sector”.

Por su parte, Iramis Alonso, directora de la revista Juventud Técnica resaltó que todos los medios de prensa no se encuentran en el mismo punto de partida, una realidad que condiciona el desarrollo de cada uno dentro del ecosistema comunicacional del país.

Para eso -precisó- hay que buscar la innovación donde esté.

Los desafíos apuntados al inicio por Enrique Ojito y Elena Diego fueron confirmados en la mayoría de las intervenciones posteriores. Ese fue el caso de Pedro Rizo Martínez, presidente de la UPEC en Matanzas y de Oscar Figueredo, subdirector de medios digitales de Ideas Multimedios, quienes hablaron sobre la centralidad de la transformación de la prensa, principalmente por un peligro recurrente: la pérdida de las audiencias.

Una realidad que se relaciona directamente, según el periodista Raúl Rodríguez Peña, de Holguín con la pérdida de credibilidad de la prensa.

“Estamos hipotecando costosos espacios informativos para arreglar el mundo, pero no nuestra realidad”, consideró.

Yolanda Molina, periodista en el Guerrillero, de Pinar del Río, agregó que esa pérdida de credibilidad también se daba por omisión de determinadas informaciones.

“No estamos dejando desde el periodismo un testimonio de los tiempos que estamos viviendo”, expresó.

El periodista santiaguero Dayron Chang sumó a los desafíos iniciales la prioridad de incorporar herramientas que, desde los medios, permitan lidiar con la desinformación.

“Una transformación real -agregó- nos llama a darnos cuenta de que se debe cambiar todo el modelo de prensa (…) a escuchar a las audiencias y a construir discursos consecuentes con las interpretaciones de esas audiencias”.

Chang fue categórico al expresar: “El tiempo histórico nos dice que no podemos esperar más, la COVID-19 nos demostró la fragilidad humana y los tiempos humanos nos puede demostrar también la fragilidad de nuestra profesión”.

Cuando decimos que perdemos audiencia, significa realmente que perdemos pueblo, y ahí está, de acuerdo con el reconocido periodista Luis Toledo Sande uno de los puntos más preocupantes que enfrentan los medios en Cuba.

Luis Toledo Sande ya no se habla del secretismo lo cual no quiere decir que no exista, por mucho que queramos transformar, tenemos que arriesgarnos

“No me preocupa -enfatizó- que la prensa sea oficial sino que sea mala, no me preocupa la música que prefieran los jóvenes, sino que los jóvenes se vayan del país”.

Finalmente fue presentado el audiovisual Hacia un nuevo modelo de prensa, con la luz de un paradigma. El liderazgo de Juan Antonio Borrego, de Enrique Ojito que hace un recorrido por la obra periodística de Borrego, principalmente, desde el valor de su liderazgo frente al multimedio Escambray y desde la ruta que trazaron los afectos de tantas personas que lo admiran.

“Era nuestro líder, que, cuando se lo propusieron -escribió Ojito- desestimó la posibilidad de ser vacunado contra la covid, si esta no se extendía al resto del colectivo de trabajadores. Era nuestro líder, cuya obra mayor fue haber hecho de Escambray una familia, su familia”.

Mapa de la Comunicación

Al finalizar esta sesión Rosa Miriam Elizalde, vicepresidenta primera, presentó el Mapa de la comunicación de la Upec, una base de datos que posibilita el acceso a información esencial de la organización y del sistema de comunicación pública del país. Y que puede integrarse con el portal del ciudadano, lo que validará la información más general de los periodistas: nombre, CI, dirección, etc…

La herramienta —explicó— tributará a los estudios del periodismo y la comunicación en Cuba; permitirá realizar encuestas y estudios en corto plazo sobre indicadores relacionados con los profesionales. “Es una base de datos escalable, donde los principales agentes que la operan son los directivos de la organización a todos los niveles.

“Agiliza los procesos de ingreso a las filas de los nuevos afiliados y permite hacer un recorrido histórico por la vida profesional de los periodistas.

“A finales del 2019 comenzó su desarrollo, coordinado por Yissel Rodríguez Milán periodista del diario Granma, con el equipo de informática de la UPEC (Aibys y Mariano), bajo la dirección de la presidencia de la UPEC. En el 2020 comenzó la actualización y en estos momentos ya tenemos en el sistema todos los afiliados activos. También, aquellos que no activos pero que eran miembros de la organización en la última década (los que se han dado baja por fallecimiento o han salido del sector por diversas causas)”.

El Mapa de la Comunicación contempla las siguientes CATEGORÍAS Y NOMENCLADORES:

UPEC: Afiliados activos y no activos, por edades, por nivel de instrucción, por cargo y
perfil ocupacional, conectividad, salario…, uso de redes sociales, experiencia docente, y otros
Nuevos ingresos, Premios, Documentos, Efemérides…

 Medios en Cuba: directorio de medios, filtrados por tipo de soporte, subordinación geográfica y alcance. También, con datos escalables sobre la economía de los medios.

Audiencias:  segmentación por municipio con datos parciales de los censos y otros estudios nacionales

Plataforma integra todos los servicios: Noticias, acceso a Videoconferencia, Estadísticas Generales, Cursos del Instituto, Cumpleaños, Actividades de la organización, mensajes de la Presidencia, etc.

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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