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Cintio Vitier: nunca hay razón suficiente para traicionar

Cuando miro en derredor, veo las ruinas de la orgullosa civilización
esparcidas como un vasto montón de futilidad. Y, sin embargo, no cometeré
el grave pecado de perder la fe en el hombre…”
Tagore [1]

No puede pasar un año sin que recordemos a Cintio, por todo lo que hizo por Martí y por la cultura cubana, dijo la Dra. Marlene Vázquez Pérez, directora del Centro de Estudios Martianos (CEM), en un acto que quiso recordar el cumpleaños 102 de Cintio Vitier, celebrado el 25 de septiembre. Y renglón seguido recordó parte de su obra: Ese sol del mundo moral, Temas martianos, Resistencia y libertad…, toda dedicada a estudiar y dilatar el tesoro espiritual de Cuba.

Pero Marlene puso el acento en dos advertencias que emanan de la experiencia vital de este cubano, que supo ser un patriota orgánico. La primera, que nunca hay razón suficiente para traicionar: cuando la incomprensión encarnó en personas que quisieron eclipsar su luz, él se refugió dignamente en lo esencial cubano y resistió estoicamente, y venció. La segunda, que lo que está en juego en Cuba no es ni siquiera la revolución —que ha sido, sin dudas, un hecho cultural— sino la nación que nos corre por las venas y se nos asoma en la voz: lo que está en juego es el ser cubano. Y ambas cosas están relacionadas porque lo esencial cubano, lo que nos define, lo sagrado, somos nosotros mismos. Perderlo es perdernos.

Luego, la investigadora del CEM Caridad Atencio habló de un libro que escribe en torno a la recepción que tuvieron los Diarios de Campaña de Martí entre los origenistas. Orígenes fue un centro que irradió cubanos de luz, como el gran Lezama y el mágico Eliseo, como el digno Cintio y la sagaz Fina… No en balde Martí fue uno de sus motivos: los seres luminosos aman la luz, como un hijo a su madre. ¿Resulta extraño que, para Cintio, el diario que empieza en Cabo Haitiano y culmina en Dos Ríos fuese lectura sagrada? Claro que no porque en él, lo cubano aparece pleno de sentido, se coagula. ¿Es inverosímil que, para Lezama, las descripciones martianas en el diario fuesen un modelo de cantidad hechizada? Claro que no porque las sucesivas acumulaciones de imágenes nos transportan y nos revelan, de golpe, la maravilla de la naturaleza cubana.

Expresamente escrito para la ocasión fue el texto que leyó el Dr. Pedro Pablo Rodríguez (PP): “Cintio Vitier y la Edición Crítica”. Allí contó cómo conoció a Cintio y a Fina, en la Sala Cubana de la Biblioteca Nacional; cómo ambos, siendo él un joven, siempre lo respetaron y apoyaron; y cómo fue emergiendo, sacrificio mediante, su obra magna: la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí. Felizmente, tanto Fina como Cintio vieron terminados los dos primeros tomos y casi terminaron el tercero y el cuarto, hechos con más amor que recursos, sin internet, pero con confianza en lo mejor del hombre, en la virtud y en la vida futura. Ya hoy, bajo la guía de PP, que heredó de ellos la antorcha, se han impreso ¡29 tomos! La Edición Crítica es la obra que decenas de personas han venido realizando durante décadas, cotejando cada documento con los originales, revisando erratas y aclarando sentidos, incluyendo notas y añadiendo índices —de nombres, de materias, geográfico—, todo para satisfacer la curiosidad del lector y ayudar a investigadores futuros del pensamiento martiano. Obra magna es la Edición Crítica, por su objeto, por sus fines, por sus medios. Y como todo empezó con Fina y Cintio, cada tomo lleva inscrito, desde el inicio, sus nombres. “No fue Cintio hombre de odios”, redondeó PP. “Fue un verdadero cristiano”. Su fe profunda y su eticidad a prueba de tentaciones, alentadas ambas por el acompañamiento y la sabiduría de Fina, le dieron fuerzas para resistir estoicamente a la incomprensión humana. Por eso un buen día dice PP que le confesó: “Nada de eso me puede hacer cambiar mis convicciones, mi fe en el hombre…”

Y como honrar, honra, el acto terminó con un homenaje al propio Pedro Pablo. Esta vez el agasajo llegó desde la Universidad de Matanzas, que, en la persona de su vicerrectora y de otros compañeros, le otorgó el Sello 50 Aniversario de esa institución, el cual se entrega desde el 9 de mayo de 2022 a personalidades y profesionales de todo el país que han hecho contribuciones importantes a la educación superior y, en el caso de PP, particularmente a la creación de las Cátedras Martianas. Entre los regalos recibidos por él estuvieron dos multimedias, entregadas por el profesor Elvis Escribano, las cuales recogen, respectivamente, las enseñanzas del Maestro para los maestros y los árboles mencionados por él en el Diario de Campaña y que forman parte de los Bosques Martianos, creados por ese maravilloso ser de San Antonio de los Baños que todos llaman Felo.

Una vez más, Martí convoca todos los colores a la luz. En su nombre sólo se puede amar, construir y crear. Quien ama, construye y crea es, aunque no lo sepa ni lo reconozca, martiano.

¡Venga, pues, la obra de Cintio Vitier a reforzarnos en la pelea espiritual! ¡Venga su ejemplo a depurarnos la fe! ¡Venga a enseñarnos, en estos tiempos de crepúsculos, que el Sol moral sólo conoce auroras!

Nota:

[1] Citado por Gabriel Calaforra en el prólogo a las Obras Escogidas de Rabindranath Tagore, publicadas por la Editorial Arte y Literatura (La Habana, 1985), p. 16.

 

Tomado de La Jiribilla

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