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Cantarle al llanero

A pocas horas del décimo aniversario de la partida física del Comandante Hugo Chávez  retomamos los testimonios de dos periodistas cubanas, cuya esencia se multiplica en el homenaje que desde hoy rinden intelectuales, activistas, líderes políticos y representantes de movimientos sociales de todo el orbe, en un Encuentro Mundial por la Vigencia del Pensamiento Bolivariano del líder revolucionario en el Siglo XXI, con sede en Caracas.

“Lamentablemente Chávez se nos va muy pronto, y su legado trasciende la proyección política, en tanto también prestigia al periodismo. Conocedor de cuán importante son los medios de comunicación (MC), dota a la Revolución Bolivariana de un sistema de prensa de nuevo tipo para su defensa”, afirma Bárbara Betancourt Abreu, directora general de los servicios informativos de la Televisión Cubana*, en marzo del 2014.

“Funda VivesTV para los proyectos sociales y concibe a la televisión estatal con un carácter diferente y presencia en todo el país. Asume como una vía de propaganda el ciberespacio y tiene gran actividad en su cuenta de Twitter: @chavezcandanga.

“Suele pensarse que su mayor éxito en este terreno radica en crear Telesur, pero considero superior el intercambio propiciado en Aló Presidente, convertido en un referente en materia de comunicación, donde rendían cuenta los ministros y hablaba por teléfono con quien lo solicitaba, así fuera el más humilde de los venezolanos.

Los sueños de Chávez se perpetúan en los programas humanistas que nacen y fructifican en Venezuela, destaca Bárbara Betancourt. Foto: Cortesía de la entrevistada.

“Es meritorio que otros mandatarios replicaran estrategias similares. Rafael Correa tiene el Enlace ciudadano, Dilma Rousseff hereda de Luis Inácio Lula Da Silva el espacio Desayuno con el presidente, y Evo Morales dirige su propio programa radial.

“Chávez es un colega más. Lo aprecié en reiteradas ocasiones, en la cobertura de eventos, en los que defendía los intereses del pueblo y con total transparencia; fungió como anfitrión de muchas reuniones, las cuales prácticamente sesionaban a puertas abiertas.

“Equiparo su desenvuelta oratoria con las comparecencias del líder Fidel Castro Ruz a inicios de la Revolución cubana. No podemos olvidar cuánto admiraba al Comandante en Jefe, también un político muy mediático, que fascina a los públicos.

“Lo constatamos durante los viajes en que tuvimos el honor de acompañarlo. Embajadores cubanos nos enseñaban las extensas listas de periodistas extranjeros solicitándole entrevistas. Y el estadista venezolano bebió de esa fuente”.

Para Angélica Paredes López, reportera de Radio Rebelde, con Aló Presidente, primero un espacio radial y después televisivo, el mandatario sudamericano rompió para bien los códigos preestablecidos de la comunicación periodística, “en esa nación con parte de los medios tratando de desmantelar a la Revolución Bolivariana”, expone.

En mi computadora preservo muchas carpetas con grabaciones de sus discursos. Pensando en positivo como haría él, su ausencia prefiero sentirla como una partida física, expresa Angélica Paredes. Foto: René Pérez Massola.

Corría el año 2000 y Fidel realizaba una visita oficial al país, a pocos meses de la asunción al poder del Comandante Hugo Chávez. La joven periodista quedó impactada por su forma, el optimismo que siempre impregnaba y, sobre todo, su agudeza para atender a las preguntas de los reporteros.

“Después Chávez vino a Cuba muchas veces y tuve la fortuna de entrevistarlo. De mis retornos a su patria un momento importante fue en el 2005. Un equipo de nuestra prensa llegó para reflejar la intensa labor de la misión educativa, porque en octubre de ese año Venezuela se declaraba el segundo país de América Latina libre de analfabetismo. Y educadores y corresponsales recibieron de sus manos la Orden al mérito en el trabajo.

“Lo recuerdo con una calidez extrema hacia los periodistas de Cuba. En el escenario local o internacional se las arreglaba para visitar a los enviados especiales de la Isla y si Fidel no estaba en ese momento, se convertía en nuestro colaborador, facilitándonos datos y declaraciones.

“El ejemplo de que los lazos sanguíneos no son definitorios está en Fidel y Chávez. Este interpreta en toda su magnitud el pensamiento del líder revolucionario cubano”, enfatiza Angélica.

“Eso marcó al estadista venezolano y a su testamento, afianzado en las enseñanzas de los próceres independentistas de la región. Él defiende las identidades de los pueblos, devuelve esperanzas, conocimiento y muchas otras cosas a su país, y lo principal que le restituye es la misma patria. ‘(…) ¡hoy tenemos Patria! Y pase lo que pase en cualquier circunstancia seguiremos teniendo Patria’, recalcó el 8 de diciembre del 2012, en sus palabras de despedida, que prefiero calificar de legado político.

“El 5 de octubre lo vi de cerca por última vez, bajo la lluvia, en la plaza Bolívar, durante el discurso que cerró la campaña presidencial. Aunque no debía hacerlo, se mojó junto a su pueblo, cantó y bailó. Fue muy importante estar en ese final con los venezolanos, quienes hoy tienen el reto de defender y preservar su nación.

“Chávez nos puso a prueba en vida. Era incansable y poseedor de una capacidad y vitalidad contradictorias con la muerte. Y en el transcurso de su enfermedad lo demostró igualmente. A veces pienso que sin ese estrés hubiera podido derrotarla, pero murió como mismo vivió, luchando”, reflexiona Bárbara, con los ojos brillantes y en un tono de voz más bajo que en el resto de la conversación”.

Al acercarnos al tema ineludible, hay un idéntico comportamiento entre las entrevistadas, aunque los diálogos transcurren por separado.

Cuenta Angélica que semanas antes del fatídico desenlace, ella se encontraba en Cuba atravesando una enfermedad similar a la que ocasionó el fallecimiento del líder bolivariano.

“Pese a su gravedad, nunca esperamos una despedida sin retorno. El 5 de marzo del 2013, la primera reacción fue llanto y tristeza. Y duele todavía, si bien lo veo y oigo a menudo, pues en mi computadora preservo muchas carpetas con grabaciones de sus discursos. Pensando en positivo como haría él, su ausencia prefiero sentirla como una partida física”.

A Bárbara, la ceremonia por el funeral la llevó de vuelta a Venezuela. “Al segundo día del deceso, Caracas se paralizó durante el traslado del cadáver hasta la Academia militar de la capital, ubicada en el Fuerte Tiuna, donde fue velado. La gente entonó las notas del Himno Nacional y resultaba muy difícil no llorar.

“Durante días y noches, mujeres y hombres de todas las edades, embarazadas, padres con sus hijos en brazos rindieron homenaje a Chávez, inicialmente con dolor y después, como el mandatario quiso que lo recordaran: con risas y bailes, cantando sus llaneras.

“A la hora de describir su sepelio también puso a muchos periodistas a prueba. Dónde quedaba la objetividad académica aprendida en las aulas y el quehacer de esta profesión, cómo transmitir la emoción necesaria sin excederse en sentimientos.

“Luego de las exequias visitamos el lugar donde está el monumento conocido como La flor de los cuatros elementos (el fuego, el viento, la tierra y el agua) donde reposan sus restos. El sarcófago se ubica en una flor, idea del arquitecto de las obras, Fruto Vivas, ‘porque Chávez fue un ambientalista’. En ese entorno se escuchan llaneras que hacen recordar a la naturaleza cantada por el Comandante, a quien la imaginería popular mantiene vivo, lo mismo en el recinto militar, que en una nube, donde dicen se dibuja su rostro.

“Impresionan las distintas maneras que tienen de perpetuar a quien el tiempo no alcanzó para todo cuanto anhelaba hacer en bien de la humanidad.

“Quién iba a vislumbrar que los más necesitados en los Estados Unidos recibirían petróleo venezolano, por el que se han articulado los programas de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, la cual sirve de asidero a otros mecanismos integracionistas latinoamericanos.

“Y esa manera nueva de ver las relaciones entre los países, de no solo dar y recibir, sino además, de a quién y hasta dónde llegar, tiene el sello de Chávez. Otra de las razones por la que lo sentimos vivo, y también, porque sus sueños se perpetúan en los programas humanistas que nacen y fructifican en Venezuela”. (*Publicada el 3 marzo de 2014 en el periódico Trabajadores).

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