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Martí, Juan Gualberto y el verde de sus espigas

La historia de los buenos periodistas es chispeante como una nota informativa, interesante como la mejor entrevista, vertical cual editorial escrito serenamente bajo aguacero de balas, rica como el artículo, intensa como un gran reportaje y sublime como una crónica.

Todo eso, y hasta los nuevos géneros y formatos, cabe en los hombres y mujeres de este gremio que no precisan dar el brinco a la literatura para erigirse en personajes venerables, mitológicos casi, y en cambio nos dejan tocarlos, como si nada, en el cálido ambiente de redacciones que se les vuelven viveros.

Así son los Premios Nacionales José Martí por la Obra de la Vida (perdónese la redundancia, porque en estos casos vida y obra son sinónimos), que de año en año añaden nombres nuevos al listado, pero mantienen intacto su primer apellido: ¡grandes!

De modo que este viernes los 16 colegas que, al mando de Juana Carrasco -quien desde hace años honra ella misma la relación-, presentaron con toda intención dramatúrgica los premios anuales Juan Gualberto Gómez, primero, y luego los José Martí, dejaban para el final la guinda de este pastel.

Tras escuchar los dictámenes de los equipos que otorgaron el Juan Gualberto Gómez en prensa escrita, radio, televisión, gráfica, hipermedia y fotorreporterismo, Juana tomó el micrófono para resumir la andadura de cinco paradigmas de la prensa cubana.

Marina Menéndez, de Juventud Rebelde, en el cual comenzó desde los cables modestos hasta crecer a la redacción, la subdirección y la dirección, de donde volvió un día, con escandalosa modestia, a su equipo para elevar con discreción y naturalidad su larga estatura de analista internacional que ha ejercido lo mismo en la ONU que en la selva guerrillera.

Quién, en la prensa cubana, no respeta y quiere, al mismo tiempo, a José Antonio Fulgueiras. Entre los suyos, el maestro villaclareño perdió su nombre -todos le dicen Machete- pero acrecienta por día un respeto profesional que no fue menos esta tarde, cuando al saber de su premio exclamó en la distancia un ¡c…! que por alguna razón dejó claro que en su prensa nuestra tampoco se rinde nadie.

Desde su televisión, Roberto Ferguson ha plantado semillas de cultura no solo a los periodistas sino a todo el pueblo que puede leernos, vernos, escucharnos o pincharnos en la web. Así, juntando noticia con arte, ha labrado su nombre este cubano al que el jurado definió como erudito del swichter. Su crédito es garantía; en cambio él, ajeno de su tamaño, se atrevió a decir: “No soy de los que merezco”. ¡Habrase visto, maestro!

Roberto Ferguson. Foto: Juvenal Balán.

Juvenal Balán es más que su propia foto. Quien le saluda apurado no imagina la historia talla XL que este fotorreportero de Granma ha tejido con hilos de obrero, soldador, defensor antiaéreo hasta que unos cuantos enfocaron su vida, en primer plano, y le ubicaron, de corresponsal voluntario, a puestos de las plantillas de varios periódicos que nos defendían -nunca mejor dicho- con algo más que palabras.

La relación de estos Premio José Martí por la Obra de la Vida -cinco ellos, no solo por la “gracia” de amplitud para reconocer que nos da a todos este XI Congreso, sino tal vez porque en Cuba ese es número de héroes y en la prensa los tenemos- se completa con el camarógrafo y documentalista Héctor José Ochoa, quien pasados sus 90 presentó un expediente distinto, escrito a mano, como suelen asentarse la verdad y el amor.

Juana Carrasco, presidenta del Jurado. Foto: José Manuel Correa.

Héctor José no sabía aún de su Premio. Estaba, a la hora de las proclamaciones, en un hospital, pero en la Casa de la Prensa todos -comenzando por el presidente nacional de la UPEC, Ricardo Ronquillo Bello- celebraban su inclusión más “formal” entre los pilares del gremio, por pasarnos, cual martiana seña, sus archivos, por enseñar que el amor a su cámara era apenas la antesala del amor a la patria, por pasearnos de su mano de valiente por las entrañas de este país de leyenda. Por ser leyenda él mismo y tomarse el arduo trabajo de no darse la menor cuenta.

Cinco Premios así aseguran la cosecha: ellos reverdecen las espigas de donde vendrán los nuevos.

Foto de portada: Juvenal Balán agradece su selección como Premio Nacional de Periodismo José Martí. Foto: José Manuel Correa

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Enrique Milanés León
Forma partede la redacción de Cubaperiodistas. Recibió el Premio Patria en reconocimiento a sus virtudes y prestigio profesional otorgado por la Sociedad Cultural José Martí. También ha obtenido el Premio Juan Gualberto Gómez, de la UPEC, por la obra del año.

2 thoughts on “Martí, Juan Gualberto y el verde de sus espigas

  1. FELICIDADES, a mayúscula completa, para los premiados y para el Jurado. Decisiones así acrecientan el siempre creciente orgullo que sentimos por nuestra profesión y por nuestro gremio quienes hemos dedicado a él nuestra vida, solo por amor, solo por pasión, solo por compromiso con la verdad, con nuestra historia y con este país que sigue siendo no solo bello, sino EL MÁS BELLO.

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