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El periodismo es el arte de escuchar, preguntar y preguntarse

¿Es posible medir la libertad de expresión? ¿Cuáles son los mecanismos legitimadores de la censura? ¿Qué diferencias existen entre los llamados medios públicos y medios privados de prensa? Las interrogantes fueron la provocación inicial con la que, en la tarde de este martes 13 de diciembre, el periodista español, Pascual Serrano y el responsable de comunicación, redes sociales y mensaje de la Izquierda Unida asturiana, Carlos González Penalva auspiciaron una reflexión colectiva con profesores y estudiantes en el Departamento de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

Con la metáfora del “otro lado” inició Serrano al referirse cómo las personas suelen tener pensamientos estereotipados sobre cómo funcionan otras naciones. Por eso aclaró, al iniciar su intervención, que aquellas ideas no formarían “un discurso hilvanado” sino que armarían de su sentido determinados contextos para luego “replantearnos juntos y juntas todo lo dicho”.

Y así, tras esa lógica, el diálogo continuo de casi cuatro horas comenzó por lo que el propio Serrano considera como “el derecho a informar y a estar a informado”.

Pascual Serrano. Foto: Nosdiel Bello Montaner/Cubaperiodistas.

De acuerdo con el también director de la colección de libros “A fondo”, en la editorial Akal, desde inicios del siglo XIX ha existido un debate en la historia del periodismo que apuntaba a quién era “el titular de la libertad de expresión”.

Al respecto aclaró que, en un primer momento, fueron los periódicos; luego los periodistas y ahora, la ciudadanía.

Un sistema informativo es democrático – dijo – si se cumple el derecho de que las personas tengan garantizadas las vías para informar. De ahí que deja de ser un derecho ciudadano, si existen mediadores que determinen el acceso a la información, por ejemplo, a través de pagos.

Frente al propósito de comprender realidades distantes y, por tanto distintas, el periodista español apostó por el posicionamiento de interrogantes. El mercado – precisó Serrano – insertó como una de sus matrices, la existencia de medios oficiales y medios independientes; sin embargo – preguntó – “¿con cuál se puede conseguir más independencia real?”.

El hecho de que la respuesta de quien haya publicado más de 20 libros, sea los medios públicos también está relacionado con el análisis previo de “¿quién paga al periodista?”, una pregunta que para Serrano es fundamental si se quiere entender el funcionamiento y los posibles intereses de los medios de comunicación.

Bajo ese planteamiento existen tres posibilidades: el Estado, el mercado y la ciudadanía a través de la publicidad.

Cada uno de esos escenarios – puntualizó Serrano – responde a códigos dentológicos que, arbitrariamente, compiten con las exigencias de la rentabilidad de los medios: breves, espectaculares e inmediatos.

Por su parte, Carlos González Penalva, como responsable de la comunicación y las redes sociales de la Izquierda Unida asturiana considera que la realidad cotidiana del ayuntamiento de 300 mil habitantes donde vive, con sus cuatro medios de prensa privados, es mucho más cruda de lo descrito por Serrano.

“Si la función de un medio privado es el compromiso con la rentabilidad y la perpetuabilidad en el tiempo y si además, mentir ya no es un delito, ¿ante qué medio puedo acudir para gestionar mi información?”, zanjó el analista.

Carlos González Penalva. Foto: Nosdiel Bello Montaner/Cubaperiodistas.

Aunque – según Penalva – muchas veces se entienden a los medios como objetos flotantes, la realidad apunta “a que son de carne, y tienen cara, ojos y nombre”; por eso – enfatizó – “es imprescindible regular su responsabilidad social” y la única forma de hablar de medios democráticos – agregó – es a través de los medios públicos, “porque su idea no es la del beneficio, sino la de tener ciudadanos informados y la de construir a una sociedad de bien público”.

Denis Rogatyuk, editor del diario chileno El Ciudadano, habló sobre la existencia de “laboratorios de fabricación de fake news en Chile, que se dedicaron a compartir mentiras, de manera sistemática, sobre la nueva Constitución aún por aprobar. En casos como este – afirmó Penalva – el problema deja de ser absolutamente periodístico y pasa a vincularse con la comunicación en tiempos de guerra.

Se trata – especificó – de una guerra cognitiva “porque no hay fábricas de fake news, hay fábricas de guerras”.

Los periodistas – adujo – no solo hablan desde la perspectiva de una información objetiva, “la generación de mentiras y la gestión de la verdad” se relaciona de manera constante con la seguridad de las vidas humanas.

“Muchas veces – agregó Penalva – cuando se habla de la libertad de expresión se habla, realmente, de la libertad de mentiras”.

Los profesores de la Facultad de Comunicación, Iramís Rosique y Raúl Escalona plantearon varias interrogantes que dirigieron la conversación hacia el contexto cubano y a cómo pensar los medios públicos del país en medio de un proceso de transición socialista.

Antes de responder, Pascual Serrano aclaró que, en su condición de no experto de la realidad de Cuba, su propósito era el de contar “algunos elementos negativos” de la praxis de los medios en España para que no se repitan en este contexto; algo que el sociólogo estadounidense Charles W. Mills interpretó en su obra La imaginación sociológica como el vínculo entre la historia y los sujetos: cada quien actúa según las determinantes sociales que lo rodean.

Foto: Nosdiel Bello Montaner/Cubaperiodistas.

“Todo lo que no es Estado – aseguró Serrano – es mercado y, por tanto, es jungla”. De ahí que – de acuerdo con Penalva – existan dos posibilidades: “dotarnos de un marco legal y construir todo lo que necesitamos de la forma en la que entendemos u otro lo hace por nosotros a su forma”.

Para Roger Ricardo Luis, jefe de la disciplina de Periodismo impreso en la Facultad de Comunicación (FCOM), los sectores progresistas “son brillantes haciendo la autopsia del enemigo”; pero aun no son capaces de concretar una estrategia de comunicación que vaya a la ofensiva.

Esa lamentable realidad tiene distintas causas. Serrano consideró que los movimientos de izquierda “siguen actuando con deficiencias profesionales y técnicas” y por otra parte – apuntó González Penalva – “nos enfrentamos a la estigmatización constante de la derecha, por lo cual es muy difícil pensar en alternativas que no incluyan enfrentarse a los problemas cotidianos”.

Ese enfrentamiento – añadió González Penalva – puede sustentarse en investigaciones que comiencen a preguntar ¿cómo la tecnología afecta la forma en la que se construye la información?, como una manera de ser consecuentes con el periodismo que exige la actualidad.

De acuerdo con la Doctora en Ciencias de la Comunicación y profesora de FCOM, Iraida Calzadilla, se trata de un periodismo capaz de interpreter los acontecimientos.

Iraida Calzadilla. Nosdiel Bello Montaner/Cubaperiodistas.

Con esa idea coincidió Ricardo Ronquillo Bello, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) al decir que “el arte del periodismo es el arte de preguntar y preguntarse”.

Asimismo apuntó que “por el bien de la inteligencia de los estudiantes, debemos enseñarlos a ser analistas críticos de cómo funcionan los medios en el mundo para que no les vendan una realidad ilusoria”, mientras en Cuba “luchamos por encontrar un modelo de prensa que se parezca al sueño de la Revolución donde la gente participle y se empodere”.

Desde esta perspectiva, resaltó la prioridad de dejar de presentar al sistema público de medios como una masa homogénea y agregó: “Eso no nos ayuda a entender el nuevo tipo de relación que se construye entre los medios públicos y las instituciones del país”.

Rosa Miriam Elizalde, vicepresidenta primera de la UPEC recordó al sociotecnólogo Owen Fiss cuando escribió que la preocupación principal ya no es la libertad de expresión, sino quién escucha y sobre esa línea preguntó: “¿Quién escucha a los periodistas?”.

“Es injusto – afirmó – que pensemos a los medios públicos cubanos desde una perspectiva reduccionista, cuando se trata de un sistema mucho más complejo integrado por personas con limitaciones económicas y materiales, pero con mucho talento”.

Foto de portada: Nosdiel Bello Montaner/Cubaperiodistas.

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