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AJHÉROES: Carlos Manuel de Céspedes (I)

Cubaperiodistas publica el libro inédito AJEHÉROES: Los héroes cubanos y el ajedrez, el cual consta de 11 capítulos dedicados a héroes cubanos que han tenido relación con el noble juego. El orden en el que aparecen las personalidades es sencillamente cronológico.

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I. Carlos Manuel de Céspedes

                                                               Tradición es el primer atributo del ajedrez cubano.

                                                                        -WGM Vivian Ramón

La historia del ajedrez en Cuba comienza en 1518, con la afición que tenían por el noble juego el capitán Don Manuel de Rojas, jefe supremo de la villa de San Salvador de Bayamo y su comarca, y Don Juan Escribano, administrador de los bienes de Don Diego Velásquez. Esto fue divulgado por Antón Ruiz Valdespino (Antenor) en su obra Bayamo y sus cosas, editada en 1835 en Barcelona.

Mayor connotación alcanza el hecho, debido a que coloca a Cuba como primer país de América en el que se practica el ajedrez. Y la segunda referencia histórica, tres siglos después, aparece también en Bayamo, porque entre 1826 y 1868 se reunían en la sociedad La Filarmónica numerosos patriotas para jugar al ajedrez y conspirar contra el colonialismo español.

Entre esos patriotas ajedrecistas estaban el creador del Himno Nacional, Perucho Figueredo, así como Francisco Maceo Osorio, Francisco Vicente Aguilera, Juan de Jesús Fornaris, José María Céspedes, Tristán de Jesús Medina y Carlos Manuel de Céspedes, más tarde conocido como Padre de la Patria.

Carlos Manuel de Céspedes nació en Bayamo el 18 de abril de 1819 con el nombre Carlos Manuel Perfecto del Carmen de Céspedes y López del Castillo. Era el primogénito de la camagüeyana Francisca de Borja López y Ramírez de Aguilar, casada con el bayamés Jesús María de Céspedes y Luque.

Se casó Carlos Manuel al cumplir 20 años con su prima María del Carmen Céspedes del Castillo, con quien tuvo tres hijos, y más tarde con Ana de Quesada Loynaz, con quien tuvo otros dos. De la unión extramatrimonial con Candelaria Acosta Fontaigne le nacieron dos más.

Dos de sus hijos varones se nombraron Carlos Manuel de Céspedes. El hijo de Ana de Quesada vivió entre 1871 y 1939. Fue residente de la República del 12 de agosto al 4 de septiembre de 1933.

Graduado en 1838 como bachiller en Derecho Civil, en la Universidad de La Habana, viajó a Europa en 1840, y en Barcelona obtuvo el título de Abogado del Reino. Se dice que allí sostuvo un duelo a pistola con un oficial español por ofensas a Cuba. Recorrió varios países del Viejo Mundo hasta su regreso a Cuba en 1844.

En del ingenio La Demajagua, al mediodía del 10 de octubre de 1868, le dio la libertad a sus esclavos y proclamó su consigna de Independencia o Muerte. Ese día se inició la Guerra de los10 años contra el poderío español.

Y ese día comenzó a ser el Padre de la Patria, aunque el calificativo surgió cuando en mayo de 1870 el capitán general de la Isla, Caballero de Rodas,  le comunicó que su hijo menor, Oscar, había sido capturado y que si no se entregaba, lo asesinaría. Y Céspedes respondió: Oscar no es mi único hijo: yo soy el padre de todos los cubanos que han muerto por la Revolución.

Fue el primer Presidente de la República de Cuba en Armas, al crearse tal nominación el 12 de abril de 1869. Ocupó el cargo hasta el 27 de octubre de 1873, cuando fue depuesto debido al antagonismo existente entre los miembros de la Cámara de Representantes. El nuevo gobierno lo confinó, sin escoltas, a la finca San Lorenzo, en la Sierra Maestra.

El 27 de febrero de 1874, luego de su temprano almuerzo mañanero, jugó una partida de ajdrez con el joven José Lacret Morlot, quien luego fuera ayudante de Maceo y General de División. Un rato más tarde disputaba su última partida con el farmacéutico y fiel amigo Pedro Maceo Chamorro.

Consumado su triunfo en ambos duelos sobre el tablero, salió como de costumbre, a recorrer las casas vecinas. A todas luces la traición llevó a fuerzas españolas al lugar: un capitán, un sargento y cinco soldados. Céspedes sacó su revólver, lo persiguieron, pero no pudieron capturarlo vivo como querían. Respondió a los disparos y cayó peleando, como corresponde a un hijo de la Patria.

Las leyes del juego de ajedrez

Además de abogado, escritor y poeta, era un gran amante de los deportes. Destacaba su destreza en ajedrez, esgrima, natación, gimnasia, equitación y cacería de puerco cimarrón en Cuba, de zorra en Inglaterra.

En marzo de 1851 se le dio a Céspedes la responsabilidad de presidir dos secciones en la sociedad La Filarmónica, las de declamación y ajedrez.

Dominaba varios idiomas: inglés, francés, italiano, griego y latín. Fue el primer cubano que publicó en nuestro país, traducidas del francés,  Las leyes del juego de ajedrez, escritas por Louis Charles Mahé de Labourdonnais. La publicación se hizo en el periódico El redactor, de Santiago de Cuba, a partir de 4 de octubre de 1855. Así empieza:

“Leyes del juego de ajedrez

“Por Carlos Manuel de Céspedes

“Este pequeño código, con algunas variaciones insignificantes, ha sido el que ha regido, por lo general, en Europa durante los últimos 50 años. Recientemente ha sufrido una revisión por el Club de Ajedrez de Londres, establecido en 1807, y en la actualidad está casi universalmente adoptado por todos los clubs de ajedrez más conocidos, sin embargo, la multitud de ambigüedades que encierra, no me permite dejar pasar esta ocasión al publicarlo en nuestro idioma, de expresar el deseo y la esperanza que alimento, de que no esté muy distante la época en que la avanzada inteligencia de los jugadores de ajedrez los estimule a delegar sus poderes en los más eminentes maestros de este juego para que se reúnan con la idea de abolir tan defectuosa colección y establecer, en su lugar, un cuerpo de leyes más extenso y correcto, en cuya interpretación no ocurran dudas ni dificultades, y que al mismo tiempo sea digno del siglo y de un juego que aspira, en cierto modo, la dignidad de la ciencia.  Debo decir en honor del difunto Mr. de Labourdonnais que penetrado de la necesidad de una reforma en la materia, nos ha legado un proyecto de ley bastante recomendable en su valiosa obra titulada “Du Jeu des Echecs” (Juego del Ajedrez)”

Hasta ahí la introducción escrita por Céspedes. El periódico El redactor publicó el 5 de octubre de 1853, en la sección Folletín, una nota que dejamos con espacios en blanco por palabras que faltan, en la que expone: “…para que nada falte a la moda, publicamos en este lugar los artículos que se nos han remitido sobre este juego. El autor de ellos es un temible jaqueador y la materia se halla  _____ en ellos con el interés y ____ que el ajedrez necesita. Su publicación contribuirá más que nada a despertar el ____ que por él se nota y generalizarlo como quisiéramos.”

Del museo Bacardí, donde está el periódico El Redactor, arrancaron los artículos ajedrecísticos de Céspedes, por lo que no sabemos si hubo otros, aparte del serial, que ha trascendido gracias al historiador Emilio Bacardí, que los dio a conocer en su libro Crónicas de Santiago, en 1925.

El temible jaqueador

Razón tenía El redactor al calificarlo así. El 15 de julio de 1871 le escribió a su esposa Ana de Quesada Loynaz, residiendo entonces en Nueva York, que le mandara “con el primero de confianza que venga, un tablero de ajedrez, propio para la campaña con sus piezas, y el mejor tratado de ese juego que se haya publicado en cualquiera de las lenguas que yo entiendo”.

Su principal oponente en el campo era Fernando Figueredo Socarrás, su ayudante, quien escribió en un libro que “Jugaba con los distintos opositores y rara vez se permitía perder”. También aseguró Figueredo Socarrás que Céspedes a veces jugaba contra dos oponentes a la vez, así como que en ocasiones jugaba de espaldas o sea, sin mirar el tablero, y que “llegaba hasta la parte más intrincada del juego”.

Un hecho curioso es que horas después de su deposición, ocurrida el 27 de octubre de 1873, enfrentó tablero por medio a Ramón Pérez Trujillo, quien había presentado la moción para su cesantía como Presidente.

El burro Masón

No es que fuera aceptado el noble animal en una logia. Es que el burro se llamaba Masón, porque llevaba las liturgias de la logia Buena Fe. También pudo llamarse Ajedrecista, porque además cargaba las piezas y el tablero en la manigua.

Ha trascendido que Masón era asustadizo y cuando oía disparos echaba a correr y solo regresaba cuando volvía la calma. En una de esas escapadas fue capturado por los españoles, quienes posteriormente lo devolvieron con las liturgias y otros enseres, pero sin el tablero y las piezas, con el argumento de que el ajedrez servía para trazar tácticas de guerra.

El juego de ajedrez que tenía Céspedes en San Lorenzo, cuando cayó en desigual combate, también fue confiscado por los españoles. Uno de los dos se encuentra en el Museo de Armas y Artillería de Madrid.

Un torneo y una placa conmemorativa

 Como homenaje a Carlos Manuel de Céspedes comenzó a disputarse en 1980 en Bayamo un torneo internacional de ajedrez, que llegó a ser uno de los más fuertes de Cuba y de América. Su primer triunfador fue el Gran Maestro Guillermo García.

Quien visite la ciudad de Bayamo, capital de la provincia Granma, puede ver en una columna frente a su céntrico Parque Céspedes, una tarja acreditativa de que fue en esa ciudad donde primero se jugó ajedrez en Cuba y en América, la cual fue colocada en 1996 por miembros de la Comisión Nacional de Historia del Deporte, en acto solemne.

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Jesús G. Bayolo
Es periodista e historiador del ajedrez, toda una autoridad del tema en Cuba.

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