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Javier Couso: “Veo que la Unión Europea puede implosionar en breve”

Por Miguel Muñoz

Tiene una trayectoria profesional diversa. Ha sido productor, cámara, realizador, editor, músico, mensajero, librero o trabajador audiovisual. Durante 5 años ejerció como eurodiputado de IU en el Parlamento Europeo y allí fue vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores. Toda su vida, además, ha estado vinculada al activismo en diferentes ámbitos de los movimientos sociales. Y desde 2003, a la de la justicia por la memoria de su hermano asesinado en la Guerra de Irak. Javier Couso (Ferrol, 1968) abandonó la política institucional y de partidos el pasado año por diferencias con su, hasta entonces, partido. Sus reflexiones y sus experiencias de estos últimos años han sido recogidas en un libro, en formato entrevista realizada por Laura Pérez Rastrilla. Se llama En pie de calle. Reflexiones para tiempos convulsos (Foca, Akal, 2020). Sobre algunos de los temas tratados en esta publicación charlamos con él en cuartopoder.

-¿Qué balance hace a nivel general de sus años como eurodiputado?

-Positivo. A nivel de trabajo parlamentario y todo lo vinculado alrededor, porque no todo es trabajo del Parlamento. Yo trabajaba en la Comisión de Asuntos Exteriores como vicepresidente y pude hacer muchos viajes, solidarizarme y practicar el internacionalismo, es decir, acercarme a los pueblos. Estuve en Siria tres veces, en Venezuela, en Colombia, etc. Me he recorrido prácticamente el mundo y hago un balance muy positivo. Trabajé muchísimo, no es una queja porque realmente a mí me gustaba. Me estudiaba los temas y era muy bonito pelearte con los del otro lado y sobre todo poner en la agenda cosas que no lo estaban, o al menos una versión diferente. Las cuestiones internas han sido lo que no me ha gustado tanto.

-¿De qué se siente más orgulloso y cuál ha sido su decepción mayor?

-De lo que más orgulloso me siento es de haber puesto un punto diferente, de izquierda, internacionalista, defender el derecho internacional, la soberanía de las naciones y la no injerencia. De eso me siento enormemente satisfecho. Lo que más me ha disgustado es ver todas las mezquindades que hay entre bambalinas de los partidos políticos, sean estos o se llamen de izquierda. Hay mucha gente que depende de ellos para vivir y dejan la ética a un lado. Hace poco se nos fue una persona intachable como Julio Anguita. De él queda bastante poco. De todos modos no he pretendido que el libro fuera un ajuste de cuentas aunque sí he tenido que contar determinadas cosas. Me he mordido la lengua, en todo caso.

-¿Para qué sirve estar en las instituciones europeas? Ha habido una cierta sensación durante algunos años de que Bruselas no servía para nada, que era como el retiro dorado de algunos políticos.

-La UE se conforma como una superestructura. Lo digo en el libro, Augusto Zamora, que fue embajador de Nicaragua en España, lo dijo: Fue el único proyecto exitoso de EEUU, después del Plan Marshall y la OTAN, para someter a toda Europa a la política exterior estadounidense. Y sobre todo las capacidades militares para contener a la URSS y luego a Rusia. Realmente fue un pacto de élites. El Parlamento era necesario para dar un bálsamo democrático. De hecho las primeras elecciones se hicieron en los 70. Pero llegamos al paroxismo de que Juncker hace dos años dijo que no habría decisiones democráticas a los tratados europeos después de ir perdiendo cada elección que hacía. Realmente sirven algunas cosas o no sirven. Después del Tratado de Lisboa sí que hay un poder colegislativo en algunas cuestiones, los Presupuestos los tiene que aprobar el Parlamento y se pueden devolver. Pero realmente si lo vemos claro, las grandes mayorías impiden hacer nada porque hay un consenso neoliberal entre los grandes grupos parlamentarios como son el grupo popular, los socialdemócratas o social liberales, etc.

Alguna cosa se puede hacer sobre todo en cuestión de libertades o derechos. O en la Comisión de Peticiones, según determinadas normativas europeas que se tienen que aplicar en el país puedes conseguir que el Parlamento mande una comisión investigadora si vulnera alguna de las directrices de la UE y tiene carácter vinculante. En lo demás, realmente y para la izquierda, en un minuto que te dejan hablar en la cámara se puede hacer un vídeo y lanzarlo. Porque aparte la gran prensa española no sigue a diario lo que pasa allí. Estar sirve un poco como caja de amplificación. Y sobre todo para dar otras visiones. Pero la izquierda está atomizada, somos como reinos de Taifas y la verdad es que no teníamos mucha pegada.

-Una de las cosas que no sale en el libro, por cuestiones obvias de temporalidad, es el acuerdo de la UE para la reconstrucción. ¿Cómo lo valora? Se ha hablado de “histórico”…Supongo que en su caso le pondrá bastantes matices al asunto.

-Pues sí. Sobre todo porque tiene unos condicionantes que nos van a llevar prácticamente a un rescate camuflado. No hay realmente transferencias de renta, es absolutamente insuficiente. Cuando la mayoría de los economistas pensaban que para la zona euro al menos un billón y medio se necesitaba para reactivar la economía, se ha demostrado cómo los países que viven de la financialización, teniendo problemas gravísimos como Holanda a punto de quebrarse su Seguridad Social y teniendo los trabajadores que menos trabajan de Europa, se permiten el lujo de dictarnos la política que tenemos que llevar. Va a traer muchas consecuencias. Entre ellas la subida del IVA que es lo más antisocial que puede haber y que además para mí va contra la Constitución, aunque para mí ésta quedó suspendida con la remodelación del artículo 135.

Creo que va a ser grave, al principio el acuerdo servirá para tapar algunos parches pero nos puede encaminar a la deuda soberana del 130%. Si ya al 100% tenemos que pagar entre 30.000 millones de euros en intereses, y además está constitucionalizado, imagina con un 130%. Creo que no hay un intento de cambiar la economía. Necesitamos transferencias de renta como se haría en un país federal si una región quiebra. Nuestras regiones quiebran no porque seamos más vagos, trabajamos bastante más pero tenemos unos sistemas productivos en el reparto económico que nos ha dejado con el sector turismo y servicios. Por tanto, no tenemos una economía diversificada y con una pandemia de este tipo vamos a descender en PIB en unas cifras que no se han visto desde la Guerra Civil.

-A nivel geopolítico, sobre el papel de China y de EEUU, también se ha hablado mucho de si esta pandemia cambiaría algo. ¿Cómo lo ve?

-Yo creo que se han apaciguado algunas cosas. China lo ha resuelto rápidamente y ya está creciendo otra vez. Hemos visto también la maniobra de los Estados cuando no tienen un Banco Central como el europeo, que es prestamista de los Estados en los mercados secundarios. No es prestamista de primera. Vimos al Banco de Inglaterra emitir papel moneda como si fuera un churrería exactamente igual que EEUU. Mientras, nosotros nos tenemos que esperar a que haya, no solo un acuerdo entre los Jefes de Estado sino también del Banco Central y la propia Comisión Europea. Por tanto, creo que Europa ahora mismo está en el medio de toda la pugna geopolítica entre China y EEUU. No hay una política exterior propia que vele por los intereses europeos, hay esbozos de practicar política dura en los márgenes de la UE, pero la nueva política de Defensa supone el mismo lastre porque está supeditada la OTAN. China va ganando a EEUU cinco años en la carrera por el 5G y a Europa la tiene sobrepasada por 10 o 15 años.

Creo que Europa, y sobre todo nuestro país, debería jugar un papel de tener los aliados que nos convienen. Nos convendría llevarnos bien con nuestro principal suministrador de energía, que es Rusia. A España le vendría muy bien, en la nueva Ruta de la Seda, llegar a acuerdos para el corredor Mediterráneo tal y como ha hecho Italia. Nos beneficiaríamos, pero como estamos supeditados a lo que dice EEUU, no podemos hacer nada. Veo que la UE puede implosionar en breve. Están surgiendo partidos anti euro en Italia. En España, por lo que se dice en las encuestas, también se está empezando a detectar. Era el país más europeísta junto a Portugal y se está empezando a notar ya que hay un poco de frustración por la UE y que va a crecer porque va a haber una crisis que va a ser mucho más que la vivida en 2010.

-Una de las cosas por las que se ha diferenciado en sus opiniones, y que trata de forma extensa en el libro, es la concepción sobre el Ejército, la Defensa y la Seguridad. Dice que la izquierda se ha despreocupado mucho de estos temas. ¿Cómo se resume su punto de vista?

-Sí, la izquierda se desentendido, sobre todo desde los años 80. Es verdad que el PCE no era así. Hay que recordar a los capitanes Galán y García, que eran simpatizantes de la central anarcosindicalista e intentaron proclamar la República. Pero aquí se ha olvidado completamente y se ha dejado en manos de la ultraderecha. Yo he conocido muy bien lo que eran las Fuerzas Armadas, mi padre era oficial superior de la Armada, que era el sector más derechista y estaba dividido o mezclado, con unos oficiales o jefes superiores que son muchos de ellos de extrema derecha y por otro lado también fans totales de EEUU más que de su propio país. Además, con un complejo de inferioridad. No se ha abordado nunca la educación militar que se da en las academias. Es lo que forja ese espíritu que viene dado de un Ejército franquista. Y luego la izquierda vilipendiando continuamente al Ejército y las Fuerzas Armadas, pues evidentemente hace que se vaya al otro lado. Hay un libro muy interesante del ex-teniente Segura sobre el tema, El Ejército de Vox. Yo nunca entenderé que la izquierda, por ejemplo, no haya ido a ningún desfile militar o se haya acercado al Ejército para que vean que tienen otra perspectiva y que la izquierda puede contar con su Fuerzas Armadas y que en un Estado-nación soberano tenemos que tener unas Fuerzas Armadas, que deben ser democráticas y apegadas a la Constitución. Es decir, el poder político y el pueblo mandan sobre ella. Pero si lo abandonamos, lo va a tomar Vox y la extrema derecha.

-Ha mencionado Estado-nación y soberanía. Su concepción del Estado, de la nación y de la patria también es diferencial en la izquierda. De hecho dice que esta es una de las cosas que la izquierda no se atreve a debatir.

-Yo lo he vivido, desde los 13 o 14 años, en los movimientos sociales. Primero en los movimientos libertarios o autónomos, luego en la izquierda antiimperialista. Siempre hemos tenido problemas para nombrar España. Tomando el eufemismo que emplean los partidos independentistas, que usan Estado español. Curiosamente, es una definición que se inventó Franco cuando estaba en Burgos, donde la emisión que hacía de moneda y sellos ponía Estado español. Nosotros también venimos de una tradición diferente. Los propios Sin Dios (grupo musical de Couso) ya lo hacíamos como guiño recuperando grabaciones de la CNT que hablaban de España y la revolución española. Había gente que se enfadaba muchísimo. Yo tengo una concepción claramente federalista de nuestro país, de España. Tenemos una gran virtud, culturas diferentes, varios idiomas, 4 de ellos reconocidos oficialmente y otros muchos que deberían serlo. Soy federalista, vengo de la tradición no solo de la FAI sino de Saramago o de Anguita de que lo que estaría bien como contrapeso sería una República Confederal Ibérica. No soy independentista y me parece que la izquierda ha hecho muchas veces de tonto útil de movimientos independentistas que están controlados en su mayoría por partidos de derecha y con una práctica económica neoliberal. La izquierda es ahí más pequeña. Vemos como últimamente se ha abandonado la locura de la Declaración Unilateral de Independencia por parte de lo que surgió de la trama Pujol. Es verdad que a Bildu se le ven unas posturas diferentes. Pero yo no creo que ahora quepa ni un referéndum de autodeterminación viendo las cifras de los partidos independentistas. Decía Josep Fontana que la independencia solo se alcanza de dos maneras: o con el 80% de los votos o con una guerra. Afortunadamente ninguna de las dos cuestiones se cumplen.

-Contaba antes su decepción con la política de partidos. Fue un defensor de la confluencia entre Podemos e IU, también del papel de Alberto Garzón al principio. ¿Cómo ve ahora mismo la situación de la confluencia, de Unidas Podemos dentro del Gobierno?

-La decepción no es con todos los partidos. Creo que debe haber una fuerza política pero ahora mismo me siento huérfano. Aposté fuertemente por el liderazgo de Alberto Garzón en IU y ha sido una decepción total. No solo a nivel personal, que no es lo que me importa reseñar sino a nivel político. Lo que pasa es que lo personal también influye en lo político. Exactamente igual con Pablo Iglesias. Yo pensé que era un líder que proponía una salida nacional-popular y que podría ser un aglutinante. Pero ha sido una decepción total a todos los niveles. Creo que Podemos ha hecho el camino que hizo Felipe González desde Suresnes hasta el 82, ellos lo han hecho en tres años. Me ha parecido un horror que entren a gobernar en minoría con el PSOE. Más en IU, sabiendo lo que pasa cuando gobiernas con el PSOE, ya que vimos la experiencia andaluza. Advertía muchas veces Julio Anguita sobre eso. Lo que hay es ambición personal y claramente un ego para pillar cacho en los puestos. Lo digo así de claro. Si miras cómo se va descendiendo, cómo ha desaparecido en Galicia, el sitio donde nací yo…De 14 a 0. Yo entré en política viviendo en Villa de Vallecas y salí viviendo en el mismo sitio. No me fui a vivir a las urbanizaciones de los pijos pagando cerca de un millón de euros. Me parece que si hubieran creído en la izquierda y viendo los errores personales, estratégicos y tácticos, no te metes a gobernar en minoría. Con 5 millones y pico de votantes sí, pero ahora mismo no puedes modelar ninguna de las políticas, las va a marcar la mayoría del Consejo de Ministros que es socialista.

Hubiera sido mucho mejor no entrar en el Gobierno, como se hizo en Portugal por ejemplo. Aquí se consiguió elevar el Salario Mínimo desde fuera. Y se podría haber hecho oposición. Ahora mismo la oposición se ha convertido en un Casado que se ha hecho medio de extrema derecha y Vox que es quien está haciendo la oposición. Unidas Podemos quiere nadar y guardar la ropa y eso no se puede. Y además los límites se han visto claros. En cuanto nos aprieten desde el BCE va a haber muchas contradicciones. Creo, además, que como siga así, a pesar de que Tezanos quiere seguir apoyando esto, sacando en el CIS unas cifras increíbles, la debacle de la dirección de Pablo Iglesias va a ser continuada. UP me parece un proyecto unipersonal, además Garzón no pinta nada. Quien decide la política de UP se llaman Pablo Iglesias y Enrique Santiago.

-En su caso intentó volver a ser eurodiputado con una candidatura, Izquierda en Positivo. En el libro cuenta cómo fue el proceso y lo que pasó, con gente que iba a apoyar y no lo hizo. Me decía que está huérfano de espacio político. No sé si hay hueco para otra fuerza política de izquierdas…

-Yo no sé cómo se podría montar. Pero actualmente estoy en la abstención. En las dos últimas elecciones no he votado. Porque no encuentro a quién votar. IU nunca ha bajado casi de un millón de votos. De esos, medio millón se ha ido, una parte a la abstención y otra a votar al PSOE. Creo que sí haría falta. Pero lo primero es hacer un trabajo cultural, hablar de la UE, que no se habla aquí, de los límites de la unipolaridad que se cae y la emergencia de los países, de qué significa España en política exterior o Defensa, etc. Es decir, tener un programa y proyecto para nuestro país, dentro de Europa y fuera de ella. Creo que sí hace falta, lo que pasa es que no es una idea madura. No tenemos ni siquiera un referente político que pueda ser aglutinante, pero hay mucha gente dándole vueltas ya. No es que me haya vuelto al abstencionismo del anarquismo, que abandoné hace mucho tiempo, sino que me abstengo porque no tengo a quién votar. Eso es algo muy grave. A los que tienen ahora los chiringuitos les conviene ese mantra de “otra vez atomizar a la izquierda”. La izquierda en Venezuela estaba atomizada hasta que llegó Chávez que consiguió unirla.

(Tomado de Cuarto Poder)

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