IDIOMA ESPAÑOL

Más sobre las abreviaturas

Las abreviaturas, como se sabe, son la representación gráfica reducida de una palabra mediante la supresión de letras y se cierran con punto, lo que las diferencia de siglas y acrónimos. Las palabras pueden apocoparse (suprimir las letras finales: febr.) o sincoparse (suprimir las intermedias: admón.).

En el caso de ser unidades pluriverbales —compuestas por dos o más palabras— llevan punto en cada elemento abreviado y también deben respetar los espacios, por ejemplo, S. S. (Su Santidad), a. m. (antes del meridiano), d. n. e. (después de nuestra era), s. n. m. (sobre el nivel del mar) y tantas otras. Por supuesto, como ya he dicho otras veces, las de doctor en ciencia o máster en ciencia son Dr. C. y M. Sc., la primera españolizada por la Comisión de Grados Científicos cubana y la segunda procedente del latín scientia.

En ocasiones, pueden formarse con una barra (/): c/ (calle) o ent/ (entre).

También suelen aparecer con letras voladas delante de las cuales se escribe punto. Este recurso era muy común en otras épocas, cuando la comunicación epistolar era imprescindible por la ausencia de otros medios que con el paso del tiempo han ido surgiendo y en las cartas se empleaban múltiples abreviaturas. Tomemos como muestra la siguiente misiva escrita por José Martí al patriota puertorriqueño Ramón Emeterio Betances, en mayo de 1880:

 

“Una causa noble, q. es por tanto de V.—y la confianza q. á los q. se ocupan en cosas de A[mérica] inspira su carácter brioso y enérgico—me dan p.a dirigirme á V. el otro q. per­sonalm.te me falta.—Tenacidades y casualidades me han traído á dirigir interinamente los esfuerzos de los cubanos emigrados p.a auxiliar y llevar á fin n/ nueva guerra, en espíritu y objeto continuación de la 1.a—Excuse V. q. le sea—q. le será de seguro—mi nombre desconocido,—porque he cuidado más de hacerlo útil q. de hacerlo notable—y créame lícito es pensar q. la amorosa voluntad y fe ardiente q. me animan suplirán p.a ante V. la falta de valer de un nombre jóven.—

”Reunir á los q. nos aman, cualq.a q. sea la tierra donde residan, y rogarles q. nos ayuden, debía ser mi primer acto. Aprovechar las buenas voluntades p.a la organización rápida y compacta del ejército de auxiliadores q. debe ayudar al ejército de batalladores—mi 1.a labor.—”1

El texto tomado como ejemplo, nos permite apreciar, además de las abreviaturas establecidas —en este caso la V. (también Vd., U. o Ud., por usted)—, algunas más convencionales, como q. (que) o p.a (para) y otras menos, como per­sonalm.te (personalmente) y en general los adverbios terminados en -mente, o cualq.a (cualquiera). También podemos notar el empleo de la barra: n/ (nuestra).

La norma de emplear letras voladas precedidas por un punto no ha variado en la actualidad; aunque sí ha disminuido su uso, lo que quiere decir que se ha reducido el número de vocablos en que se utiliza. En los casos en que se mantiene, por ejemplo en la abreviatura de los números ordinales, hasta hoy, se escribe: 1.o, 1.a, 1.er, en todos los casos punto y letras voladas.  

En esta época, la vida se caracteriza por su ritmo vertiginoso. Para economizar tiempo y agilizar el mensaje se emplean abreviaturas, muchas establecidas en la lengua y otras no, como aquellas que resultan de los mensajes electrónicos. No es un pecado utilizar estos recursos, pero ajustémonos a las normas.

1 Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado: Papelería de José Martí. Los destaques son de la autora de este trabajo.

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María Luisa García Moreno
Profesora de Español e Historia, Licenciada en Lengua y Literatura hispánicas. Periodista, editora y escritora.

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