Arribamos a Hanoi luego de largas horas y tras un viaje organizado en tiempo récord. La ocasión merecía surcar el cielo, observar el marca millas y descontar, uno a uno sus múltiples números hasta quedar en cero. La delegación cubana, integrada por cinco colegas, respondió a la amable invitación que hiciera la Asociación de Periodistas de Vietnam (APV) para celebrar el centenario de la prensa revolucionaria del país asiático.
El 21 de junio de 1925 nacía el periódico La Juventud, con Ho Chi Minh como artífice y, con él, la prensa revolucionaria vietnamita comenzaba una nueva etapa llena de desafíos para acompañar el desarrollo de la nación.
Así conocimos, de primera mano, en el Museo de la Prensa, antesala de la reunión de cortesía que dio la bienvenida a las delegaciones internacionales participantes de los festejos; entre ellas, Cuba, China, Corea del Sur, Laos, Malasia y otros integrantes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.
Una hermandad a prueba del tiempo
La delegación cubana y representantes de la APV ratificaron sus lazos de hermandad y la voluntad de desarrollar proyectos comunes.
Le Quoc Minh, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam y máximo dirigente de la organización, manifestó su regocijo por acoger a profesionales de la isla en esta trascendental conmemoración.
En el encuentro se refirió a los vínculos históricos entre los dos países y agradeció especialmente a la Unión de Periodistas de Cuba, que lo reconoció recientemente con la Distinción Félix Elmusa, su máxima condecoración.
Asimismo, aludió los aportes de la prensa vietnamita para conquistar la independencia nacional en largos y cruentos años de lucha.
Quoc Minh puntualizó los desafíos que enfrentan los medios de información de su país en los contextos actuales, permeados por la influencia de las redes sociales y el impacto de la Inteligencia Artificial (IA).
Enfatizó que no se trata solo de tecnología, sino de lograr creatividad y estrategias de los líderes de las organizaciones mediáticas para conquistar la atención de los lectores y aseguró que es un propósito incrementar las audiencias.
Apuntó que actualmente muchas personas acuden a la IA y no a los medios, lo que constituye un reto para la prensa digital.
“Hay que ir de la mano con la tecnología para poder desarrollarnos cada vez más y diseñar productos dirigidos a los jóvenes”, añadió Quoc Minh.
Por su parte, Juan Carlos Ramírez Heras, vicepresidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), quien encabeza la delegación de la isla, agradeció especialmente la invitación y la cálida acogida. “Nos hemos sentido como en casa”, expresó.
Igualmente, se refirió al apoyo del pueblo vietnamita y, particularmente, de la APV, una aliada incondicional en el empeño de impulsar el perfeccionamiento del periodismo cubano.
En tanto, informó a sus colegas de la nación asiática sobre el avance del experimento para el cambio de los modelos de gestión de la prensa, proceso que se ha llevado a cabo en 16 medios y pretende extenderse a otros 46.
Ramírez Heras aseguró también que Cuba agradece al pueblo de Vietnam por su solidaridad a la lucha contra el criminal bloqueo que Estados Unidos impone a la isla y que afecta de manera directa el quehacer de la prensa.
Ambas delegaciones compartieron regalos. La UPEC entregó la obra El Maestro, de Arístides Hernández (ARES) como reconocimiento al trabajo de la Asociación durante todos estos años.
La representación cubana, integrada además por la doctora Ana Teresa Badía, miembro no profesional de la presidencia de la Upec; Taimí Fernández Pérez y Odalis Acosta Góngora, presidentas de la organización en las provincias de Guantánamo y Artemisa, respectivamente, y Yoleixy Pérez Molinet, editora del periódico Escambray, intercambió en la jornada con el resto de las delegaciones presentes en la conmemoración por los 100 años de la prensa revolucionaria vietnamita.
Más de 1 000 años rindiendo culto al conocimiento
El Templo de la Literatura, construido en 1070, es uno de los principales atractivos de nacionales y foráneos. Resume un sistema de moralidad y de ética para regular las tradiciones entre las familias y el Estado, con más de 1 000 años, dedicado a Confucio, reconocido filósofo chino cuya doctrina recibió el nombre de confucianismo.

Su arquitectura, típica de los templos de Vietnam, tiene una puerta de tres entradas; la del centro para los reyes y los laterales para los de menos rango; techo urbano y detallado, con dos dragones, en alusión a los animales sagrados del país, símbolo de poder y seguridad.
Cuenta con cinco patios y el último da paso a lo que fuera la primera universidad de Vietnam. Al entrar al centro, frente a la estatua de Confucio, tiene escalones que suben y otros que bajan, obligando el acceso al mismo en forma de reverencia. Hasta allí llegan estudiantes de diferentes enseñanzas para entregar ofrendas y hacer rituales que le faciliten su continuidad de estudios.
Un encuentro con Ho Chi Minh
El cuerpo embalsamado del líder de la revolución vietnamita, Ho Chi Minh, descansa en el mausoleo que lleva su nombre.
Es una vivienda sobre pilotes, con la sencillez de la que habitaba en las montañas: de madera, solo dos habitaciones, y en una de ellas, un jarrón sencillo con flores blancas de lirio, para recordar a la novia que tenía cuando marchó a la guerra y llevaba ese nombre.

El atractivo turístico cuenta una historia de lucha. Después de la liberación de los franceses, Ho Chi Minh vivió unos años en alguna de las habitaciones de servicio del Palacio Presidencial, donde se realizaban las labores y reuniones de gobierno.
El líder revolucionario murió con 79 años de edad, el 2 de septiembre de 1969, sin haber cumplido sus sueños de ver a Vietnam libre, pero con la convicción -lograda actualmente- de construir un país diez veces más hermoso.