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Aquí vive Mafalda

A unos pocos metros, en un banco de la esquina con Defensa, la pequeña curiosa e irreverente espera junto a Susanita y Manolito a quienes acuden a visitarla, de diferentes edades y orígenes.

A ese lugar, parte del conocido como Paseo de la Historieta, llegan a diario cientos de personas y en las filas para tomarse una foto o comprar llaveros, camisetas y reproducciones, se escuchan diálogos en inglés, portugués, variantes distintas del español y otros idiomas.

La popular escultura, del artista Pablo Irrgang, fue colocada allí en 2009, al igual que una lámina que señala el edificio donde vivió Joaquín Salvador Lavado (Quino), su creador, donde nació Mafalda en 1964.

Ubicados a unos 800 metros de la Plaza de Mayo, estos no son los únicos homenajes al reconocido humorista gráfico y su más preciada creación.

En Mendoza, tierra natal de Quino, se encuentra la mayor escultura de Mafalda registrada hasta el momento: está situada en la localidad de San Martín, mide tres metros de altura y fue realizada por Juan Valdivia.

En ella, la niña de pelo negro que odia la sopa —o el militarismo y la imposición política— está sentada sobre los libros Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano; Rayuela, de Julio Cortázar; y Martín Fierro, de José Hernández.

Por otra parte, la localidad cordobesa de Laguna Larga posee la estatua más pesada (una tonelada), hecha por Marcelo Cuello; y el parque temático La República de los Niños, en la provincia de Buenos Aires, guarda otra de gran atractivo.

En esta capital, fue inaugurada en 1994 la plaza Mafalda en el barrio de Colegiales y en 2008 fue creado el mural El mundo según Mafalda en el pasillo de combinación entre las estaciones Perú de la Línea A y Catedral de la Línea D del metro.

Los mencionados son solo algunos de los muchos gestos para recordar al personaje y su autor, quienes supieron salir de las fronteras argentinas y llegar a numerosos rincones de Latinoamérica y el mundo.

Pero Mafalda es mucho más que la protagonista de una tira gráfica, un atractivo turístico o una obra declarada Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires.

Como aseguró el filósofo y escritor italiano Umberto Eco, ella es una heroína de nuestro tiempo que debe ser tratada con el respeto que merece un personaje real.

Un hito cultural

Mafalda apareció por primera vez el 29 de septiembre de 1964 en el semanario Primera Plana y el 25 de julio de 1973 ella y sus amigos se despidieron formalmente de sus lectores de Siete Días.

Según explicó Quino, la idea de su creación surgió a partir de una solicitud de una agencia de publicidad.

Me la encargaron para una línea que iba a sacar la empresa Siam con el título Mansfield. Por eso busqué nombres que se le parecieran. La campaña no se hizo y me quedé con 12 tiras que tenía, señaló al referirse a los orígenes de lo que después se convertiría en su publicación más conocida.

Para el destacado historietista, «Mafalda es una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y los malos en este mundo».

Su discurso honesto, perspicaz, incómodo y necesario causó tal impacto que fue traducido a cerca de una treintena de idiomas e incluso existen versiones en guaraní y en braille.

Además, el cineasta cubano Juan Padrón (1947-2020) dirigió una serie de dibujos animados sobre ella.

En conversación con Prensa Latina, el sobrino de Quino y su modelo para el personaje de Guille (hermano de Mafalda), Guillermo Lavado, resaltó la relevancia de la obra de su tío, la cual consideró «una fuente de inspiración a la apertura mental y un nutriente muy necesario para todos, sin distinción de edades».

Él influyó, quizás como ningún otro autor, en la sociedad argentina. No solamente con Mafalda, que es un hito cultural, sino con toda su creación gráfica anterior y posterior, con casi dos mil páginas maravillosas, de una profundidad y actualidad que lo transformaron en un clásico, afirmó.

Para mí, haber inspirado a Guille es una sensación muy bella, pero a la vez, me genera gran nostalgia por su ausencia. Nos quisimos mucho y, además de lo que representa su figura, siento un profundo cariño por ese ser humano, apuntó.

El flautista de profesión asegura que ambos mantuvieron una relación muy cercana que tuvo varias etapas.

Durante mi niñez, hubo mucho afecto y comunicación; en la adolescencia, complicidad y ayuda; y en la vida adulta no solo recibí un gran apoyo emocional y vocacional, sino que, junto a su esposa Alicia Colombo, fue una fuente de nutrientes de cultura cinéfila y crítica política, explicó.

Viví con ellos unos meses cuando comenzaron a visitar la Argentina democrática de 1983 y nos vimos frecuentemente cuando ellos estaban en Milán (Italia) y yo en Basilea (Suiza), indicó.

De Quino admira «sus muchas virtudes, su enorme capacidad de comprender las emociones humanas y su obsesiva dedicación a su oficio».

«Era un trabajador incansable. Su honestidad y respeto por los lectores debería ser un ejemplo para todos sus colegas», señaló.

Además, resaltó «su eterna juventud, que en nada tiene que ver con la edad; su antimachismo y su temprano pensamiento feminista; su lúcida crítica hacia rebotes negativos como la gerontofobia; su actitud abierta, pero a la vez autocrítica; y su humildad y sencillez pues no se creía especial, sino un orfebre».

Guillermo considera que cada uno de sus personajes tiene mucho del carácter de su tío.

Felipe está inspirado en el periodista Jorge Timossi desde lo físico, pero es un calco de ese tímido niño grande que fue Quino. Todos tienen su impronta, aseguró.

Para él, el mejor modo de recordarlo es continuar leyéndolo y adaptar su obra a nuevos formatos y plataformas para que las nuevas generaciones la conozcan.

Un personaje de carne y hueso

De acuerdo con Humberto Eco, «en Mafalda se reflejan las tendencias de una juventud inquieta, que asume el aspecto paradójico de una oposición infantil, de un eccema psicológico de reacción a los medios de comunicación, de una urticaria moral producida por la lógica de los bloques, de un asma intelectual originado por hongos atómicos».

Si al tratar de definirla se usa el adjetivo «contestataria», no es por uniformarse a la moda del anticonformismo a toda costa: es de verdad una heroína iracunda que rechaza al mundo tal cual es, añade.

Según el pensador, la pequeña, su familia y amigos, son testimonio de un momento social y un país lleno de contrastes.

Mafalda vive en un continuo diálogo con el mundo adulto, al cual no estima, no respeta, hostiliza, humilla y rechaza, reivindicando su derecho a seguir siendo una niña que no quiere hacerse cargo de un universo adulterado por los padres. (…) Con toda probabilidad, habrá leído al Che (Ernesto Guevara), apunta.

Tras una vida dedicada a la creación, Quino falleció el 30 de septiembre de 2020, un día después de cumplirse 56 años de la primera publicación de su obra más emblemática.

Pese a su ausencia física, su nombre y Mafalda recorren todavía las calles de Argentina.

Recientemente fue presentada la exposición Querido Quino. Correspondencia entre el dibujante y sus lectores, la cual demuestra la estrecha relación sostenida entre ellos.

Las cartas seleccionadas para la muestra forman parte de una colección donada por Lavado al Centro de Historieta y Humor Gráfico Argentinos de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.

Las misivas fueron recibidas a lo largo de los años en las editoriales Jorge Álvarez y De la Flor o mediante plataformas digitales y en ellas aparecen elogios, opiniones, señalamientos, pedidos, invitaciones a bodas, experiencias personales y deseos de numerosas personas.

También van acompañadas de fotos, relatos y dibujos realizados por los remitentes, muchos de los cuales escriben a Mafalda, Manolito y Libertad, entre otros personajes.

 

«Querida Mafalda: me di cuenta que cada cosa que leía era realidad pues siempre me pasaba. Mamá dice que soy muy parecida a ti. Me gustaría conocerte. Mi sueño sería tener tantos amigos como tú», escribió en 1984 una niña de diez años.

 

Perdóname, pero con la emoción olvidé identificarme. Me llampo Eva Lorena Pierro, conocida como Lole. Vivo en Mendoza, tu tierra natal. Escribo poesías sobre ella y el otoño, los duendes, etcétera. Por favor, contéstame, ya tuve desengaños con personas famosas, añade.

 

Por su parte, Graciela Aráu cuenta en 1997 que Quino la ayudó a superar difíciles horas de encierro en la cárcel.

A su vez, los hermanos Gregorio, Florencia, Mariana y Andrés aseguran en una carta de 2014 que «Mafalda está hecha de trazos, de líneas que no terminan en un papel, sino que siguen hasta entrar en la piel, pasar por la razón y quedarse en el corazón».

Esta niña que tanto nos hizo reír, nos enseñó a pensar y reflexionar. Nos presentó a Libertad, que, aunque la supiéramos pequeñita, estaba ahí. Quino nunca entró físicamente en nuestra casa; sin embargo, siempre estuvo, añade el texto.

A ellos y muchos otros lectores, el autor respondió, agradeció y dio consejos sobre los más variados temas y preocupaciones.

En una oportunidad, aseguró que le llamaba la atención que las personas pensaran a Mafalda como un personaje de carne y hueso y no se la imaginaran siempre con la misma edad, sino creciendo con el pasar de los años.

Quizás porque se ha hecho carne en sus lectores — comenta Guillermo—. La tenemos como una hermana que nos representa y se humaniza.

Tomado de PL

 

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