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Cuento, luego existo: las lecciones de Eduardo Heras León

La idea se gestó en la primera década de este siglo, en tiempo relámpago, como casi todas las cosas que salían de la enorme capacidad de soñar de Fidel. Tuvo su inspiración primera en aquella experiencia extraordinaria que inauguró la Universidad Para Todos: un Curso de Técnicas narrativas por televisión. Impartido en octubre del año 2000 por Eduardo Heras León, Francisco López Sacha y Amir Valle, tres narradores de reconocido prestigio en el país, el curso saltó de las pantallas de los televisores, a las aulas de nuestro Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

Así, el Taller de Técnicas Narrativas se instaló por derecho propio desde 2009 en la programación docente anual, aunque de la mano de solo dos de los protagonistas de su primera experiencia pública: Heras León y López Sacha.

Hurgando en viejas convocatorias, un sentimiento se repite a lo largo de casi 15 años en la esencia de esos cursos: la búsqueda de que “el periodismo nos revele cada vez más alma, corazón y vida de las gentes que cotidianamente protagonizan las noticias”, como asegura el texto que anunció la edición de 2011.

Hoy el Instituto anda triste. Se ha ido el profe que nos trajo a la cotidianidad el “dinosaurio” de Augusto Monterroso y nos enseñó que para hacer buen periodismo también hace falta saber literatura. Por suerte, nos quedan sus letras, los aprendizajes de quienes fueron sus alumnos y la certeza, por tanto, de que se queda con nosotros.

A modo de homenaje les compartimos fragmentos de una entrevista que concediera en mayo de 2014, a propósito de una de las ediciones del curso de Técnicas Narrativas del IIPJM, a una de sus estudiantes, la periodista Maritza Rodríguez Cárdenas y que fue publicada en nuestro blog.

Maritza Rodríguez Cárdenas (MRC): ¿Es posible estudiar la evolución de la narrativa a través de la evolución de las técnicas de narrar?

Eduardo Heras León (EHL): Creo que sí. Tradicionalmente se estudia la evolución de la literatura narrativa por períodos históricos, por corrientes literarias, por géneros. Después de estudiar la evolución de la literatura universal, en particular la evolución de la narrativa, desde un enfoque técnico, llegué a la conclusión de que es posible abordar ese tema, desde un ángulo nuevo, es decir, a través de cómo fueron evolucionando las técnicas, cómo se fue creando y enriqueciendo ese arsenal técnico a disposición del escritor que, como explico en mis clases, surge de un verdadero acto de fe y termina en un acto de libertad. Creo que estudiar así la evolución de la narrativa nos permite penetrar en el laboratorio creador de los escritores y nos ofrece una nueva dimensión de la lectura, doblemente enriquecedora.

MRC: ¿Las técnicas que se emplean en la narrativa de ficción pueden aplicarse al periodismo?

EHL: Esto tiene mucho que ver con la concepción que se tenga del periodismo. Para mí (y en esto coincido con García Márquez, con Eduardo Galeano, con Norman Mailer y muchos otros grandes escritores), no hay diferencia entre el periodismo y la literatura (claro, me refiero no al periodismo de gacetilla, al periodismo diario noticioso, sino a géneros como el reportaje y la crónica). El hecho de que el periodismo se ocupe del acontecimiento real y la narrativa de ficción sea producto de la imaginación del escritor (por supuesto, con asideros en lo real), no significa que no puedan emplearse las mismas técnicas tanto en el periodismo como en la narrativa. Así lo han demostrado numerosos escritores o periodistas. ¿Qué es el llamado “Nuevo periodismo” que a partir de la década del 60 del siglo pasado comenzó a dominar el periodismo norteamericano? Ese periodismo es pura literatura: un reportaje de Tom Wolfe, o de los fundadores de ese periodismo, se leía como un cuento, como literatura y hubo, por supuesto, numerosos (y valiosos) antecedentes, como Hemingway: esa pequeña obra maestra que es la crónica “El anciano del puente”, por ejemplo, se lee como una pieza narrativa, es también un cuento.

MRC: Desde su visión como miembro de la UNEAC, ¿cómo se combinan la literatura y el periodismo para elevar la cultura del pueblo en sentido general?

EHL: Tanto la literatura como el periodismo son medios de conocimiento, profesiones cuyo fin último es la búsqueda de la verdad, sólo que lo hacen con diferentes herramientas: el periodismo trabaja con la realidad, llamémosla real, y la literatura con la realidad ficticia, con otra realidad. Muchas veces, cuando el periodismo no asume el papel que le corresponde en la sociedad, es decir, cuando deja de abordar temas de la realidad que deben ser abordados con sus herramientas, la literatura tiene que ocupar ese espacio y sustituir al periodismo en ese papel: los resultados muchas veces han sido polémicos, otras veces lamentables y han dado origen a incomprensiones y a períodos difíciles de nuestra historia cultural. ¿Qué quiero decir con esto? Que, si tanto el periodismo como la literatura asumen el papel que les corresponde en el entramado social y lo cumplen creadoramente, estaremos en condiciones de colaborar decisivamente en la elevación de la cultura del pueblo.

MRC: El Congreso de la UNEAC estuvo presidido por el lema “La cultura es lo primero que hay que salvar”, abogando por la necesidad de hacer un periodismo más crítico y más dinámico, salvaguardando nuestro patrimonio cultural. ¿Cree usted que las acciones que se realizan se corresponden con esta necesidad?

EHL: Me parece que no digo nada nuevo al afirmar que todos estamos inconformes con nuestro periodismo, todos queremos que sea más crítico, más profundo, más analítico y, sin embargo, no lo hemos logrado. ¿La causa? Tiene que haber un cambio de mentalidad, de política informativa. Cuando los que determinan esa política informativa, se convenzan de que la crítica de lo mal hecho, la crítica de nuestras deficiencias, de nuestros errores, en lugar de perjudicar la Revolución, la benefician, entonces tal vez pueda hacerse ese periodismo al que aspiramos todos. Mientras tanto, seguiremos en el estancamiento, y la prensa que queremos brillará por su ausencia. No basta con pequeños cambios y acciones que sólo conducen a un círculo vicioso del que no podremos salir. Los cambios tienen que ser radicales, lo que quiere decir que tienen que llegar hasta la raíz.

MRC: ¿Cuál ha sido la duración del taller? ¿Cómo se ha comportado?

EHL: No es primera vez que impartimos este taller aquí. Lo hemos impartido Francisco López Sacha y yo en varias oportunidades, con una duración variable: lo hemos hecho en diez días, en 8 y en 6 días, como en esta ocasión. En este caso, su poca duración nos obliga a sintetizar los temas que impartimos, lo que nos hace duplicar el esfuerzo que realizamos para seguir cumpliendo sus objetivos. Creo que se ha comportado muy bien, sobre todo porque los periodistas que asisten al taller están absolutamente convencidos de la necesidad de aprender las técnicas narrativas para mejorar su labor diaria.

MRC: ¿Cómo pudiéramos valorar la participación y el interés de los que acuden a este taller?

EHL: Creo que nadie mejor que los propios alumnos para valorar su participación e interés, que en general me ha parecido estupenda. Ya se sabe: el verdadero maestro sabe captar cómo llega el conocimiento a los alumnos y si estos lo asimilan. Ellos envían señales de ese interés que yo recibo y con las que me alimento. Y esa comunicación, en este taller, siento que ha sido total. Ese es el mejor premio para mí. (Tomado del Instituto Internacional de Periodismo José Martí).

Eduardo Heras León falleció en la noche del 12 de abril de 2023.

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

One thought on “Cuento, luego existo: las lecciones de Eduardo Heras León

  1. Eduardo falleció en la noche del 12 DE ABRIL, no en la madrugada del jueves 13 como salió en la nota del MINCULT. Les ruego que rectifiquen este grave error. Ivonne Galeano, esposa de Eduardo

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